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Perder la desgracia. Sobre “El otro protagonista de la noche” de Enrique López Llamas

Reseña

Perder la desgracia. Sobre “El otro protagonista de la noche” de Enrique López Llamas

por Andrés Ardila

En LLANO

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Tiempo de lectura

7 min

Y es verdad soy un payaso
Pero, ¿qué le voy a hacer?
Uno no es lo que quiere
Sino lo que puede ser

José José

En la galería LLANO se recorre la sala como en círculo. Pinturas y esculturas recubren las paredes, muchas son de pequeños cigarrillos y libros que acompañan el trayecto. En medio, la escultura de un hombre dando el culo al aire mientras tiene un narciso metido. Se escucha música dando vueltas con versiones instrumentales de canciones variadas. La escultura nada en el concreto y parece estarse hundiendo o transformando en flor. De nuevo el lago, pero esta vez no hay reflejo.

Al fondo está el video que contiene escenas, momentos y sketches de un teatro de revista donde el protagonista se cae, se golpea, se produce el vómito, se ahoga o se devuelve en sus acciones. Algunas son rebobinadas por el gusto de ver cómo algo deja de ser destruido. Todo va y viene, se tira y se levanta.

Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, vista de exposición, LLANO. Cortesía del artista y LLANO. Foto: Rubén Garay
Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, vista de exposición, LLANO. Cortesía del artista y LLANO. Foto: Rubén Garay

En medio de espacios coloridos u oscuros vemos el flujo de escenas que compone este teatro del fracaso en tono compilación de YouTube, MTV hits o Jackass. Si se soporta lo suficiente, podemos contarlas: son dieciséis, cada una tiene un nombre. Se empieza y se termina en un bucle de momentos, en un flujo que se siente como un círculo, quizás el del ano que encierra al mundo.

En todas, el otro protagonista, ensaya y pierde. Pierde la solemnidad de la tragedia masculina. Pierde la ilusión del melorrealismo biográfico. Ensaya la adultez como en un coming of age tardío y descubre su potencia erótica. ¿Qué hacemos con este teatro de la caída, del slapstick dosmilero, de la nostalgia millenial? ¿Qué hacemos luego de caernos? Contar la desgracia a las amigas y aceptar la vergüenza.

“Darkness is finding a way to laugh about being on fire”

Escrito en una escultura falsificación de libreta del proceso artístico de Enrique López Llamas.

Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, vista de exposición, LLANO. Cortesía del artista y LLANO. Foto: Rubén Garay
Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, vista de exposición, LLANO. Cortesía del artista y LLANO. Foto: Rubén Garay

En el video todo escenario parece falso, algunos colores indican su extremo cuidado high definition. Evita el desorden, más bien estructura el mundo como en el fragmento Scape.g.o.a.t. donde una figura rebobinada organiza una pila de medias negras y blancas. En el video todo pasa para la sorpresa —como en el cine de atracciones[1]— y aquellas piezas de pintura o escultura en la sala se van revelando como escenografías, referencias o utilería.

La circularidad o repetición parece hacer responder a un fragmento frente a otros, como en Thrist: un chorro de líquido rojo cae en el protagonista quien se viste de vampiro. O en Red, la más intensa de las escenas, donde se autoproduce un vomito rojo, rojísimo, que combina con el fondo. Todo va y viene en círculo como teatro de revista, circo y feria.

¿Qué es lo que da risa del fracaso de los demás? Observar su noche, sus vicios o su rigidez. “… El arte del poeta cómico es hacernos conocer tan bien ese vicio, introducirnos a tal punto de su intimidad, que acabemos vislumbrando algunos hilos de su marioneta”[2]. La rigidez del otro protagonista parece la del cálculo perfecto. El trabajo de la risa en esta época responde a la subjetivación moderna donde más que cuerpos parecemos máquinas de reproducción, secuencias de imágenes, máquinas que producen máquinas tristes.

En nuestro mundo es imposible ser transparente, toda identidad se encuentra mediada por el diseño digital de uno mismo como obra de arte[3]. Así, la curaduría, realizada por Gaby Cepeda, se esfuerza por dar cuenta de esta pose. Darle un orden a la complacencia y la vergüenza, al juicio por la autenticidad hiperbólica, a querer siempre estar perfectos ante los ojos externos, a sentir y vivir las cosas más hermosas, a ser siempre bueno, bondadoso, útil. Explorar un uso público de este ojo hipercrítico que define nuestra práctica contemporánea.

Aquella risa requiere público. El payaso no se puede reír de sí mismo. Busca una mirada externa que permita expresar su vicio como personaje maquinal elástico; como ente contranatura en tensión. El personaje cómico se sabe usado por otros. Proyecta con su imagen un tipo de agencia al público y ese es su poder.

“It is not a phase mom”

Tatuaje-escritura sobre una escultura de brazo que simula el juego del círculo con un guante empedrado.

Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, vista de exposición, LLANO. Cortesía del artista y LLANO. Foto: Rubén Garay
Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, vista de exposición, LLANO. Cortesía del artista y LLANO. Foto: Rubén Garay

El fracaso de los demás no sólo da risa, da morbo. Uno juega a la máscara de la lástima, la culpa o la empatía, pero en verdad algo de interés por la miseria ajena desentraña esta avalancha de afectos. Un buen amigo, una curadora amiga, es quien permite la risa en torno a este dolor incesante para descubrir sus potencias, resignificar sus ideales y hacer del cuerpo un flujo. Me contaron que el proceso de la exposición fue resultado de un diálogo creativo de meses entre Enrique y Gaby: pimponeo curatorial amistoso convertido en excusa laboral. ¿Cómo potenciar un arte del diálogo, de la juerga, del delirio, de la patada, de la caída, sin caer nosotros mismos en la miseria? Uno ríe y se ríe de sí mismo en estilo dandi fracasado, ¿o esto ya es muy millenial?

Perder y caer, y caer y perder, y escribir (ojalá aún más) con caca[4]. Este video performance convertido en teatro popular es también la posibilidad de ver junto a otros. En medio de la sala, varios espectadores se concentran para observar el video, entran y se alejan de él, se queda y observan. Enrique me dijo que le gustaba ver la nuca de la gente, ¿cuál es la alegría que surge cuándo los demás ven en la pantalla el fracaso del sí mismo?

Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, fotograma. Cortesía del artista
Enrique López Llamas, El otro protagonista de la noche, fotograma. Cortesía del artista

Si esta práctica digital retromaníaca es tan efectiva y afectiva, ¿cómo hackear a la sensibilidad algorítmica que la captura? ¿Hacia dónde vamos luego de caer? ¿Quién puede caer y levantarse? ¿Como dejamos de fumar[5]? El otro protagonista de la noche me recordó este otro poema de la noche:

Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
finge tan completamente
que hasta finge que es dolor

el dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
sienten, en el dolor leído,
no los dos que el poeta vive
sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
distrayendo a la razón,
ese tren sin real destino
que se llama corazón.

Fernando Pessoa

Andrés Ardila

[1] “El cine de atracciones solicita directamente la atención del espectador, incitando la curiosidad visual y proporcionando placer a través de un espectáculo emocionante: un acontecimiento único, ficticio o documental, que presenta interés por sí mismo.” Tom Guning. "The cinema of attraction[s]: Early film, its spectator and the avant-garde." Theater and Film: A Comparative Anthology 39. 1986.

[2] Henri Bergson. La risa. Lectorum. 2019.

[3] Boris Groys. Devenir obra de arte. Caja Negra Ediciones. 2023

[4] “no sirvió a creencia o ideal alguna, no escribió con sangre, sino con caca” cita y critica a Octavio Paz el escritor Luis Felipe Fabre en su ensayo sobre Salvador Novo. Escribir con caca. Editorial Sexto Piso. 2017

[5] Recordando la bella canción de Nicolas y los fumadores https://youtu.be/UQpVDMU_yj8?si=K-ueS-yOPydGi6MR

Publicado el 1 marzo 2025