Reclamando el por-venir: Felipe Baeza en kurimanzutto

Hay una serie de miradas sostenidas en una temporalidad ambigua que no acata linealidad alguna. Audre, Octavia, Marsha, James, Ana, Belkis, Sylvia W., Sylvia R., Laura y José están presentes en el primer solo show de Felipe Baeza en kurimanzutto como un conjunto dispuesto a discutir y argumentar contra el presente y sus condiciones determinadas. La muestra, principalmente compuesta por una serie de collages de pequeño y gran formato, incluye títulos que describen este tiempo-espacio: A form that never settles II (Una forma que nunca se asienta II), A self that is not quite here but always in process (Un ser que no está del todo aquí pero que siempre está en proceso), A través del umbral, entre otros. En la hoja de sala, Isis Yépes describe estas presencias como entes “con un bagaje heredado que nos permite seguir reclamando (...) un por-venir”. La mirada es a la vez su fortaleza y su terreno en disputa.

Ahora, para navegar la complejidad de esta contienda, hay que entender que estamos bordeando genealogías múltiples que Baeza trenza con la misma meticulosidad con la que realiza sus collages. Le pregunto sobre la potencia de la serie Sonder, específicamente al juntar personajes importantes de los movimientos sociales y culturales. Responde que la serie es un espacio en constante movimiento:

“Reúne presencias que, aunque ya no están físicamente, siguen transformando el presente a través de su obra, pensamiento y acción. Son figuras que han impactado profundamente mi práctica y me han mostrado otras formas de vivir, crear y resistir. Más que una lista cerrada de nombres, Sonder es una conversación viva que crece con las voces de quienes abrieron caminos para imaginar otros modos de estar en el mundo. Esta expansión busca tender puentes entre lo visible y lo oculto, entre generaciones, geografías y formas de vida. Para mí se ha convertido en una manera de activar la memoria desde el presente, permitiendo que estas presencias nos sigan acompañando y mostrando otras formas de habitar el mundo, incluso desde sus ausencias”.

Entre la lista de artistas, pensadores y activistas presentes se encuentra José Esteban Muñoz, teórico cubano y detonante medular de la muestra. De su libro Cruising Utopia: The Then and There of Queer Futurity (Utopía queer: El entonces y el allí de la futuridad antinormativa, 2009) surge el título de la exposición y las coordenadas indeterminadas desde donde se mueven los seres que la habitan. Su autonomía y deseo prosperan desde esa imprecisión, lejos de “un ahora y un aquí” que quizás han sido expropiados de su fertilidad. ¿Será que escapamos hacia la brumosa atmósfera de papel entintado y raspado?

La tentadora plasticidad que ambienta la obra de Baeza responde a lo que presenciamos en tiempo real: la proliferación en distintas latitudes de un fascismo cínico y voraz que no descansa. Desde el trumpismo en Estados Unidos desmantelando la infraestructura de derechos humanos, el proyecto de renegociación del Tratado de Waitangi de 1840 que busca desproteger al pueblo Maorí en Nueva Zelanda o las más de 54,000 personas palestinas asesinadas por el estado de Israel desde octubre del 2023, el presente podría leerse como un tiempo condenado. Perder los avances significativos de los movimientos sociales del último siglo es un miedo continuo que se reafirma con cada ejemplo que se suma a la lista. Pareciera que la fuga es la estrategía ideal, sin embargo, hay algo que se mueve entre líneas.

En el texto curatorial de la muestra, Yépes percibe las entidades de Baeza como “corporalidades que no encajan en los encuadres del mundo existente, que se liberan de la forma” y las describe como “inacabados, fugitivos, migrantes, sin pertenencia a ningún sitio”. Esta condición errante les permite cruzar fronteras de todo tipo, pero intuyo que también hay raíces afianzadas que no se ven a simple vista. Baeza cuenta —en una entrevista digital en kurimanzutto— que entiende estos seres-fragmentos habitando “como quien reconstruye desde la ruptura”. Si la ruptura es la pérdida que encaramos ante esta nueva ola de fascismo, ¿qué significa la reconstrucción?

Recorriendo la laberíntica distribución de obras, llego nuevamente a la serie de Sonder y me encuentro con la multiplicidad de miradas que me siguen con firmeza. La bruma que les rodea no parece afectar la nitidez y contundencia de esos ojos. Voy comprendiendo la profunda y radical capacidad que tienen de retar el status quo. Más que una representación, Sonder es una invocación. “No se trata de copiar lo que fue, sino de activar lo que sigue vivo en ello”, dice el artista.

Ese llamamiento mágico se desborda en toda la exposición a través del uso iconográfico: los primeros cuerpos transitan de un estado a otro, fusionándose con lo vegetal, animal y mineral, deviniendo en prosperidad. Su energía excede lo visible y sus condiciones no están determinadas. Lo mismo sucede con las disidencias y resistencias de nuestro ahora y nuestra multiplicidad de aquís. En una reciente entrevista de Democracy Now sobre el genocidio en Gaza y la administración de Trump, la activista y pensadora estadounidense Angela Davis constató: “lo que está sucediendo en este momento no dicta lo que estará sucediendo mañana [...] estoy determinada a creer que, al final, seremos nosotres quienes tendremos capacidad de determinar la dirección de la historia”*.

Me despido de las obras con una última pregunta. ¿Por qué el morado de los muros? Julia Villaseñor, parte del equipo de kurimanzutto, me responde que se eligió ese color apelando al momento de transición entre noche y día, oscuridad y luz. Si este es un momento de transición y ruptura, ¿qué podemos aprender de los seres de Baeza para transitar hacia la prosperidad y no a la escasez? ¿Qué de ese entonces y ese allí podemos tomar para seguir reclamando el por-venir?

— esteban silva

*“Palestine Is Really the Center of the World”: Angela Davis on Gaza, Black-Jewish Solidarity & Trump en http://youtube.com/watch?v=kOwjB7uTLr0&ab_channel=DemocracyNow%21.