Las posibilidades de lo enfermo. Lucía Vidales

O es un cuento, o es un chisme:

embrollo,

maraññña,

lío.

Una historia bosqueja ______________ lo que es digno de memoria.

Ordena el c a o s: juega a dibujarlo.

Lucía Vidales me dice que el enredo, la hist[e]ria, su historia, brota de piernas mutiladas, de cuáles son las posibilidades de lo enfermo, de los hoyos, de las sombras. Lucía busca la sombra en nuestra videollamada. Demasiada luz a sus once de la mañana en Monterrey, cierra las cortinas para que las lenguas de sol no le quemen en blancos los colores de sus lienzos. Ella empieza su día; yo, mi noche. Estoy en la sala de un departamento en Berlín, en mi tercera copa de vino rosado, alejada lo más posible de mis amigos en la cocina donde aprenden, enrollados en telas coloridas, bailes tradicionales turcos en el preludio de la ebriedad.

Lucía me dice que hace calor, mucho calor, que está trabajando en gran formato y le gusta. Medio borrosos por la mala conexión, veo dos de sus cuadros en la visita virtual. Qué ganas de estarme tomando esta copa allá y observar con calma los fluidos mates, transparentes, sedosos, opacos, que forman miembros de un cuerpo o de varios. Me habla del Museo del Prado, de pinturas religiosas que la inspiran. No por la doctrina, sino por lo que cuentan, por las infinitas versiones de un mismo verso bíblico. O milagroso. Como el de San Cosme y San Damián. Gemelos que sobrevivieron cuando los quisieron carbonizar. Les tuvieron que cortar la cabeza. Mártires, con los cráneos cosidos a los cuerpos del alma, bajaron del Cielo a la Tierra, atraídos por los rezos del diácono Justiniano. Los gemelos, mientras Justiniano dormía, le cortaron la pierna enferma y le pusieron otra. La nueva extremidad la eligieron de un negro, esclavo, musculoso, recién fallecido. Lucía pasó dos años en el estudio y experimentación de este milagro. No es la primera. Durante siglos, han pintado y esculpido la escena, a veces con el esclavo vivo, o a veces sin él, ¿quién está en vertical?, ¿quién en horizontal?, o con los mártires presentes, con colores sobrios o no. El contraste presente entre lo negro y lo blanco, y en los colores loquísimos de la pierna enferma. ¿En cuántas tonalidades y estilos han revivido la misma historia?, ¿sigue siendo la misma? A Lucía lo que le gusta son las capas que llevan a un malentendido, culpar o agradecer a los artistas por dejar falsos documentos de la Historia con la H mayúscula, la que trata de dejar la verdad desde la perspectiva ¿neutral?

No busco una postura moral, me dice Lucía cuando me cambia el tema a la Malinche y al rol que instauró entre dos mundos. La Malinche como una de las traductoras más famosas de la HHHistoria. Y la Pintura, ¿es una traducción?, ¿qué ganamos y qué perdemos con ella?, ¿qué tanto la necesitamos para entender la Historia a través de microhistorias plasmadas en lienzos?

Al final no importa, no es tan descriptivo, me dice Lucía. Son cosas que están en mi mente cuando pinto.

Y al final, ¿qué es lo que importa?

Entender la naturaleza como un flujo entre objetos y partes del cuerpo. O la pintura como un falso documento, como un conjunto de entes vivos que influyen en el cambio de la perspectiva de la Historia.

— Fernanda Ballesteros

Lucía Vidales es profesora en el programa de Artes de la UDEM.

Actualmente y hasta el 13 de julio, Lucía Vidales está exponiendo en Manoteta en la galería Peana, San Pedro Garza García, Nuevo León.