Ensayo
por César Esparragoza
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Se trata de un estado transitorio de los cuerpos acuosos; la sublimación nos indica el paso de un sólido a un gas (o al revés). Como cuando el hielo seco comienza a evaporarse al entrar en contacto con el agua. En algunos casos, para llegar a la sublimación y posibilitar la gasificación, es necesario un intermediario (B) entre el cuerpo (A) y el ambiente (C). Dado que me es imposible sobrevivir a temperaturas tan extremas para investigar cómo sería vivir sublimadxs, busco —envidioso— formas de vida que logran distenderse sin más.
Por ejemplo, las colonias de SCOBY, resultado de la simbiosis de bacterias y levadura en agua. Se trata de una biopelícula que se asemeja a un cuero gelatinoso. Cuando la SCOBY se daña y sufre algún corte, es cuestión de tiempo y cuidados para que una nueva capa se forme sobre la anterior y logre reunir los fragmentos que se han ido desprendiendo. Así, aunque a la vista parezca una masa unificada, se trata más bien del resultado de cantidades innumerables de bacterias dispersándose y reuniéndose en un espacio acuoso. De alguna forma, la muestra presenta un trabajo intergeneracional. Sin embargo, por sí mismo y pasada la gelatinización de la colonia, este no sería un proceso de sublimación, más bien algo parecido a congelar y descongelar una bandeja de hielos varias veces al día.
Sonia lleva algunos años cuidando de colonias de SCOBY’s. En Corteza líquida, su exposición individual en La Nao curada por Lava, las colonias se alojaron en una pecera llena de agua con una manguera que mantiene todo en acción. Como consecuencia, el perpetuo movimiento ha impedido a las colonias sedimentarse: las mantiene errantes y sumergidas. Después de esas miles de revoluciones diarias, se han desprendido en bloques como si se tratara de una evidencia de bipartición a gran escala.
Entonces, pensando una vez más en la sublimación, replanteemos el ejercicio ahora en el contexto de la muestra. En términos materiales, consideremos al SCOBY como el cuerpo a sublimar (A), a las bacterias y levaduras suspendidas en el agua como las partículas evaporadas (C). Para evitar la condensación, hay dos “factores ambientales” externos: la manguera que ofrece constante movimiento y, por supuesto, el acompañamiento y cuidado de Sonia (B). Así, si consideramos a Sonia como el aditivo que evita que los bloques de SCOBY’s vuelvan a reunirse en uno mismo, parece que nos acercamos más a experimentar cómo podría ser una vida sublimada.
Este análisis nos permite identificar 3 agentes clave: un cuerpo a sublimar (A), un agente catalizador (B) y un cuerpo transformado–evaporado (C). Con esta guía podría ser más fácil acercarnos al fenómeno desde la experiencia. Así pues, un cuerpo al sublimarse presenta cambios en el contexto que evitan que se condense. Llevándolo un paso más adelante, mantenernos como cuerpos evaporados, no sólo nos mantiene volátiles, también nos convierte en un factor ambiental que propicia la sublimación de otros cuerpos; humanos o no. En términos generales, esto quiere decir que:
Me gustaría que todo esto sirviera de pretexto para hablar sobre nuestro lugar en el entorno, y, por supuesto, nuestra responsabilidad como cuerpos con tales cualidades con respecto a los demás. Por esto mismo, proyectos como los de Sonia no sólo nos hablan sobre las ficciones de la ciencia. Tanto es así que Corteza Líquida no es una muestra sobre la formación de colonias de bacterias (y mucho menos de cómo combatirlas). Por el contrario, despliega nuestra relación directa con los ecosistemas en los que existimos, además de abrir una invitación a ocupar un rol presente.
Hacer consciente la operación de nuestro tránsito en la vida como cuerpos A, B y C es una invitación a reconocer no tanto nuestra relevancia como catalizadores, sino la relación que establecemos con todo cuerpo (humano o no humano) con el que nos cruzamos. Considerar nuestra responsabilidad como catalizadores conlleva aceptarnos volubles, en constante evaporación y afectadxs por todo lo que nos rodea.
— César Esparragoza
Publicado el 20 marzo 2025