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Brotan perlas y chícharos. Sobre Within de Kinke Kooi

Reseña

Brotan perlas y chícharos. Sobre Within de Kinke Kooi

por Bruno Enciso

En Lulu by X Museum

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Tiempo de lectura

5 min

Within es la primera exposición individual en México de la artista holandesa Kinke Kooi (1961). Se presenta una selección de obra reciente que nos adentra en las arduas investigaciones de la artista acerca de lo femenino y de las complejidades alrededor de su representación. Como es usual en Lulu, se favorece un encuentro íntimo con las obras, que de inmediato captura la atención y la somete a una dinámica de seducción y curiosidad.

Si bien la aproximación más retiniana a estas obras produce fácilmente algún tipo de satisfacción, conforme más tiempo se les dedica se va desplegando un vasto juego de particularidades. Y ese tiempo involucra una averiguación sobre el extraño funcionamiento del espacio en el imaginario pictórico de Kooi. Aunque es perceptible una conciencia del marco, este no funciona como un límite filoso. Por el contrario, es apenas el linde para insistir en la fertilidad del espacio disponible. Digamos, los elementos a la vista no fueron depositados para llenar un vacío, sino que han surgido porque aquí encontraron condiciones para hacerlo. Son ellos mismos el recordatorio de la indeterminación de este ecosistema: quizá de alguno de estos pequeños círculos brote un bracito vegetal. Quizás en medio de los pliegues cayó una esferita sin hacer ruido. Nada en este espacio se puede medir ni estirar por completo.

Kinke Kooi. Support, 2022. Acrílico, gouache, lápices de color sobre papel. Foto: White Balance. Cortesía de Lulu.
Kinke Kooi. Support, 2022. Acrílico, gouache, lápices de color sobre papel. Foto: White Balance. Cortesía de Lulu.

Quisiera puntualizar algunas de las particularidades de Visit (2022), sin afán de condecorarla frente al resto de las piezas bajo ningún criterio jerárquico. Parto más bien del asombro, buscando comentar un par de cuestiones que me resultan insólitas de su visualidad. La primera viene del color. Encendidos amarillos y verdes ácidos conforman una paleta preponderantemente fosforescente. Esta pintura vibra incesante y asertiva. Lo que destaco es una variación en la que la luz emana desde un punto más iluminado (que no proviene de una sola figura y tampoco está en el centro del cuadro) hacia afuera, donde el momento menos iluminado sigue participando de cierta estridencia.

Se trata de un gradiente escandalosamente minucioso que suspende de inmediato un signo que hasta ahora entendía casi como una necesidad lógica: que los colores fosforescentes son tales en la medida en que conservan el máximo grado de saturación. Sumemos a esto la artificialidad exacerbada que se le atribuye a estos colores, desde su constitución interna hasta los marcos figurales donde suelen aparecer, siempre lejanos a las flores y los naturalismos. Empieza entonces a producirse un viraje visual y semántico con el que me atrevo a formular un postulado: en mucho conviene revisitar la mirada que excluye y acusa a los artificios de obstruir las bondades de la vida orgánica. El severo binomio natural-artificial puede dejar de sostenerse en el contraste y, más bien, dirigirse hacia el ejercicio sensible de ponderar las intensidades de los cuerpos de los que se ocupa.

Kinke Kooi. Vista de Instalación. Visit, 2022. Acrílico, gouache, lápices de color sobre papel. Foto: White Balance. Cortesía de Lulu.
Kinke Kooi. Vista de Instalación. Visit, 2022. Acrílico, gouache, lápices de color sobre papel. Foto: White Balance. Cortesía de Lulu.

La segunda observación, igualmente conectada a la vida cromática del cuadro, tiene que ver con las flores. Una exótica flor de color azul marino perfora la membrana radioactiva, la interrumpe e inevitablemente la intensifica. Esta flor parece ser un pensamiento, aunque podría ser una especie completamente desconocida. Aquí, la ocasión para el contraste reviste todo de alta tensión y trae consigo una potencia tremenda. Se pronuncia la pugna por un punto focal que no logra establecerse: puede ser la flor azul, puede ser la variación lumínica que mencioné antes o puede ser la propia exigencia de la fosforescencia. Cada órgano tiene una textura y cada flor tiene un centro. Y a pesar de la agresividad que la sobreestimulación pudiera acarrear, prevalece la delicadeza de los pétalos. Piel suave para acariciarla con los ojos cerrados.

Merece la pena mencionar las pequeñas anotaciones escritas con lápiz, distribuidas azarosamente en la obra, que usan las múltiples curvas como renglones. Son palabras sueltas y oraciones cortas. Pareciera que el recurso de usar poco texto implica un sentido de énfasis o de premura, pero en este caso, apenas es perceptible y el color amenaza con absorberlo por completo. Toparse con uno o varios de estos micro mensajes es un hallazgo personal, una perla, una voz en el oído. El último que encontré dice: “toda mi amabilidad es tomada como debilidad” (“all my kindness is taken for weakness”).

Kinke Kooi. Under The Surface, 2016 (detalle). Acrílico, gouache, lápices de color sobre papel. Foto: White Balance. Cortesía de Lulu.
Kinke Kooi. Under The Surface, 2016 (detalle). Acrílico, gouache, lápices de color sobre papel. Foto: White Balance. Cortesía de Lulu.

Desde luego, las riquezas de este cuerpo de obra no pueden justificarse sólo en la destreza técnica de su factura. Aquí he buscado insinuar algunas pautas de lectura que aprovechen la orientación queer que veo en la obra, pero no se agotan de ninguna manera. Desde una especie de antesala a la res publica, fusionada con un imaginario vegetal-corporal, el trabajo de Kooi parece estar altamente comprometido con identificar y poner en crisis aquellos paradigmas visuales que niegan la vulnerabilidad de los cuerpos. Del mismo modo, decir que estas obras buscan ilustrar un posicionamiento discursivo sería, cuando menos, precipitado. Se trata más bien de producir una serie de formas, visualidades y atmósferas donde la mirada pueda, si no replantearse entera, al menos ablandarse. Perder su rigidez como se han perdido todos los huesos en este universo suave y cavernoso, adornado con flores.

La muestra puede visitarse hasta el 27 de agosto los viernes y sábados de 11 a 6 pm o con previa cita.

Bruno Enciso

Publicado el 12 agosto 2022