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'Fiera antigua que perfuma' de Cosa Rapozo en La Nao

Reseña

'Fiera antigua que perfuma' de Cosa Rapozo en La Nao

por Andrea Bustillos

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5 min

Fiera antigua que perfuma es la primera exposición individual de Cosa Rapozo en La Nao Galería. En ella, la artista transforma el espacio de la galería en una vitrina, una boutique de lujo y un hidden room que invitan a cuestionar los deseos animales y salvajes moldeados por el capitalismo. La exposición de Rapozo es un comentario sobre cómo somos domesticados por los objetos y explora los posibles puntos de fuga hacia lo indómito.

Un aspecto central en la obra de la artista guanajuatense es el cuestionamiento sobre el espacio donde habitan las piezas. ¿Cuál es o fue el uso de este espacio? ¿Cuál es su sentido de ser? Pienso en la recreación del ámbito doméstico en la exposición Lupercalia Indómita, llevada a cabo en guadalajara90210 en 2023, o en la pieza Wildlife Insights, presentada en el Museo de Arte e Historia de Guanajuato como parte de la Bienal Femsa XV, donde el uso del diorama como dispositivo sirvió para plantear un comentario crítico sobre la función del museo.

Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía
Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía

En esta ocasión, un escaparate con muros tapizados en un rosa palo y unos pocos objetos iluminados de manera precisa llaman la atención y nos invitan a entrar, sin que quede del todo claro si estamos llegando a una tienda de antigüedades o a la habitación donde se exhiben los trofeos de un cazador —o, más bien, de una cazadora—. Este es un espacio de transición, una antesala que no busca explicar ni revelar, sino suspender las certezas. Como el adagio en una sinfonía o el preludio de una novela, este momento se despliega para preparar los sentidos y colocarnos en un estado de espera activa. Aquí, lo importante no es lo que se ve, sino lo que se intuye: la promesa de algo por descubrir.

Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía
Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía

Al recorrer un breve pasillo, ingresamos al espacio prístino de una boutique de lujo, donde se exhiben piezas de alta costura que evocan lo salvaje y lo bestial a través de elementos relacionados con la cacería, como estampados de camuflaje o pieles. Piezas como Patronaje Pre Temporada, enmarcadas en vitrinas curvas, acentúan la idea de preservación. Es inevitable preguntarse: ¿qué es lo que intentamos preservar?, ¿la cultura, la moda, el arte? Dentro de las vitrinas encontramos lo que podrían ser los patrones originales de un modelo de alta costura, otorgándoles un estatus de unicidad que intensifica su valor, apelando al deseo de posesión. El display, a modo de museo o galería dentro de lo que ahora percibimos como una tienda boutique, desdibuja las líneas entre el mundo del arte y el de la moda, recordándonos la capacidad del sistema capitalista de atraparnos, incluso donde creemos ser libres.

Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía
Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía

En Charmed Cages, Rapozo presenta una serie de bolsas de mano confeccionadas con alambre galvanizado y decoradas con pequeños amuletos de metal fundido. Aquí se hace evidente la paradoja de la aspiración y el vacío existencial en la era poscapitalista. Las bolsas, convertidas en jaulas, representan el epítome del lujo en la moda femenina. Es inevitable pensar en aquel episodio de Sex and the City donde Samantha desea comprar una bolsa Hermès. El dependiente le dice que hay una lista de espera de cuatro años, a lo que ella responde: "¿Por una bolsa?", y él contesta: "No es una bolsa, es una Birkin". En estas piezas, Rapozo realiza un ejercicio de intercambio ontológico al introducir objetos con códigos aparentemente claros en un campo de expresión distinto. Este gesto nos obliga a repensar no sólo la pertenencia de estos objetos y sus significados, sino también a cuestionar los sistemas que generan deseo.

Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía
Vista de la exposición ‘Fiera antigua que perfuma’ de Cosa Rapozo. Cortesía de La Nao. Fotografía por Enrique Murguía

En contraste con la luz blanca y aséptica de la boutique, una pequeña puerta deja entrever una sala iluminada con un verde fluorescente, que nos invita a adentrarnos en algo que se percibe como peligroso y seductor. El ambiente de esta sala evoca la noche, el rave, lo venenoso —pienso en los colores de pulpos y animales ponzoñosos—, las pócimas de las brujas y la hechicería. Aquí se presenta la serie Hechizo Predador, donde las piezas dan un giro radical. Pieles sintéticas negras, decoradas con detalles dorados que evocan una estética bling bling, remiten a culturas no hegemónicas como el rap estadounidense o el trap latinoamericano. Esta última sala parece ser un comentario de resistencia frente a la estética blanca y pulcra de las salas anteriores, pero también nos hace reflexionar sobre cómo el capitalismo absorbe incluso lo que pretende ser contracultural.

Como el desenlace de una sinfonía o el clímax de una novela, esta sala deja a los visitantes con más preguntas que respuestas. Al salir, el contraste entre la luz verde y blanca crea una ilusión óptica: la sala blanca parece teñirse de rosa por un instante, como un eco visual de la experiencia emocional. Este momento de desorientación invita a detenerse en lo que hemos visto, sentido y reflexionado. Mucho que pensar. Pero además, nos deja con una incertidumbre de lo que está por venir en el trabajo de Rapozo, pues claramente se abren caminos por explorar.

Andrea Bustillos

Publicado el 31 diciembre 2024