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Enrique Rosas

Le Laboratoire presenta Fuego Nuevo la 4a exposición individual de Enrique Rosas.

La exposición Fuego Nuevo de Enrique Rosas es una invitación a explorar la esencia del ser humano en un mundo marcado por la polarización y la creciente hipertecnologización. En el corazón de esta exposición se encuentra la poderosa metáfora de la "Ceremonia del Fuego Nuevo" de los antiguos mexicas, conocida como “Xiuhmolpilli". Esta ceremonia ancestral se celebraba cada 52 años en el calendario azteca, marcando el fin de un ciclo cósmico y simbolizando la oportunidad de un nuevo comienzo. Del mismo modo, en el contexto actual, nos encontramos ante una encrucijada en la que debemos enfrentar preguntas esenciales con m´s profundidad  sobre nuestra identidad y propósito como seres humanos: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?

La exposición "Fuego Nuevo" aborda estas cuestiones fundamentales al tiempo que reflexiona sobre el concepto de libertad, que se vio amenazado durante la pandemia y ahora se ve desafiado por la creciente presencia de la Inteligencia Artificial (IA) en nuestras vidas. La IA, en su uso masivo, ha comenzado a invadir áreas que anteriormente se consideraban exclusivas de los humanos, como la creación artística y la actuación, pero va más allá aún, cuestiona nuestra propia identidad, en lo individual, en lo colectivo. Esta exposición multidimensional nos invita a explorar nuestras propias incoherencias y a enfrentarlas de manera consciente. Desde lo más íntimo y personal hasta los mitos culturales que nos definen, Fuego Nuevo busca la integración del ser a través de la alineación coherente de cuerpo, mente y espíritu. Se trata de una experiencia transformadora que abarca lo que hacemos, lo que pensamos y lo que sentimos. Enrique Rosas utiliza tres disciplinas artísticas fundamentales: arquitectura, cine y pintura. Estas disciplinas han sido la expresión plástica de su vida en diferentes etapas y ahora sirven como vehículo para encarnar cuerpo, mente y corazón en un nuevo cuerpo de trabajo. A través de la arquitectura, el cine y la pintura, Rosas busca crear un nuevo lenguaje, un nuevo arte y, en última instancia, un nuevo fuego que ilumine nuestro camino en este mundo en constante cambio. En Fuego Nuevo, los puntos de vista se alinean coherentemente para producir ese nuevo lenguaje y la transformación alquímica del ser. La exposición ofrece a los espectadores la oportunidad de contemplar, reflexionar y participar en un viaje que busca responder a las preguntas esenciales de nuestra existencia en un mundo cada vez más complejo y tecnológicamente avanzado. Es un llamado a la introspección y a la reinvención personal en un mundo en constante evolución.

Enrique Rosas (Ciudad de México, 1972) Enrique Rosas emprende un viaje creativo que entrelaza de manera intrincada el tapiz de la sabiduría ancestral con los horizontes ilimitados de la tecnología. En el núcleo de su exploración artística yace la profunda interacción entre reinos divergentes y la promoción de conexiones entre diversas disciplinas y experiencias vividas. Su cuerpo de trabajo prospera en la unión de opuestos aparentes, un diálogo entre el observador y lo observado, lo individual y lo colectivo, lo orgánico y lo creado por el hombre, lo infinitesimal y lo cósmico. Esta búsqueda incesante se despliega a través del lente de la semiótica, donde un nuevo lenguaje se convierte tanto en intérprete como generador de significado. Dentro de la esencia humana existe un profundo "hiato" o "brecha", una división que nos define y nos impulsa, nacida de nuestro incesante anhelo por llenar el vacío dentro de nuestro inconsciente. La imaginación, como nuestro guía de confianza, forja incansablemente caminos para establecer relaciones con el espejo del yo. Estas conexiones son un baile de tensión inagotable, un proceso cíclico que desvela la enigmática esencia compartida entre la materia prima y la conciencia que se origina en la misma fuente cósmica. En la odisea creativa de Rosas, la convergencia de la sabiduría antigua y la tecnología de vanguardia da lugar a un lenguaje visual que trasciende la interpretación, evolucionando en sí mismo en un poderoso productor de significado. Es en este espacio liminal donde la experiencia humana y los misterios inefables de la existencia encuentran su síntesis armoniosa, invitándonos a contemplar el intrincado baile entre lo conocido y lo que aún está por descubrirse.

— Le Laboratoire