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Edgardo Aragón

Edgardo Aragón

Mitla

Exposición

-> 30 ene 2020 – 29 feb 2020

Estudio Marte 221

Mitla reúne parte del trabajo más reciente del artista Edgardo Aragón. La exhibición, integrada por las piezas “Caníbal” y “Mitla”, encuentra como puntos de partida cuestionamientos que cruzan la realidad actual en México: ¿Por qué será más peligroso desenterrar un cuerpo que crear una fosa clandestina para ocultar cientos de cadáveres? ¿Por qué, desde la perspectiva occidental, los objetos arqueológicos tienen más relevancia que las personas que descienden y pertenecen a la cultura que los creó? ¿Por qué recuperar los objetos mientras que las personas son dejadas de lado? Bellos paisajes en todo el país han dejado de esconder semillas bajo la tierra para ocultar osamentas. No muy lejos de las fosas contemporáneas yacen los cuerpos enterrados por algunos pobladores mesoamericanos. Maltratadas por saqueadores, proyectos paraestatales que en busca del desarrollo las destruyen a su paso, o por investigaciones arqueológicas inconclusas por falta de recursos. Cientos de tumbas precolombinas conviven cotidianamente con los vecinos que asentaron sus hogares cerca de ellas.

En “Caníbal” (2017) se plantea un paralelismo entre ambos hoyos negros. Husmea en las tumbas del pasado para repensar las fosas del presente. Integrada por tres piezas, parte de un estudio de la tierra, las tumbas, el mito y el sonido. Escarba entre tumbas Zapotecas para recuperar vestigios que le permitan desarrollar las piezas que establecen un puente de diálogo entre huesos, muerte y terror.

“Mitla” (2018-2020). La palabra Mitla significa “El lugar de los sepulcros”. La instalación, iluminada por focos que funcionan con baterías de plomo, como las utilizadas en los pueblos alejados de las ciudades, es una muestra de objetos prehispánicos originales localizados dentro de las tumbas prehispánicas Zapotecas, que han sido colocados recreando su contexto original, que es el de su uso ritual. Cumplen una función, alejada de la habitual idea de colección, y a la vez son objetos cotidianos que no representan ningún valor para los habitantes contemporáneos de esas tierras. Están completamente destruidos puesto que son un estorbo para la labranza. El sentido de la pieza está orientado por los ciclos de la vida en términos mitológicos donde se plantean dos formas de alimentar la tierra: el prehispánico, que es una conexión directa con el entorno natural-humano, y el del ocultamiento de un crimen como es la fosa contemporánea. Así, el ciclo mitológico para alimentar a la tierra es contaminado, trayendo consigo una contra natura propia de una sociedad extraviada.
— Edgardo Aragón

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