Exposición
-> Hasta el 10 ene
Exposición
-> Hasta el 31 ene
Exposición
-> Hasta el 1 feb
Exposición
-> Hasta el 13 feb
Reseña
por César Esparragoza
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4 min
Me dijeron, que una imagen Siempre vale mucho más Que mil palabras y es verdad Por eso te voy a dibujar
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Reseña
por Alan Sierrra
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4 min
En la Galería Tiro al Blanco, Héctor Jiménez Castillo y Edgar Cobián han concebido una exhibición donde las imágenes respiran, se desdoblan y dialogan entre sí. Me saco las pestañas, título de esta exposición conjunta, opera como un laboratorio en el que cada pieza añadida plantea un reto a la siguiente generando un historial de gestos en el espacio y una transformación de las ideas originales. Esta propuesta no es sólo una exploración formal, sino un cuestionamiento de los límites entre lo personal, lo autoral y la colaboración entre artistas.
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Entrevista
por Lia Quezada
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5 min
Camino por la Narvarte para ver a Valentina en su estudio, pero la encuentro en la esquina, comprando café y una trenza de manzana. Es un jueves de noviembre y trae una falda de lana rosa. Una vez dentro, enciende un cigarro y usa una concha marina de cenicero.
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Reseña
por Guillermo Boehler
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6 min
Deranged de David Bowie suena al entrar a una pequeña sala de exhibición en CROMA donde se exhiben las cinco piezas que conforman Una rosa en la oscuridad de Pilar Córdoba Longar. Su obra reciente presenta elementos alusivos a lo automotriz y a la carretera en bordados en punto de cruz, telas en cuadrícula, marcos de matrícula cromados, bases negras y líneas verdes brillantes. Mientras más miro la tela negra de los bordados de Una rosa en la oscuridad, No paramos de matarnos y Alejas, más me entra la sensación cíclica de confusión, memoria, fantasmagoría y manos llenas de aceite sobre un vestido de seda amarillo en Lost Highway (Lynch, D. 1997). Siento la carretera que caracteriza la apertura y cierre de esta película, la noche que mezcla cielo y asfalto. Sin embargo, también está la suavidad, la tela en tensión con el filo cromado del marco, el recuerdo de infancia en el asiento trasero cubierto por tela y relleno de espuma de un carro popular. Hay algo aquí además de la tóxica masculinidad del interior de piel lynchiano. La obra El lugar en mi mente que todavía no es memoria condensa en su título esta sensación: el lugar limítrofe entre el “ahora” y “lo que era”*, la tensión en la cual somos.
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