Ayer presenta Aguas Verdaderas de Federico Pérez Villoro, una exposición con curaduría por Marielsa Castro Vizcarra.
La razón instrumental asociada a la producción del paisaje ha dominado al medio ambiente y reforzado la falsa dicotomía entre cultura y naturaleza. A principios del siglo XX, el río Tieté —también llamado Añembý,que significa río verdadero en tupí-guaraní, y conocido por atravesar la ciudad brasileña de San Pablo— fue rectificado y revertido con fines económicos por la industria hidroeléctrica, causando la degradación ambiental que ahora parece irreparable. La exposición del artista Federico Pérez Villoro deriva del trabajo realizado durante la residencia Pivô Pesquisa (2023), y estudia formas de despojo y explotación que ha sufrido ese cuerpo hídrico.
Pérez Villoro trabaja desde la investigación periodística y la producción de imágenes, revelando información normalmente resguardada por estructuras de poder. En la serie Río ausente se muestran dibujos técnicos extraídos de un documento producido por el gobierno del estado de San Pablo en 1982. Los diagramas registran a detalle la manipulación de este sitio bajo principios antropocéntricos que lo ponen al servicio del globalitarismo y la modernidad urbana.
La pieza central de la exposición cuenta la historia del río como máquina. El video se reorienta constantemente siguiendo la geomorfología del cauce, desde su nacimiento hasta su desembocadura. El artista transforma las tecnologías con las que trabaja para obtener resultados distintos de aquellos para los que fueron creadas. En este caso, las imágenes satelitales, herramientas cartográficas históricamente usadas para organizar y controlar el espacio, buscan desorientar la mirada. El punto de referencia no está en función de quien lo observa, es más bien la geometría del río lo que determina la perspectiva. En la serie Contranubes se utilizan también vistas satelitales, y contrario a las imágenes nítidas esperadas, la tecnología fue modificada para identificar capturas con distintas opacidades. Las nubes, que hacen parte del mismo ecosistema, funcionan como un mecanismo atmosférico de contravigilancia y los límites de las fotografías hacen evidente su digitalización.
Desde la filosofía de la tecnología, en Aguas verdaderas Pérez Villoro estudia los instrumentos de navegación, explora sus posibilidades y se rebela contra ellos. Su producción artística va más allá de lo simbólico o de lo formal: su práctica denuncia las tecnologías dominantes y las convierte en herramientas desobedientes para la reflexión.
— Marielsa Castro Vizcarra