La Nao presenta Retratos de una escena incompleta de la artista Fabiola Torres-Alzaga, con curaduría de Dorothée Dupuis.
Desde sus inicios, la obra de Fabiola Torres-Alzaga, a través del dibujo, la escultura, la instalación, la imagen en movimiento y la fotografía, ha asombrado por la aparente versatilidad de sus objetos de estudio: primero la magia de salón y su engaño deseable, luego lo barroco y los secretos inconfesables de sus cortinas escarlatas, y más recientemente, la censura en el cine de posguerra, cuya contención acompañó a la década más emancipadora del siglo XX, la de los 60. La exposición Retratos de una escena incompleta es la oportunidad de seguir entendiendo la obra de Torres-Alzaga como un ejemplo del poder de una cierta fenomenología de la disidencia, tal como ha sido teorizada desde hace dos décadas por la teoría queer, aplicada al campo del arte contemporáneo. Lo fuera de cuadro, el inserto como herida, la luz artificial que nace del dibujo, la fotografía de set y la maqueta actúan como comentarios plásticos y estéticos sobre el cine y su régimen de hypervisualidad como herramienta de poder. Desentendiéndose de la frontalidad de la pantalla, aun cuando se entregan a ella, las obras sugieren que puede existir un camino marginal dentro de la hegemonía, que escapa a la violencia mediante la apropiación y el juego. Asimismo, la muestra no busca denunciar o retratar una comunidad en particular, sino más bien hacernos sentir en carne propia, a través de las técnicas específicas del arte, lo que es querer vivir, por azar o por elección, en una escena incompleta —no porque le falte algo, sino porque en el rincón que no se distingue bien radica una libertad irreductible.
—Dorotheé Dupuis