Nunca Solo es una retrospectiva espiritual y escultural de Alma Allen sobre la identidad visual y cultural del Museo Anahuacalli.
El Museo Anahuacalli se complace en presentar Nunca Solo, una exhibición individual del escultor Alma Allen. Más que una retrospectiva de las obras existentes, el artista residente en Tepoztlán, México, ha optado por crear una serie completamente nueva de esculturas de bronce a gran escala creadas especialmente para el museo. Nunca Solo, curada por Karla Niño de Rivera, dialoga con este monumental testamento sobre la visión de Diego Rivera: el diseño de la estructura arquitectónica piramidal del Museo Anahuacalli, la colección de objetos de arte precolombino que alberga, el paisaje volcánico de la zona y la calidad de la luz.
Las obras del escultor estadounidense, nacido en 1970, son inseparables del sentido del movimiento y del instante de su culminación. Esto se da gracias a su lenguaje visual característico que orquesta el trazo inmediato y el meticuloso tallado y fundido. Sus piezas desprenden una fuerza vital misteriosa e inefable. No obstante, en su compromiso voluntario con una extensa gama de referencias alegóricas y orgánicas, las obras vinculan la abstracción y el gesto autoral de Allen con las ambigüedades de la poética, narrativa y mitología. Así, permiten que emerja una carga visceral de las cualidades atemporales de la escultura y su material.
El artista Diego Rivera (1886–1957) inició la construcción del Museo Anahuacalli en 1941 para albergar su colección de arte y artesanías precolombinas, y destacar la continuidad de las formas y técnicas antiguas en el arte moderno de la época. Por su geografía, Rivera eligió el terreno rocoso de la región de Coyoacán, Ciudad de México, a la que antiguamente rodeaba el volcán Xitle. Diego imaginó el Anahuacalli como una pieza de arte única por sí misma. Paradójicamente, resultó ser su última obra.
Guiado por la curadora Niño de Rivera, la investigación de Allen sobre la concepción del Museo Anahuacalli, terminado por el arquitecto Juan O’Gorman luego de la muerte de Rivera, y su simpatía por la muestra de los objetos de arte de Colima, estimularon una nueva serie de trabajos que exploran los paralelos entre la observación íntima del artista y la de la colección del museo, de las cuales se exhiben, de manera permanente, 2,000 piezas seleccionadas por el poeta mexicano Carlos Pellicer. Entre las esculturas creadas por Allen para el Museo Anahuacalli, y mostradas en Nunca Solo junto con la colección permanente, se halla una pletórica masa de bronce que figura una colada de lava que ancla lo que parece un frágil y serpenteante tallo y asciende en espiral, reflejando su entorno. Otra obra —instalada en la amplia explanada enfrente del museo, cuyo volumen refleja específicamente el de la piedra extraída para el terreno del edificio— propone una silueta perforada y desgarrada, plagada de marcas babosas y codificadas, replegada sobre sí misma, de la que emerge un signo redondo, como el ojo de una alma enviada que se asoma. En estas obras, Allen continúa situando su vocabulario visual y sus visiones interiores, mercuriales aunque instantáneamente reconocibles, dentro de la estratificada extensión de la historia, y no devuelve lo que está lejos del pasado, sino lo que está siempre presente, con dolor y precariedad; no un antecedente aplanado, sino una correlación enérgica.
Allen se mudó de Joshua Tree a Tepoztlán, México, en 2017, y es reconocido por buscar y obtener el material, para sus esculturas, del entorno natural que rodea su estudio, y por el excepcional nivel de control y exactitud en la creación de sus obras dentro de su propio estudio y fundidora. En los últimos años, las nuevas esculturas dentro del Museo Anahuacalli culminan un crecimiento en los últimos años de la complejidad formal y material y señalan una exploración de la fragmentación y la permutación. Estas obras, todas “Not Yet Titled”, parecen alcanzar simultáneamente el pasado y el futuro, incluso interrogando y mutando los motivos compulsivos del propio artista. En sus afloramientos excéntricos y volatilidad existencial, emitidos con una impecable suavidad y fluidez, el trabajo de Allen es emblemático, no solo en sus cualidades atmosféricas, sino también por su carácter lúdico, ya que invitan a lx espectadorx a participar en una broma o posibilidad y, al mismo tiempo, se resisten a ser legibles.
Nunca Solo permanecerá en exhibición en el Museo Anahuacalli hasta el 28 de mayo de 2023, y abarcará tanto el recinto como los interiores del museo, incluyendo el icónico edificio de piedra, diseñado por Rivera y O’Gorman; la reserva ecológica que rodea el museo, única en su género en México, y la nueva ampliación del museo finalizada en 2021 por el arquitecto mexicano Mauricio Rocha. La exposición se apoya en una estipulación del testamento de Rivera para que el Museo Anahuacalli presente obra contemporánea junto a la colección de 59.400 piezas y objetos de arte mesoamericano que Rivera legó a México.
— Museo Anahuacalli