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Alexandra Germán

Alexandra Germán

Promesa de lluvia

Lateral presenta la exposición individual Promesa de lluvia, de la artista Alexandra Germán.

Lo que primero se disuelve es el paisaje en la lluvia; los perfiles y las formas se funden. Pero poco a poco el mundo entero se reúne bajo el agua. Una sola materia ha ganado todo. "Todo está disuelto."

Una barranca es una herida en la tierra: una fisura profunda donde respira un bosque húmedo y exuberante. Son grietas vivas que vinculan la ciudad con el entorno natural, ecosistemas complejos donde el agua, la vegetación y la fauna se entrelazan en una interdependencia constante. Para quienes habitamos la ciudad de Cuernavaca, entendemos que las barrancas son parte inseparable del paisaje. Son territorios que determinan la manera en que se habita la ciudad. Revelándose continuamente como un espacio de poder abrumador, a la vez aterrador e inacabable.

En la tradición de los pintores viajeros y románticos —cautivados por el carácter sublime de la naturaleza—, el paisaje se descomponía para luego recomponerse como totalidad. Desde un lugar contemporáneo, Alexandra Germán explora las barrancas como vida intacta, salvaje e imponente, y emprende aproximaciones poéticas en torno a las condiciones que hacen posible el nacimiento de una nube. La barranca se convierte en escenario y, a la vez, en interlocutora; conteniendo los factores atmosféricos específicos que la crean, revelando la imposibilidad de contemplarla y la expectativa de que la nube que emerge en este lugar será absoluta.

De la observación, del caminar, de la pausa; Alexandra regresa las veces que sean necesarias, cada retorno es distinto, el paisaje nunca es el mismo. Ese volver no es solo físico, es también poético. Cada encuentro la transforma, en cada mirada descubre nuevas presencias, rastros de fuerzas desbordadas. De todo ello nace esa nube, una que hace que todo desaparezca, la misma que provoca el retorno del agua.

En esta exposición, Alexandra nos acerca a esa posibilidad a través de una serie de dibujos e instalaciones, además de una pieza sonora en colaboración con su hermano, Gabriel Germán. Evocando imágenes en donde la naturaleza se presenta en su carácter infinito, expandiéndose más allá de lo visible.

La promesa de lluvia se abre como promesa de reordenamiento: de que todo renazca, de que el verde se multiplique en interminables tonalidades, de que incluso en la espera nada permanezca quieto. El agua nunca cae igual; se filtra, retorna, repite su caída. La lluvia viene de todas partes, de la inmersión en la barranca, de sus entrañas, de los sonidos que surgen en ella, del árbol que condensa el mundo y de las sensaciones que atraviesan el cuerpo.

Promesa de lluvia no representa la naturaleza, la convoca en su carácter infinito. No se cumple en un acontecimiento espectacular; se cumple en la espera, en el tránsito, en la posibilidad de observar cómo el agua se funde en el paisaje, cómo la presencia de una nube se deja ver y desvanecer. Es también una advertencia: un fantasma que habita el fondo de la barranca, la certeza de que estar ahí es confundirse con la nube y de que el mundo entero, es absorbido por ella.

— Tania Villavicencio