Reseña
por Mariel Vela
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El sol se encuentra a mitad del cielo. La luz es tanta que al entrar al Anahuacalli me inunda una ceguera temporal. Esta oscuridad de entrañas volcánicas genera manchas frente a mis ojos, manchas negras que cubren los rostros de las figuras olmecas, toltecas y nahuas en sus vitrinas. La exposición ¿Cómo se escribe muerte al sur?*1 de Paloma Contreras y Carolina Fusilier se halla extendida por todo el museo, de modo que una se encuentra con las piezas desde la desorientación. Hay algo que siempre me ha parecido ominoso sobre el proyecto Anahuacalli: crear un portal para hablar con los muertos, con otros planos (tal vez eso es el museo en su definición más utópica), y no sólo me refiero a Diego Rivera o a Juan O’Gorman, también a hablar con El Pedregal, con la lava sobre la que está erguida esta casa entre dos mares. Para la exposición, se ha convertido en lo que las curadora Karla Niño de Rivera and Samantha Ozer definieron como el escenario de un thriller ficticio. El tiempo aquí circula de formas desconocidas.
Cinco televisiones Sony forman una columna al centro de una de las salas. Titulada Transmolecularización, de Miko Reversa para Carolina Fusilier, cada pantalla contiene imágenes animadas por experimentos con tecnología analógica de VHS y feedback. El proceso consiste en tomar una porción de la señal de salida de un circuito y devolverla a la entrada, creando un loop. Señales electromagnéticas metabolizan su propia imagen, no como formas fijas, sino como vibración. Los colores forman combinaciones de rojo, verde y azul: el formato RGB contenido en píxeles que se deslizan por la pantalla. Uno de los referentes de Carolina Fusilier es Nicolás Fiódorov, el cosmista ruso del siglo XIX quien creía que “en cuanto todo ser es material, es asequible a toda manipulación con ayuda de la tecnología”*2. Pienso en la condición inversa, la de la máquina como ser material que accede a modificaciones humanas para alcanzar la inmortalidad.
En Las inmortalistas I-VIII también hay un llamado a la resurrección, no sólo porque la pieza reutilizó empaques de equipos electrónicos, sino porque emite un zumbido espectral con ligeras variaciones que parecen ser captadas por la pintura. Busqué en internet la palabra séance (sesión espiritista) y en un hilo de Reddit leí lo siguiente: “It's what Buffy fans do when they want to pretend they have magical power that connects to dead spirits. It's like connecting to AOL or waiting for someone to pick up a Skype/Discord Call with a Ghost”*3 [Es lo que hacen los fans de Buffy cuando quieren fingir que tienen poderes mágicos que conectan con los espíritus de los muertos. Es como conectarse a AOL o esperar a que alguien conteste una llamada de Skype o Discord con un fantasma]. Para poder comunicarse con fantasmas, es necesario hallar el canal adecuado, la frecuencia sobre la cual se monte un mensaje del pasado, o quizás del futuro. El papel maché plateado me remite a un ensamblaje de fantasías tecnológicas, aerodinámicas, capaces de atravesar tiempos y espacios. Sin embargo, Altar para F, situada en los subsuelos del museo, es un óleo en forma de hexágono. Hay algo en aquella pura y simple geometría que incita a los tránsitos, así como los tonos púrpuras y rosas, que son los colores más místicos.
Hay una rana que está boca arriba. Ha sido sacrificada por un cuchillito de obsidiana –aquel vidrio volcánico– quizás en el éxtasis de la fiesta que no termina en el Rana Disco Club. La música suena al género “exótica” y quiero bailar con los diablos zorrunos testigos, el lobezno anfitrión y el Rey mago rata. La obra de Paloma Contreras también busca remover el inframundo, específicamente, en busca de los modernismos que, como las ranas galvánicas de s.XIX, son cadáveres que a veces resucitan.
¿Dónde más podrían estar los bocetos de Diego Rivera sino en el cosmos del Anahuacalli? Su monumentalidad es celeste, con títulos como Mitin A y Mitin B y El hombre técnico, se yerguen como máquinas del tiempo frente a los ventanales. Los murales de Paloma en cambio muestran el reverso de aquellos sueños malditos, por medio de figuras que lejos de seguir las prístinas líneas de fuga se asemejan a intestinos, crucifixiones, la lucha de clases, bilis… todas descendiendo vertiginosamente hasta el final del lienzo. Aquí el cosmos no es acéfalo, como la figura de Bataille, pero el cerebro sí ha sido intercambiado: por tripas. Uno de los murales, titulado Poltergeist y mi mejor amiga hace referencia a aquel fantasma que se hace presente por medio de fenómenos maliciosos: rompen objetos, encienden la televisión, producen ruidos inexplicables. Espectros fiesteros, desmadrosos, los poltergeist aman embrujar todo tipo de casas, en especial una como esta.
1: La exposición, organizada en colaboración con TONO y curada por Karla Niño de Rivera y Samantha Ozer, estará abierta hasta el 6 de junio de 2025.
2: Cosmismo ruso. Tecnologías de la inmortalidad antes y después de la revolución de octubre. Boris Groys (comp.), Fulvio Franchi (trad.), Caja negra, 2021.
3: https://www.reddit.com/r/Pathfinder_RPG/comments/1996p1h/whats_a_seance_exactly/?rdt=40937
Publicado el 27 abril 2025