↓
 ↓
A pregnant thought o cómo parir una pintura: Jesi Jordan

Ensayo

A pregnant thought o cómo parir una pintura: Jesi Jordan

por Verana Codina

En Daniela Elbahara

->

Tiempo de lectura

5 min

Debo confesar que mi visita a la recién inaugurada muestra A pregnant thought de la artista canadiense Jesi Jordan no resultó como esperaba. “¿Y qué esperaba?”, se preguntarán. Previo a mi cita en la galería Daniela Elbahara, al investigar brevemente sobre la obra de la artista, pensé con cierto hartazgo: “una expo de pintura más”. Sin embargo, mi empacho pronto se convertiría en sorpresa.

A pregnant thought está compuesta por nueve obras en total, de las cuales ocho son pinturas en acrílico y la novena es una pieza sonora. En un inicio, la última obra no formaba parte de la curaduría; se integró cuando Daniela, la galerista, le pidió a Jordan que incluyera una guía auditiva para contrarrestar su ausencia en la inauguración, a causa de su imposibilidad de viajar a la Ciudad debido a la pandemia.

Lejos de una simple audioguía, la construcción sonora se compone principalmente de narraciones, acompañadas por capas y capas de sonidos que te envuelven y te devuelven un pedazo de la pintura que tienes enfrente.

A pesar de que las pinturas son un mundo que vale la pena descubrir por sí solo, la pieza sonora que las acompaña cumple acertadamente la función de un guía personalizado que te lleva de la mano durante el recorrido. Y si esa guía es la propia artista, ¿qué mejor?

Jesi Jordan, Cognitive Chorus and The Divine Symphony (detalle). Foto: Verana Codina
Jesi Jordan, Cognitive Chorus and The Divine Symphony (detalle). Foto: Verana Codina

En lo personal, pocas veces me registro para formar parte de algún grupo liderado por un guía para recorrer una exposición porque me da la sensación de que la información proporcionada únicamente da paso a lecturas cerradas, sin cabida para la imaginación del visitante. En cambio, Jordan creó una pieza sugerente en la que, entre voces distorsionadas, samples de puertas abriéndose y cerrándose o efectos de reverb, fue fácil sumergirme y dejar que mi mente divagara por las distintas capas que los efectos sonoros producían a la par de cada cuadro.

Es en esa zambullida que cobra sentido tanto el título de la expo como la breve reflexión que acompaña a la curaduría. Jesi traza una analogía a partir de la experiencia de gestar para hablar de sus interiores, de sus entrañas, de lo que tiene dentro. En sus palabras, las pinturas “… son profundos monólogos internos que resuenan en [su] interior”. Al elegir el juego de palabras entre pregnant (embarazo) y thought (pensamiento), la artista expresa su interés por la manera en la que concibe —engendra, fecunda, procrea— nuestra mente.

Jesi Jordan, The Solar Body (detalle). Foto: Verana Codina
Jesi Jordan, The Solar Body (detalle). Foto: Verana Codina

Sin haber leído el texto introductorio o haber escuchado previamente la audioguía, el primer referente que apareció en mi mente al ver las pinturas fue la obra del artista italiano Giorgio De Chirico, cuya pintura metafísica supuso la base para el desarrollo del movimiento surrealista. Encontré ciertos guiños en los trazos de las figuras y en el despliegue de los espacios que se multiplican, se tuercen, aparecen y desaparecen. Durante mi recorrido, estas continuas apariciones y desapariciones comenzaron a abstraerse a tal grado que empecé a percibir únicamente fragmentos de los cuadros.

No es coincidencia que la mayoría de las fotos que tomé durante mi visita se redujeran a detalles del lienzo. Encontré que las porciones me hablaban más que el conjunto: un puño sumergido en el hueco de un estómago; unas mujeres que a veces se tornan árboles, otras veces ángeles; humanoides aferrándose a la cabeza de una figura femenina; dos figuras bailando sobre un suelo ajedrezado; una nariz embarazada. Poco a poco se me presentaron los pedazos de la pintura, la cual fui descubriendo con ayuda de los sonidos y los textos recitados que parecían emanar de cada uno de los fragmentos.

Jesi Jordan, The Solar Body (detalle). Foto: Verana Codina
Jesi Jordan, The Solar Body (detalle). Foto: Verana Codina

Jesi Jordan, The Bodiless Belly (detalle). Foto: Verana Codina
Jesi Jordan, The Bodiless Belly (detalle). Foto: Verana Codina

Al continuar mi recorrido, la correspondencia entre el surrealismo y su obra se volvió más cercana. La yuxtaposición de los elementos visuales y sonoros me recordó lo que dicha vanguardia describió como lo maravilloso. Esta categoría buscó reconciliar la relación entre el yo y el mundo exterior al anular la alienación del individuo causada por la racionalidad. Para lograrlo, los surrealistas buscaron acceder al inconsciente a través de técnicas de escritura y dibujo automatizado. En las palabras de Jordan y su asociación con las imágenes hallé una especie de libre ejercicio del pensamiento como un mecanismo para rastrear emociones e ideas que se encuentran más allá del alcance de la razón.

Sus pinturas actúan como rayos X emocionales, como un ultrasonido que permite ver hacia el interior. Mirar y por lo tanto darle forma a lo que llevas dentro significa también hacerse consciente. Al plasmarlo en el lienzo y agregarle sonido, la artista concede a sus pensamientos no sólo una cara, también una voz y un movimiento para expresarse. Son sus hijos. Es su mente hinchada con pensamientos, pensamientos que se reproducen en su interior, que debe encarnar, cuidar y proteger; los alimenta; los ve nacer.

Vista de la exposición de Jesi Jordan, A Pregnant Thought, 2020. Cortesía de Daniela Elbahara
Vista de la exposición de Jesi Jordan, A Pregnant Thought, 2020. Cortesía de Daniela Elbahara

Jesi Jordan, Deep Chanel Study (detalle). Foto: Verana Codina
Jesi Jordan, Deep Chanel Study (detalle). Foto: Verana Codina

La exposición estará abierta hasta el 30 de octubre. Agenda tu cita escribiendo a danielaelbahara@gmail.com.

Accede al recorrido virtual aquí.

Verana Codina

Publicado el 1 oct 2020