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The Last Laugh. Brittany Shepherd en Deli Gallery

Reseña

The Last Laugh. Brittany Shepherd en Deli Gallery

por Verana Codina

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Tiempo de lectura

4 min

Elegancia, esencia, cóctel, tres palabras que bien podrían resumir el ethos de esta exposición decoran el frente de una bolsa de mano que Brittany Shepherd encontró durante su visita a México, con motivo de su reciente exposición The Last Laugh en Deli Gallery.

Foto cortesía de Brittany Shepherd
Foto cortesía de Brittany Shepherd

En ella, suntuosas pinturas se exceden deseantes; ansían ser vistas. La protagonizan la sensualidad de las telas y listones, sus texturas y pliegues: satén brillante, sofocantes plásticos y apretadas medias de lycra en posiciones corporales que comprometen hasta al voyeurista.

Le digo a la artista que su pintura me parece desinhibidamente capitalista: hipercapitalista. Después me cuenta que en el pasado recurrió alguna vez a ofrecer fotografías de sus pies por internet. La familiaridad que proyectan estos pies es uncanny, y no sólo porque sean suyos, sino porque ahora resulta obvia la meticulosidad con la que los retrata, estudiando sus mejores ángulos para conseguir la foto ganadora. Pintar sus pies se dio un tanto natural. Las imágenes de estos lienzos provienen también de archivos de fotografías que ha descargado de internet y de sí misma o sus amigos, cuando requiere de un cuerpo físico.

Brittany Shepherd, "The Last Laugh", vista de la exposición, Deli Gallery Ciudad de México. Cortesía de la galería.
Brittany Shepherd, "The Last Laugh", vista de la exposición, Deli Gallery Ciudad de México. Cortesía de la galería.

El deseo y el consumo se vuelven embajadores del show, como también lo son de las prácticas fetichistas. En las pinturas, el sexo es evidente, vende, sin embargo, existe también un grado de privacidad, un secreto que se esconde detrás de cámaras. The Last Laugh hace referencia a ese momento un tanto torpe de preparación tras bambalinas donde la artista produce una puesta en escena y la posa. Hay acciones que pueden parecer hasta clowny, vergonzosas, como enredarse las piernas con listones y bajar unas empinadas escaleras o inflar globos para después cuidadosamente insertarlos en un catsuit de lycra, esperando que no se revienten en el proceso. La subordinación con la que aparecen algunos personajes en las pinturas, esquinados y apartados del centro de los cuartos, me hace pensar en lo oculto del fetichista, en su comunidad como una de nicho, en las relaciones de poder que se generan entre el que domina y el que se subordina, incluso en la irregularidad de la economía generada de su consumo.

Brittany Shepherd, "The Last Laugh", vista de la exposición, Deli Gallery Ciudad de México. Cortesía de la galería.
Brittany Shepherd, "The Last Laugh", vista de la exposición, Deli Gallery Ciudad de México. Cortesía de la galería.

Este juego entre lo oculto y lo visible me remite a la definición que Lacan tiene sobre el deseo como la manifestación de la carencia del sujeto, que aparece cuando este no es capaz de expresar plenamente con palabras lo que necesita y no puede exigírselo al otro. En este sentido, si el lenguaje nunca es capaz de expresar lo que queremos decir en plenitud, hay una parte de nuestra petición que queda atrás: lo que se quiere es algo que permanece parcialmente oculto a la conciencia.

Brittany Shepherd, Satin (Smudge), detail. 2024, óleo sobre tela. Cortesía de Deli Gallery
Brittany Shepherd, Satin (Smudge), detail. 2024, óleo sobre tela. Cortesía de Deli Gallery

Si se vuelve difícil pedir lo que no se puede nombrar en esta realidad, se intenta desde otra: detrás de la pantalla. El mercado online de un fetiche tan común como el de la podofilia se está convirtiendo en una forma cada vez más popular de ganar dinero. Pedir que se te satisfaga un deseo a través de una pantalla, de manera anónima, permite exigir o articular el deseo de cosas tan abstractas como el amor —o la falta de—. Este mismo anonimato que aparece cuando la artista mantiene la identidad escondida de sus sujetos retratados —fragmentando los cuerpos— porque no le interesa concentrarse en la persona, sino en un concepto. Torsos y bustos envueltos en telas o cubiertos con maquillaje, tacones vacíos que reafirman la doble narrativa de la artista donde apenas se asoman pedazos de su entorno, sin revelar demasiado. En un gesto casi burlesque, Brittany confirma que en su obra hay algo de performativo y vergonzoso combinado con la sensualidad del acto, dos fenómenos que en su caso son inseparables en la experiencia del acto creativo.

Verana Codina

Publicado el 4 mayo 2024