Reseña
por M.S. Yániz
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Cuanto más bella es la escena más completo es el horror
— Mohamed Mbougar Sarr
Existe una equivalencia entre lujo y crimen. El modernismo estético le debe su existencia a los materiales extraídos de las colonias alrededor del sur global durante siglos. Toda la acumulación de minerales preciosos, especias, fibras y pieles dio como resultado formas que a los ojos de los seres humanos occidentales son bellas, pues develan trabajo, técnica y exclusividad. Quien tiene dinero esconde un crimen, precisa Ricardo Piglia. Las cadenas de hoteles no sólo nos lo recuerdan, sino que son ejemplares en datar los caminos de la violencia colonial al de la globalización. La cadena hotelera Camino Real debe su nombre a los trazados de los territorios que el Reino de España conquistaba.
Tal vez debió ser una sorpresa ir a la inauguración de un hotel cinco estrellas en Mallorca y Acapulco dentro del Centro Nacional de las Artes (CNA), ubicado al sur de Ciudad de México. Pero tanto el CNA como el Camino Real fueron obra del arquitecto Ricardo Legorreta, así que lo viví con naturalidad. Hace ocho semanas recibí la invitación a la inauguración: un render de un sillón, paredes modernistas genéricas, la canción El soltero de Acapulco Tropical y las preguntas:
¿No es la globalización una versión renovada del colonialismo? ¿Y qué tiene que ver Cindy la Regia con Fray Junípero Serra?
Desde que mi papá me pasaba de niño la tira cómica de Cindy la Regia en el periódico Milenio, me ha intrigado cómo su figura despliega una serie de clichés asociados a la riqueza y la blanquitud. Tiempo después se cifraron ante mí como problemas sobre gentrificación y colonialidad –que hoy son urgentes de resolver en Ciudad de México. La cita para el evento especificaba un código de vestimenta de Acapulco retrógrado o gringo en la playa, pero ese día llovía a cántaros. Nos quedamos con chamarras largas tomando micheladas bajo la lluvia, escenificando las contradicciones de los sueños coloniales en un edificio modernista que bien podría estar en Acapulco.
Al fondo de la sala había un timelapse de la descomposición y composición de la costa de Acapulco –o Mallorca, o Cancún, o cualquier destino paradisiaco–, un intenso olor a coco y a bronceador, un sillón del hotel Camino Real, una serie de gestos que acompañan la experiencia de lobby de un hotel y un hedor a micheladas de la gente que entraba y salía. Sentí una profunda nostalgia por un tiempo que no viví, pero al que estamos condenados.
Tu próximo destino es colonial, reza el título de la muestra, curada por Begoña Martínez con texto de sala de Jaca Pineda. Antes de entrar, había una foto panorámica de una playa con una serie de hoteles de lujo. Aunque es cierto que el destino de todo ser humano es convertirse en alguien, capitalizar sus habilidades y acceder a los privilegios que su clase le permita, reducir el futuro a la repetición colonial asusta. Pero sí, tu próximo destino es colonial, como profecía y como maldición.
La muestra, minimalista y profunda, comienza en 1749 con Fray Junípero Serra, evangelizador de Mallorca en México, quien además de llevar la religión, se encargó de establecer control territorial y económico en la región. Años después, la figura de Serra fue retomada por el dictador Francisco Franco como héroe cultural; le erigieron monumentos. Además de este evangelizador, la presencia de Mallorca en México se puede ver en grandes cadenas hoteleras como el Grupo Barceló, la marca Riu Hotels & Resorts y la empresa Meliá Hotels International. A partir de estos vasos comunicantes, la muestra despliega obras tanto de artistas de Mallorca como de México que han pensado el fenómeno turístico y sus genealogías coloniales.
Biel Llinàs (Mallorca, 1994) presenta quizá la pieza más cruel: un diagrama a escala 1:10 de una habitación del Hotel Hyat Ziva y al fondo un lingote de oro que muestra el salario mínimo mensual en México ($ 8,364) y el coste de una noche de hospedaje en el hotel ($ 12,410). Sergio Monje (Palma, 1994) imagina todas las costas posibles a partir de un timelapse de postales tanto de Mallorca como de Acapulco y Cancún, cuya masa territorial es modelada por los hoteles y el paso del tiempo. El video lanza la pregunta sobre dónde sucede la verdadera conquista, si en el plano virtual o en el real, ya que uno no duda de lo que ve aunque pueda no existir; la colonización está en la posibilidad de que las multinacionales modifiquen la realidad a conveniencia y no cuestionemos ese hecho. Marijo Ribas (Palma, 1982) exhibe un díptico en sepia de fotografías de la arquitectura neomedieval de Mallorca, que bien podrían ser Las Vegas. Antonio Ponce (Ciudad de México, 1994) presenta un video (de forma precaria) sobre las tensiones entre el neoliberalismo y la historia de Acapulco. Finalmente, Xanath Ramo (Cancún, Quintana Roo 1987) hace paisajes imposibles y paradisíacos a partir del collage, que bien podrían estar en cualquier cabina turística del mundo. El tema es el lujo y el fantasma de la colonización. Pese a los hermosos paisajes, todo el espacio de la muestra se siente sombrío.
Me siento en el sillón del hotel y recuerdo que el año pasado despertaba en Acapulco. La mañana era fría, apenas amanecía y desde mi ventana se veían un montón de residuos de yates. Pasaban los minutos y civiles en balsas los rodeaban buscando cualquier cosa valiosa que hubiera quedado por ahí. Apenas han pasado 6 meses desde el huracán Otis en Acapulco, Guerrero. Tanta opulencia ahora será microplástico en el océano. Pasará un tiempo y la industria turística crecerá, pues los desastres son, al final, buenos limpiadores de terrenos y desplazadores de la pobreza. Luego se hará arte de los escombros.
Tu próximo destino es colonial podrá visitarse en la Galería Arte Binario del Centro Nacional de las Artes (CENART) hasta el 3 de agosto de 2025, de miércoles a domingo en horario de 10:00 a 17:30 h, con entrada libre.
Publicado el 21 julio 2025