Voces del fantasma que habita el paisaje: Paloma Contreras Lomas en Pequod Co.
por M.S. Yániz
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Las sombras del abismo son como los pétalos de una flor monstruosa que florecerá dentro del cráneo y expandirá la mente más allá de lo que cualquier persona puede soportar Death by Landscape, Elvia Wilk
La sensibilidad de Paloma Contreras Lomas se puede entender literariamente. El mundo al interior de una novela es lenguaje escrito. El narrador en el estilo indirecto libre (la forma hegemónica de narrar actualmente) da voz a árboles, calles, países, territorios, objetos y materiales, lo que permite delegar y aplazar la voz, es decir, a la par de narrar, se insertan diálogos de personas y cosas. La textura de esa forma de discurso es envolvente, pero escapadiza. No se sabe muy bien quién habla o cómo, pero siempre hay alguien o algo hablando. A veces puede comenzar un diálogo y robarle la voz al narrador.
La misma textura me dio entrar el pasado 11/11 a Sombras nada más (espíritu TV)de Paloma Contreras Lomas en Pequod Co. Quien, a manera de prólogo, dice: “Esta exposición está dedicada a los fantasmas de alguien más, a los de mi padre”. Él y su hermano (padre y tío de la artista) son quienes llevan y unifican parte del relato de la exposición. De espaldas a la entrada de la galería se exhibe un video en el que se teatralizan escenas de personas interactuando con el paisaje al tiempo que se narran eventos ocurridos durante la guerra fría en Acapulco, México. Es interesante que antes de entrar al espacio principal para ver la muestra ya escuchas murmullos de lo que serán historias. La narrativa, que teje las obras, es resultado de una investigación familiar-nacional.
La muestra tiene al menos tres momentos: la investigación de relatos familiares, la articulación narrativa de la información y la obra plástica. Sin subordinarse, cada momento se diferencia en salas y canales de información distintos.
Al entrar ves una especie de peluche amorfo sobre el recibidor junto al código QR del texto de sala, frente a este el dibujo Espíritu TV (poster), al nivel del suelo un sombrero disneysoso-noche (el sombrero parece ser la forma representativa del arte de Paloma Contreras) y sobre la pared los agradecimientos de la exposición escritos con un lápiz tenue o una pluma (para después ser borrados), como si esos nombres fueran ya fantasmas dentro de la galería.
Sigues caminando y en la sala principal se impone la que quizá sea la pieza central: La guerra sucia o la dama de Shangái (2023): un coche tuneado de esqueleto-fantasma, muerte y paisaje neotropical girly o, como lo llama ella, softie-cyborg. El auto es bello y acolchonado, pero se torna creepy el que justamente arriba de este se encuentre la pantalla con el video en el que se narran sucesos violentos de la familia de la artista y otros más. Pudiera ser que ese fuera el juego: establecer que el paisaje es tan atractivo como peligroso. Frente al auto hay dos pinturas de gran formato Macho probado, macho calado (2023) y Ahí se dan su quién vive (Coatlicue) (2023). Ambas son alegorías pop-políticas ficticias y monstruosas.
Vista de la exposición ‘Sombras nada más (espíritu Tv)’ de Paloma Contreras Lomas. Cortesía de Pequod Co. Fotografía: Sergio López
En la sala contigua está la pieza quizá más críptica, SIEDO, antes SEIDO (2023), un montaje de peluche: un cuerpo descabezado con manos de pies y playera estampada del territorio mexicano en posición de arco boca arriba cuyo pantalón se rompió, la verga de fuera con ojos y orejas sobre una iglesia de Guadalajara por la que salen unas nalgas rosas y pies por la puerta. Junto a esta, una caja-edificio cuyo borde sangra. Debajo de todas las figuras, de un lado, una criatura-tapete con cara de murciélago y colmillos de elefante, del otro, un lobo fumador con una banda en la frente con la leyenda “¿VERDAD?”. Uno no sabe muy bien qué pensar, si es Francisco, Joaquín (familiares de Paloma) o una alegoría exótica y pop donde todos hablan al mismo tiempo, pero ante la pregunta y la complejidad de todos los símbolos sólo queda responder que sí, es verdad.
Vista de la exposición ‘Sombras nada más (espíritu Tv)’ de Paloma Contreras Lomas. Cortesía de Pequod Co. Fotografía: Sergio López
Al fondo, en la última sala, a manera de epílogo, en un cuarto oscuro con luz roja, se muestra el backstage de la exposición. En las paredes y en una caja de luz se muestran las notas, apuntes, storyboard del video, dibujos e investigaciones de Paloma Contreras para realizar Sombras nada más (espíritu Tv).
La pregunta que surge ahora es cómo se hila esta serie de instancias. Alimentada de literatura fantástica de escritoras como Mariana Enríquez o Liliana Colanzi y mucho Narcos México en Netflix, Paloma Contreras Lomas realiza su arte como si todo aquello con lo que trabaja –en la investigación y en la obra– estuviera asediado por fantasmas. En esta exhibición le tocó a Francisco, el tío de Paloma, poner su cuerpo para mostrar sus fantasmas familiares, que son también los de México: la violencia, la guerra sucia y el Estado. El ambiente que construye con la luz roja, el audio murmurante y los colores vibrantes, aunque obscuros, es la penumbra. Sabes que está sucediendo algo, aunque no alcances a ver muy bien qué. Como en el estilo indirecto libre.
El texto de la galería dice: “En un país donde reina la opacidad y circulan múltiples verdades, Contreras Lomas pretende crear ficciones de representación y recreación histórica mapeadas por un narrador omnipresente, en el que, al final de la noche, es el único en el que podemos confiar.”* Pero hay que preguntarse si las ficciones de representación se oponen a la opacidad del país en forma de claridad. Pareciera más bien que estas ficciones y recreaciones históricas se mimetizan con la opacidad, no sé si como destreza. Los símbolos al interior de la muestra se ocultan, se escapan, se niegan, lo cual parece acorde a la situación, pues no se trata de mostrar la historia tal cual fue o de desenredar algún trauma, sino de, regresando al estilo indirecto libre, delegarla al lenguaje, a la voz y a los fantasmas ajenos. Yo no viví la guerra sucia y quizá los signos se me escapan ahí, pero me avivó la ansiedad de cuando me perdí de niño en el Ajusco y vinieron helicópteros y policías a buscarme. Un paisaje que adoraba se tornó siniestro. Aunque el correlato objetivo es distinto, la exposición crea empatía en la experiencia. Las pinturas de gran formato junto al audio construyen ese espacio liminal donde memoria, miedo y política acechan al espectador.
Vista de la exposición ‘Sombras nada más (espíritu Tv)’ de Paloma Contreras Lomas. Cortesía de Pequod Co. Fotografía: Sergio López
Además del modo de discurso de la exposición y sus referencias, hay algo en la forma de producción de Paloma Contreras que también pertenece al mundo literario. Cualquiera que conozca la obra de la artista podría advertir que esta exposición se parece a otras muestras que ha realizado desde 2016. Atendiendo a la tríada investigación/narración/obra, Sombras nada más (Espíritu Tv) espejea sus piezas pasadas, pero no como repetición. Me gusta pensar que cada aparición pública del arte de Contreras Lomas es la entrega de una novela en construcción.
Vista de la exposición ‘Sombras nada más (espíritu Tv)’ de Paloma Contreras Lomas. Cortesía de Pequod Co. Fotografía: Sergio López
Desde hace tiempo Contreras Lomas ha emparentado ficción con arte como cuando dijo: "Cómo una vende su propia ficción, eso es el arte contemporáneo"; en esta exposición: “Me gustan las ficciones porque nos protegen. Eso es lo mejor de ser artista”. En esas dos frases se pone de relieve la cuestión del dinero y la autonomía del arte. Ambas son condiciones de desarrollo de la novela como género popular en el siglo XIX. Contreras Lomas escribe y lo hace desde hace tiempo, posiblemente algún día se pueda publicar lo que ha escrito. Pero no digo que sus exposiciones son entregas de una novela por eso, sino porque en el continuo se entra a un tipo de ambiente o cosmovisión. Y como he argumentado, hay muchos indicios de que sus obras contienen voces y relatos que surgen de simbolismos: asuntos que se narran y permiten imaginar alguna continuidad. Mientras más veo su obra, que revela su forma de vida al inmiscuir asuntos biográficos, más comprendo algunas pulsiones que ha tenido al elegir temas o historias en su obra pasada. Como si conceptualmente los capítulos sucesivos iluminaran los previos. Importa porqué a unx lo llaman ciertas narrativas.
Cual relatos potenciales “narrados por el paisaje sobre sucesos históricos de los que no existen registros oficiales”*, Sombras nada más (Espíritu Tv) conjuga imaginarios cuyos lenguajes y símbolos hacen discurrir espectros nacionales que se vuelven íntimos. Francisco y Joaquín toman la agencia de ser los franciscos y joaquines de todos quienes vivimos en este país que desaparece personas, cuya culpa se le suele atribuir a entidades abstractas como el paisaje, el estado, los criminales, la política o el mal. Te invita a la profundidad de la psique fantasmagórica de un territorio que te seduce con paisajes de peluches, multimedia y pintura.