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El arte del bienvenir: Entrevista con Celeste

Entrevista

El arte del bienvenir: Entrevista con Celeste

por Antonia Alarcón

María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas Alemán

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Tiempo de lectura

6 min

the blue of the sky depends on the darkness of empty space behind it. []

blue is something of an ecstatic accident produced by void and fire.

– Maggie Nelson, Bluets

Me habría gustado empezar este texto diciendo cómo entré a una casa desconocida, describir el entorno, la luz, la decoración, pero la pandemia no nos lo permite. A través de la pantalla sólo vislumbro unas plantas en diversos recipientes con agua y algunos libros de colores. A pesar de esto, María Fernanda y Gabriel –quienes se sientan del otro lado de la virtualidad– sonríen, me conversan, me muestran fotos de su tiempo en San Agustín Etla y me platican con fascinación sobre los colores del atardecer. Concluimos que el cielo tiene lenguajes que no sabemos descifrar. De repente, la pantalla se eleva y María Fernanda lleva la computadora por la casa para enseñarme su cuarto. “Por esta ventana entra el frío”, me dice, mientras narra los problemas típicos del invierno. “Yo ya bien personal”, se ríe y me lleva de regreso a la sala. Y es que esa es una de las cosas que destaca a Celeste: ser hospitalario.

Desde el verano del 2019, lxs artistas María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas Alemán decidieron comenzar con Celeste, su proyecto como dúo artístico. Después de vivir un año juntxs como pareja, cada quien desarrollando sus prácticas personales, recibieron una invitación (o como lo llama María Fernanda, una provocación) de Viviana Kuri, directora del Museo de Arte de Zapopan (MAZ), para realizar una exhibición. Así fue como empezaron a explorar las posibilidades de trabajar en conjunto.

MFC: Hubo una cosa ahí que dio pie a que empezáramos a pensar en esto […] Y el camino nos sorprendió a todos.

Celeste se materializó a partir de algo que naturalmente realizan con talento y placer: ser anfitriones en su casa, recibir a sus amigos, generar actividades y cenas.

GRA: Más que inventar algo nuevo, fue reconocer qué hacíamos ya y qué podía rescatarse para este proyecto. Y para mí fue como “Tú y yo somos grandes anfitriones. Hagamos eso, hagamos una reunión en el museo. Aprovechemos esta oportunidad para sólo extender lo que ya hacemos en casa”.

María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas Alemán, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX
María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas Alemán, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX

Estudio de Celeste, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX
Estudio de Celeste, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX

Luego de la coordinación de voluntades, vino la exploración material de las piezas, donde se construyó el entramado de sus propias habilidades; las necesidades personales se apaciguaron para dar espacio a las necesidades de la pintura. En la traducción de la casa al museo se construyó un lenguaje propio que apela a la familiaridad y a lo cálido a través del textil, el libro y la cerámica.

En estas exploraciones, los espectadores son fundamentales, son la razón por la que la obra existe: para recibirlos y para que habiten las piezas.

GRA: Yo ya tenía la inquietud de que la obra fuera cálida de alguna forma, que recibiera al otro en función de que hay un uso en ella.

Luego de su exposición en el MAZ, Gabriel y María Fernanda decidieron seguir trabajando juntos. Ahora están realizando una residencia en Studio Block M74, un espacio ubicado en la colonia Guerrero, en la CDMX. Ahí están explorando los siguientes pasos y posibilidades de este convivir. Dentro de la misma afición por entregar y contener, planean finalizar su residencia con un convivio bajo un toldo pintado por ellxs, como una forma de agradecer al espacio y a su equipo por recibirlos. Así, la naturaleza de Celeste se repite en sus obras y acciones. Yo pienso que es un arte del bienvenir.

Estudio de Celeste, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX
Estudio de Celeste, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX

María Fernanda Camarena, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX
María Fernanda Camarena, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX

GRA: De alguna manera, al ser dos, cada uno posee un lenguaje que va trayendo a la conversación, como dos opuestos.

MFC: Complementarios. […] Quizás, el proceso que hay detrás, donde Gabriel está haciendo espacio para mí y yo para él, genera un objeto o una imagen que también tiene esa sutileza. Sí es intencional, pero también es así naturalmente al ser una negociación entre dos personas.

Celeste funciona en el encuentro de sensibilidades que se entraman: dos colores que se unen para dar un tercero. Cada uno enriquece el “lenguaje celeste”. Gabriel lo describe como dos personas que están sosteniendo una cuerda, una en cada extremo, creando una tensión que genera un balance y un horizonte. Imágenes como esta permean su práctica, desde una generosidad que parte de ellos hacia los espectadores y de regreso.

GRA: Si ves un color por mucho tiempo, el cerebro compensa esa sobreexposición generando un halo de colores opuestos. En el libro Bluets, Maggie Nelson cuenta sobre un restaurante donde trabajaba, estaba pintado de un naranja brillante. Al salir y llegar a su casa, todo lo que veía lo veía con un halo azulado.

María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas Alemán, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX
María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas Alemán, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX

Estudio de Celeste, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX
Estudio de Celeste, Studio Block M74, enero 2020. Foto: Onda MX

“Hacer espacio para el otro” es una de las frases que guía su proyecto, donde ese otro es intercambiable entre ellxs, la obra y, sobre todo, el espectador. La elocuencia de las piezas se combina con una sinceridad y una búsqueda afectiva dentro de sus proyectos. Al mismo tiempo, buscan mantener una apertura a las distintas interpretaciones, todas correctas.

MFC: Como una vasija contenida en otra vasija. La multiplicidad de espacios. Pienso mucho en la frase zapatista: “Un mundo donde quepan todos los mundos”.

Otra pieza que planean con mucha ilusión es una comida al aire libre en colaboración con Colectivo Amasijo, se hará un picnic abierto sobre una tela pintada que funcionará como un mantel. Tanto el toldo en Studio Block como la comida se convierten en una herramienta que transforma los espacios en lugares más amenos. Si la pandemia quiere, el picnic se llevará a cabo durante el mes de febrero en el Bosque de Chapultepec, Ciudad de México.

Luego de una conversación llena de risas, nos damos los buenos deseos y nos prometemos una cerveza presencial, la máxima esperanza en tiempos de COVID. Yo les doy las gracias porque no podría haber tenido una entrevista más generosa. Mientras conversábamos, olvidé la pantalla y me quedó claro que su casa no está en el espacio físico, sino en ellxs y en la disposición que ponen en la recepción y la contención de quienes se vinculan con su proyecto. Al ver la ternura y el cuidado que vuelcan en su quehacer, me quedé pensando en que después de ver mucho a Celeste, todo se percibe con un halo un poco más cálido.

Antonia Alarcón

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Celeste en MAZ

Studio Block M74

Colectivo Amasijo

Publicado el 23 enero 2021