Joan Semmel. Recent Work en la galería Morán Morán
por Eric Valencia
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No puedo observar porque ahora soy. Rigoberta Bandini
Red Floor (2020) es un cuadro en el que la artista ha pintado su cuerpo desnudo desde su propio punto de vista. No es difícil imaginarla mirando hacia abajo, usando su mano derecha, ausente en la composición, para preparar los colores y aplicar la pintura sobre el lienzo. Si su cabeza no está figurativamente en el cuadro, lo está de una manera más contundente, pues es desde ella que vemos la imagen.
La artista lleva décadas utilizando herramientas como espejos y cámaras fotográficas para captarse desde diferentes ángulos. Si bien el resultado compositivo difiere de los cuadros realizados en primera persona, la sensación de intimidad se conserva: la artista trabaja con estas herramientas como extensiones propias. En todo caso, lo que permanece es la soberanía de su mirada sobre su cuerpo.
Este acto soberano de representación –de sí misma, del cuerpo femenino– sostiene una franca oposición a la mirada masculina, que pretende una relación de superioridad del observador sobre lo observado. Al ser ella misma el motivo de su mirada, al invitarnos a ser parte de este encuentro, traza una topología de la intimidad en la que las coordenadas adentro y afuera pierden sentido. En la obra de Semmel, el espacio que extiende hacia nosotros es de complicidad, nunca de dominio.
Vista de instalación. Recent Works, Joan Semmel. Izquierda: Revisiting, 2018. Derecha: Touching Toes, 2019. Cortesía de Morán Morán. Fotografía: White Balance MX.
Otro aspecto que llama poderosamente la atención es el uso del color. Si bien podemos constatar el carácter figurativo de su paleta, por ejemplo, en la representación de la luz y en ciertos colores que imaginamos cercanos a los de la piel de la artista, estos muy pronto se transforman en tonos saturados y se articulan en relaciones de contrastes fuertes. En Touching Toes (2019), por ejemplo, el color del cuerpo transita del rojo al verde, al amarillo y al azul.
Sin duda, podríamos entenderlo como una reminiscencia de su periodo abstracto, al inicio de su carrera. Pero además, podemos experimentarlo como el resultado de verlo desde adentro: no sólo es el color de la piel o de la luz sobre ella lo que pinta, sino la sensación de sus propios músculos, tensos o relajados, del cosquilleo en los dedos, del nudo en la garganta.
Vista de instalación. Joan Semmel, Recent Work, 2022. Cortesía de Morán Morán. Foto: White Balance MX
Las muy diferentes maneras de aplicar la pintura potencian los colores de Semmel: transparencias muy sutiles que pasan de pronto a cargas pastosas, trazos con pinceles de diferentes grosores, líneas opacas en los pliegues… siempre dejando ver las múltiples capas, permitiendo al color interactuar hacia lo profundo para luego volverse montículo sobre el lienzo. La piel de estas pinturas es todo menos una superficie, es la de un cuerpo recorrido por más de ochenta años de intensidades.
Imagen de portada: Joan Semmel, Red Floor, 2020. Cortesía de Alexander Gray Associates, New York. Copyright 2022, Joan Semmel / Artists Right Society (ARS) New York