Isa Carrillo: introspección silenciosa y la sombra de Jung en el Cabañas
por Alejandra Arreola
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En lo mundano está lo divino y en lo divino está lo mundano, en lo más mundano puede haber una divinidad. — Isa Carrillo
La artista Isa Carrillo presenta la exposición El Lago, El Trueno, El Viento, en el Museo Cabañas, un esbozo de diferentes sistemas y parámetros que indagan sobre la existencia humana; estudios que concibe como una grieta por la cual se asoman otras posibilidades para comprender.
La muestra está basada en dos hexagramas del I Ching o libro de las mutaciones: Sui, Adhesión, lealtad o seguimiento: moverse en la alegría y Ta Kuo: La preponderancia de lo Grande. El I Ching es pura vitalidad y poesía. Uno de los consejos que nos da el segundo hexagrama es que para realizar modificaciones “es necesario desatar el nudo suavemente y en el sentido de la situación. Dirigirse con delicadeza”. Piezas bordadas en gran formato conforman la exhibición; seguramente miles de nudos se ataron y desataron para crear las costuras que aportan estructura y trazo.
Hubo un tiempo en que me apenaba emplear el concepto de energía y supongo que se debe a que seguimos arrastrando la resaca racionalista de los siglos pasados. “Pienso, luego existo”, dijo alguna vez alguien. Desde hace siglos nos traen mareadas con ideas y más ideas aparentemente geniales emitidas desde la academia y la razón para constituir lenguaje, arquitectura, cultura y formas de ser y estar en el mundo. Pero, ¿qué hay en nuestro interior aparte de ideas injertadas? ¿Qué proponen/ensamblan nuestras artistas? ¿Cómo se mueve la energía? ¿Qué es aquello que no se piensa como imagen o palabra? ¿Qué se puede hacer si queremos conectar con esas fuerzas innombrables? Isa ha estudiado minuciosamente otras artes que se encuentran fuera de las academias: astrología, numerología, quiromancia.
Las piezas en la exposición están confeccionadas con textiles superpuestos; lana y algodón de diversas densidades, intervenidos con bordados y huecos o recortes, develan las formas que se encuentran en las telas al fondo. De manera simbólica y sintetizada se evocan los cuatro elementos, siete vórtices energéticos y dos hexagramas del I Ching acompañados de su equivalente en glifos mayas. Se propone que la sala sea un espacio silencioso que active aquello que duerme en el inconsciente.
Vista de la exposición de Isa Carrillo, ‘El Lago, El Trueno, El Viento’ Museo Cabañas, 2023. Cortesía de la artista. Foto por Max Lindström
Junto a la entrada está el retrato numerológico de Carl Gustav Jung, que la artista bordó sobre tela. Le consulté si en esa numerología se encuentra alguna señal que lo haya incitado a analizar el inconsciente y los sueños, a lo que respondió: “Hay una señal muy fuerte en la numerología de Jung, él tiene todos los números ahí, del 1 al 9 tiene todos. En mente o misión tiene el nueve, el número más alto: altruista, ermitaño. El número nueve se relaciona mucho con el ermitaño, que es hermoso porque deja espacio para que venga algo más, como ha completado y terminado el ciclo tiene la madurez para hacerse a un lado y dejar que las demás tomen iniciativa. El número nueve viene con su lamparita, ya caminó, observó, experimentó; en el andar abrazó su propia luz y ahora comparte su sabiduría con alguien más. Además, él nació con una consciencia que percibe al mundo desde la intuición. Esto le abrió un horizonte muy distinto y fuera de la lógica, estaba en contacto con otras percepciones”.
Con respecto a la geometría sagrada, Isa se considera una practicante incipiente o aficionada. Con humildad, la percibe como una materia fuera de su alcance y confiesa estar consciente de que esta vida no le va a alcanzar para estudiarla. También le pregunté qué valor tiene el silencio en su práctica artística y me dijo: “En relación a mi vida el silencio es muy importante. Para habitar el ruido no se tiene que hacer nada, al despertar ya hay mucho ruido, sonidos; hay bellezas. El silencio es el espacio para mí y es muy necesario, es mi refugio. El hacer con mis manos me da la posibilidad de conectar con el silencio interno, vaciar las palabras en mi cabeza y estar sólo en el momento aunque afuera pase el ruido del camión de la basura o aunque haya música en el estéreo. Me inspira mucho poder conectar con el silencio interno”.
Vista de la exposición de Isa Carrillo, ‘El Lago, El Trueno, El Viento’ Museo Cabañas, 2023. Cortesía de la artista. Foto por Max Lindström
Isa estudia numerología desde un enfoque humanista, el cual plantea que todos los números, sus símbolos y experiencias son una misión, particularmente los que se encuentran en la sombra. El inconsciente es algo que debe confrontarse porque como bien se dice, siempre es más fácil ver la viga, el error y el defecto en las demás.
Jung afirmó que quien mira hacia adentro despierta y dedicó décadas al estudio de los sueños y la arteterapia, que facilita la expresión y la comunicación de aspectos internos cuya verbalización resulta difícil por causas variadas.
Nuestras sociedades no saben expresar lo que sueñan, aturdidas y dando un uso adolescente a nuestras tecnologías pareciera que no sabemos estar en silencio y en presencia de las cosas sin juzgarlas. El tiempo en aplicaciones y pantallas se nos ha metido hasta en los sueños. El volumen de la voz de nuestra fascista interior es muy alto y probablemente necesitemos una pausa, en principio, para reconocerla.
Vista de la exposición de Isa Carrillo, ‘El Lago, El Trueno, El Viento’ Museo Cabañas, 2023. Cortesía de la artista. Foto por Max Lindström
¿Cuáles son mis sueños ahora? es una de las preguntas que nos plantea el arte, quizá nunca los comprenderemos del todo, pero hacer la pregunta nos provoca algo positivo. Si nuestra obra funciona como cartas que nos enviamos entre nosotras, las personas, me siento feliz de dar con Isa en Guadalajara, mi localidad, y con sus ojos que encuentran magias y bellezas en su tao o camino.
El poema de Borges Para una versión del I King, invoca: “Pero en algún recodo de tu encierro, puede haber una luz, una hendidura”. Hendiduras que Isa percibe como grietas, grietas o rupturas en las narrativas lineales que se nos imponen desde hace siglos. Grietas de las que surge la energía creativa.