Escribir lo ineludible. 'Voz pública' de Dora Bartilotti
por Cristina Torres
En el Museo Universitario del Chopo
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Hay textos que no pueden ser sino incómodos porque de lo contrario serían insinceros. También necesitan ser vulnerables para no correr el riesgo de eludir la sustancia misma del asunto en cuestión.
La escritura de las heridas de la violencia de género es una tarea triplemente ardua. Primero, por la naturaleza misma de nuestrxs cuerpxs. El proceso del trauma nos arroja a un desfase tras el shock: la mente y lx cuerpx ponen en marcha sus propios mecanismos de protección, fragmentación de la memoria y arresto del lenguaje; es una proeza gestar la voz que emerge de semejante caos. A esto se suma la mordaza de la sociedad que se rehúsa a lidiar colectiva y éticamente con la violencia, manifestada como censura, borradura, amenaza, desensibilización, invalidación y revictimización de lxs sobrevivientes que colocan en lo público sus historias, dejando en claro que una gran porción del cuerpo social todavía está alineado con la patología. Para quienes decidimos hablar, toca elegir entonces la materia: los soportes, los instrumentos, los espacios, los vocabularios, las gramáticas, los signos, las duraciones, las lecturas, la performatividad y la circulación de esa escritura.
En este nudo encarnado de larga deuda histórica se inserta la exposición Voz pública de Dora Bartilotti en el Museo Universitario del Chopo. La muestra da cuenta de las múltiples facetas del proyecto homónimo en el que la artista ha trabajado desde 2018, alrededor de la visibilización de la violencia de género en diversas ciudades latinoamericanas como la Ciudad de México, Medellín, Oaxaca, Tlaxcala y Xalapa. La propuesta se articula en tres partes que se retroalimentan mutuamente: una plataforma en línea, un textil electrónico y una serie de espacios de creación grupales a los que la artista denomina “La Rebelión Textil: Laboratorios de textiles electrónicos y activismo feminista”.
En la plataforma en línea (www.vozpublica.cc/) se invita a mujeres y personas no binarias a compartir sus experiencias con la violencia de género de manera anónima. A través de esta interfaz, la escritura digital del teclado alfanumérico nos permite ensayar el desahogo y alimentar la obra, la cual se entrelaza con un diseño inspirado en los textiles de telar tradicional. El potencial de esta doble acción puesta en marcha por la artista es bien conocido por quienes habitamos grupos de mujeres e identidades no binarias: la importancia sanadora y política de ponerte en palabras y leer a lxs demás en un espacio compartido, más allá de lo que hegemónicamente se insiste en recluir a “lo privado”. En este sentido, podría resultarnos útil recordar que la etimología de la palabra “privado” proviene del latín privare: robar, despojar, perder a un ser amado, ser separado de algo. Si el trauma es una desconexión con unx mismx, resultado de una violencia infligida desde el exterior, el mandato de privacidad y secrecía sobre el abuso es una tecnología del género que nos mantiene fragmentadxs, en pérdida de nosotrxs mismxs. De ahí que la restitución de la voz en espacios comunitarios donde se magnifica su resonancia sea una formidable fogata de poder.
Los relatos recabados por la plataforma en línea se entretejen con el textil electrónico. Se trata de un atuendo que incorpora referencias de textiles tradicionales, así como de imaginarios de luchas sociales, en un atavío integrado con un sistema electrónico, microbocinas e hilos conductivos para que quien lo porte pueda transmitir las historias recabadas en línea, ahora reconvertidas por un sintetizador de voz. La documentación muestra cómo la obra se ha activado en diversos espacios urbanos donde se han reportado altos índices de violencia, de manera que los relatos sonoros de las personas victimizadas irrumpan justo en los sitios donde la impunidad y la normalización del abuso gobiernan. Como es de esperarse, los videos también registran momentos en los que resulta evidente la gran incomodidad de las personas al escuchar los relatos que vienen del textil electrónico durante las acciones performáticas. Vemos los gestos y las actitudes cerradas, los oídos que se hacen sordos. El muro que levantan es el mismo que se erige cada vez que las personas categorizadas en grupos marginalizados invocamos la escritura de nuestras heridas, pero no debemos confundirnos, estas escrituras incomodan porque son sinceras, indignan porque dan en el clavo, intimidan porque despliegan una fortaleza espléndida.
La exposición incluye una selección de obras que resultaron de los procesos de aprendizaje colectivo en los laboratorios: dispositivos electro-textiles, cartografías bordadas con hilos y circuitos que espacializan las experiencias personales con la violencia de género en las ciudades, atlas anatómicos hilados a escala humana con las historias que atravesaron cada parte del cuerpo y registros de las acciones performáticas creadas por lxs participantes mujeres y personas no binarias entre quienes se encuentran Milena Contreras Hernández, Adriana Villamizar Gelves, Stephy Desiree Escárcega, Fernanda Morales, Stephym - Stephany Pino Morales, Darleen Martínez, Xóchitl Quezada, Michelle León Correo, Damaris Itzel Hernández, Laura Aldana Castro y Chavela (Luciana Gómez). Si bien es imposible dar cuenta en un montaje expositivo de la profundidad y fertilidad que caracterizan a los procesos colectivos, los registros y las obras creadas apuntan hacia lo significativo de reunirse a aprender junto con otrxs, abrirse a la vulnerabilidad, acompañarse y explorar las posibilidades para crear.
Vista de la exposición 'Voz pública' de Dora Bartilotti. Cortesía del Museo Universitario del Chopo
La compleja molécula electrotexual-textil-pedagógica de Dora Bartilotti anuda un puente entre las tradiciones escriturales de diversas identidades marginalizadas y el vigor de las luchas antipatriarcales actuales. Con ello, la artista ha logrado crear un espacio denso, permeable, sensible, necesario. Su propuesta, enraizada en la experiencia vivida y la escritura desde el encuentro, demuestra la importancia de comprometernos auténticamente con escucharnos y leernos, atentxs al espejo que refleja la sombra de nuestra propia mirada. En un momento en el que las instituciones culturales están ávidas de invitar a sus plataformas a proyectos de postura feminista, atendamos colectivamente a que su compromiso con lxs artistas y la potencia de sus obras trasciendan el montaje expositivo hacia una renovación de las prácticas cotidianas del sistema artístico por unas más justas, dignas e integradas. Aprendamos de las obras y sostengamos su conexión con la vida.
Voz pública se presenta en el Museo del Chopo hasta el 3 de abril, 2022.
Post-scriptum:
Tras la publicación de este texto, medios de comunicación hicieron pública la denuncia de la artista Daris Rubio hacia Dora Bartilotti por apropiación indebida de su proyecto Huipil Defense presentado en el Centro de Cultura Digital en 2015. A pesar de que Bartilotti niega que exista relación con el proyecto de Rubio, existen similitudes significativas en elementos conceptuales, específicamente en la idea de imbricar textiles de tradición indígena con circuitos electrónicos para crear una intervención en la esfera pública, por lo que resulta relevante señalar y dar crédito tanto a la autoría de Rubio como al desenvolvimiento de los hechos recientes.
Es innegable que el reconocimiento de la autoría y de la historia de las ideas está estrechamente ligado al devenir del sistema patriarcal-capitalista. En círculos artísticos y grupos de reflexión es común escuchar el debate sobre la posesión de las ideas, hay quienes argumentan que la autoría es una noción inherentemente capitalista e individualista y habemos quienes sostenemos que en el campo laboral intelectual, en el cual el pensamiento es el medio de producción, es necesario tener límites claros. Desde una postura histórica crítica y antipatriarcal, atenta a las implicaciones del archivo, es esencial que las identidades marginalizadas, entre ellas las mujeres, escriban y sean reconocidas en el entramado de las afinidades sensibles e intelectuales. En ese sentido, se trata de reconocer los legados gracias a los cuales se expanden nuestras posibilidades y cómo crear también es leer a lxs demás.