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Eco. Tania Ximena en el Ex-Teresa Arte Actual

Reseña

Eco. Tania Ximena en el Ex-Teresa Arte Actual

por Mariana Paniagua

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Tiempo de lectura

5 min

Mi sueño es tan profundo
que se cuela por debajo de los mares

Irene Solà, Canto yo y la montaña baila

El eco de un goteo constante se anticipa a la solidez de la imagen; algo se desborda. Al adentrarme en la oscuridad del museo Ex-Teresa Arte Actual¹, la videoinstalación Devenir sugiere que aquello no sólo se desborda, sino que desaparece.

Tania Ximena documenta el derretimiento del último glaciar del volcán Citlaltépetl –o Pico de Orizaba–, el Jamapa, e investiga algunos de los vínculos que personas cercanas a la montaña han desarrollado con él.

La exhibición se conforma de videoinstalaciones y pinturas, así como de fotografías de Guillermo Ontiveros, de Fernando Velázquez y un bordado de Carmen Toca, colaboradorxs del proyecto.

Los muros y cúpulas del recinto rebotan desde los puntos más altos el sonido del agua. Este sonido abre un espacio que no está a nuestra escala. El goteo de la desglaciación –musicalizado por Carlos Edelmiro– marca el pulso del tiempo, agrietando el estereotipo contemplativo de una montaña.

En el espacio más oscuro de la primera sala aparecen tres pinturas flotando, tenuemente iluminadas, que por sus formatos se fijan con la certeza de un símbolo. En contraste con las formas geométricas que las contienen, las pinturas de Tania son cercanas al gesto del agua y las rocas –y de su interacción–, como si estos movimientos hubieran pasado también a través de su cuerpo. Se abstiene de señalar en ellas los datos geográficos, económicos o científicos del lugar: su relato está en los movimientos telúricos, las velocidades de trazo y los colores terrosos en la tela.

Vista de la exposición de Tania Ximena, 'Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre', Ex Teresa Arte Actual. Foto: Francisco Kochen
Vista de la exposición de Tania Ximena, 'Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre', Ex Teresa Arte Actual. Foto: Francisco Kochen

Dividida en tres paneles, en la videoinstalación central (2019-2023) aparecen Fernando, Guillermo y Carmen, cada unx interactuando con diferentes estados del glaciar. Uno en el hielo, otro en un cuerpo de agua aparentemente más cálido y ella a orillas del mar.

El video del centro va dejando de lado al personaje que atraviesa el hielo, minimizando su proporción mientras se amplía nuestro rango de visión de la montaña. Lxs caminantes ahora están a nivel del mar, mientras que allá, en la cima del volcán, el silencio se encuentra con la roca hasta convertirse en sonido. Las paredes frías y altas se rozan y golpean mediante la niebla. Allá arriba hay otro lenguaje y la presencia surge de un tiempo lejano al nuestro.

La siguiente secuencia es la del agua corriendo debajo de una lámina frágil de hielo: la transparencia de la montaña mostrando sus partes más blandas.

Las documentaciones audiovisuales de la muestra, lejos de ser sólo un archivo, se entretejen con una mirada poética que evoca un tipo de registro que trae la sensación al presente, y no sólo la conmemora. Una memoria viva que continúa moviéndose desde su alumbramiento.

En la siguiente sala se encuentra Mi mente y la montaña están en constante estado de erosión, una pintura con grises crudos que recorren la tela separados por los bordes no pintados de cada sección, como anatomizando los diferentes movimientos de la roca o de sus placas. Esta disección se continúa fuera del lienzo, en una mesa que carga con los segmentos cerámicos de una pared de roca.

Vista de la exposición de Tania Ximena, 'Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre', Ex Teresa Arte Actual. Foto: Francisco Kochen
Vista de la exposición de Tania Ximena, 'Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre', Ex Teresa Arte Actual. Foto: Francisco Kochen

Contiguo a estas piezas, un relato vocal acompañado de una fotografía digital que se torna sutil por su baja resolución, una serie de fotografías que parece haber sacado un explorador robótico espacial y un luminoso tejido de estambre inauguran el punto en el que desembocan las subjetividades de lxs colaboradorxs de Río de niebla, río de adobe, río de sangre, donde cada unx erige su montaña con su propio lenguaje material. Aunque en diferentes estructuras formales, con este ejercicio colectivo, lxs cuatro creadorxs tejen una red con la que logran sintonizar gestos y voces tenues del Citlaltépetl y el Jamapa.

Es con las múltiples voces de quienes nos antecedieron, quienes nos rodean y quienes vendrán después de nosotrxs que la memoria y el imaginario se potencian, dejando de fortalecer únicamente a la voz enunciante del “yo” en las prácticas artísticas.

Vista de la exposición de Tania Ximena, 'Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre', Ex Teresa Arte Actual. Foto: Francisco Kochen
Vista de la exposición de Tania Ximena, 'Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre', Ex Teresa Arte Actual. Foto: Francisco Kochen

Lo que hemos visto y lo que veremos, lo que nos atestigua y lo que nos habla se enhebra con el paisaje no lineal de la memoria colectiva, que sale del propio cuerpo para crecer hacia diferentes direcciones y temporalidades, memoria viva que aguza la escucha atenta del mundo y traza la ruta que va de las dinámicas vitales de la naturaleza hacia lo simbólico y de vuelta. Lo que viene de la profundidad, desemboca en ella.

La relación del relámpago que golpea a quien será unx tiemperx² y el conocimiento que este tendrá sobre los sueños, las intuiciones y el pronóstico del clima en beneficio de su comunidad, es circular.

La intuición, además de mística, es material y vital. También está compuesta por nuestra atención consciente.

¿Cuál es el puente de comunicación entre las fuerzas del entorno natural y nosotrxs mismxs?

Tania Ximena, lejos de presentar la respuesta a una pregunta geológica o antropológica, construye un puente del que no muestra ni el inicio ni el final, más bien, mediante su poética, nos invita a transitar el en medio.

Mariana Paniagua

¹ La exposición 'Río de Niebla, Río de Adobe, Río de Sangre' curada por Michel Blancsubé se puede visitar hasta el 17 de marzo de 2024

² En Puebla, se conoce como “tiemperos” o “tiemperas” a las personas que por haber tenido cercanía a una experiencia mística a través del sueño o por algún accidente que los acerca a la muerte (generalmente al impacto de un relámpago) pueden adivinar o manipular las condiciones climáticas a favor de las labores agrícolas de la comunidad. Se puede leer acerca de ello en la publicación digital de Alicia Juárez Becerril Observar, pronosticar y controlar el tiempo: apuntes sobre los especialistas meteorológicos en el Altiplano Central. UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 2015.

Publicado el 19 enero 2024