El Museo Cabañas presenta El fuego que no produce de Lucía Vidales.
El enigma y la fascinación que encarna la representación del cuerpo es la esencia de la práctica estética de Lucía Vidales (Ciudad de México, 1986). ¿Cómo plasmar lo corpóreo a través de la pintura y el dibujo en un presente cada vez más dominado por las tecnologías digitales y la virtualidad? Lucía debe haberse golpeado ya con varias puertas para encontrar respuestas y posibles soluciones a esta interrogante. Lo que aquí observamos, antes que nada, es una transmutación de su propio cuerpo y de su tenaz voluntad.
La presente exposición tiene como punto de partida el interés de esta artista por adentrarse en el lenguaje plástico que José Clemente Orozco desarrolló en torno a la representación de la figura humana. En consecuencia, Vidales realizó un trabajo de análisis y de libre interpretación del acervo gráfico que, de este célebre artista jalisciense, resguarda el Museo Cabañas. Sin pretender un paralelismo o un tributo a JCO, este conjunto de obras busca entablar un diálogo transhistórico en torno a la representación emotiva, violentada, metamórfica y, por ende, política del cuerpo humano en la vasta historia de la pintura y el dibujo. Por ende, esta muestra es una exposición de sitio específico.
Las obras aquí reunidas nos permiten apreciar la experimentación plástica y visual de esta artista marcada por una inmensa vitalidad cromática, lumínica y expresiva envuelta por una inexplicable liviandad o fugacidad. Dicho contraste de intensidades y temporalidades no sólo operan a un nivel perceptual sino también desde un enfoque narrativo e intelectual en el que el dibujo y la pintura se fusionan en un mismo campo de acción.
Destaca asimismo la representación del cuerpo femenino en desfiguraciones y escenarios que remiten al aquelarre, a lo oculto, o profano pero también de lo grotesco, erógeno y caricaturesco. La herejía como proceso emancipatorio de las mujeres, como una lucha contra la opresión eclesiástica y masculina en el medioevo. Al respecto, la escritora, feminista y activista italiana Silvia Federici señala, en su brillante libro Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, lo siguiente: “en la transición de la persecución de la herejía a la caza de brujas, la mujer se convirtió de forma cada vez más clara en la figura de lo hereje”. El fuego que no produce, es el fuego que reúne y congrega, que conspira y atenta contra el orden establecido y sus terribles consecuencias… aún en el presente. El fuego que purifica y renueva. Ese es el fuego que Lucía aquí nos ofrece.
― Víctor Palacios