空の扉 Puerta del cielo
Exposición
-> 16 nov 2019 – 14 ene 2020
Yutaro Aoki (Shizuoka, Japón), artista japonés que tras dos años de residencia en México presenta Puerta del cielo, una exposición integrada por cinco esculturas de distintos formatos realizadas con madera nacional, las cuales buscan visibilizar el espacio vacío a través de la construcción material geométrica, un espacio intermedio entre las piezas y el entorno, que incorpora parcialmente los mismos elementos de la galería principal de Studio BlockM74.
Crecí en Shizuoka, una ciudad ubicada en el centro de Japón, entre árboles, lagos y nieve, mirando los cambios del Monte Fuji por más de dieciocho años continuos. Estudiar artes implicó siempre la posibilidad del viaje: adecuarse a otros contextos, intentar entenderlos y producir desde ese lugar de asombro.
Llegué a México en 2018, gracias a un interés por el desarrollo de la arquitectura moderna de los años cincuenta, donde predominó el color y la geometría. Durante este tiempo hice muchos viajes, conocí un par de museos en Europa y zonas arqueológicas de México y Centroamérica. A finales de junio, tuve la oportunidad de estar en Pátzcuaro, Michoacán, un pueblo frío de paisaje urbano-colonial, con casas y locales comerciales unificados por los colores de sus fachadas, siempre rojos, blancos y marrones, donde el tiempo fluye lentamente. De día, el sol brilla en la tierra húmeda de la temporada de lluvias e ilumina toda su superficie, generando sombras contrastadas de los objetos y lugares.
A diferencia, Japón se caracteriza por tener una luz tenue, suave y efímera debido a la alta humedad que nos acompaña todo el año, y que hace que nuestros cuerpos y edificios generen sombras casi imperceptibles. En Pátzcuaro, fui consciente de la diferencia climatológica entre ambos países.
Sin embargo, los tejados y las construcciones eran similares a las de Japón. Con nostalgia llegué a sentirme en casa. Por las madrugadas, hay frío y neblina, el viento casi no sopla. En el amanecer, la neblina desaparece poco a poco y en el monte, mientras el sol se asoma, el cielo se abre. La gente, sus tradiciones y lugares están tan cerca de la tierra que parece viven en una relación de correspondencia: si las cosas cambian, la tierra cambia; si la tierra se afecta, las cosas dejan de funcionar.
Mis padres son arquitectos y desde muy joven he estado familiarizado con la madera. La madera en Japón es un material milenario arraigado a nuestra cultura, tan importante como el agua o la tierra, algo parecido a lo que sucede en Pátzcuaro, lo que me hizo entender que la relación entre madera y entorno es determinante para nuestra relación con este tipo de lugares. Entendí que a pesar de trabajar con los mismos materiales, son las condiciones de su lugar de origen las que los vuelven particulares y fue ese precepto el que quise desafiar.
Para esta exposición, compré madera en un aserradero a las afueras de Pátzcuaro con el objetivo de producir una serie de piezas que sugieran espacios construidos a través del espacio vacío, invisible. Crear un espacio intermedio entre las piezas y el entorno, incorporando parcialmente los mismos elementos del lugar, donde el material y el espacio estén unidos gracias a nuestra experiencia de estar en ellos.
— Yutaro Aoki