Simetrías y puntos de fuga. 70 años de creación
Exposición
-> 23 ene 2025 – 29 mar 2025
Saenger Galería presenta Simetrías y puntos de fuga. 70 años de creación, de Pedro Friedeberg. Curaduría de Michel Blancsubé.
El trabajo de Pedro Friedeberg suele ser relacionado con el surrealismo, cuyo desarrollo se prolongó en México mucho más allá de las primicias europeas, interrumpidas por la Segunda guerra mundial. De hecho, cabe preguntarse si este país no era surrealista antes de que los europeos soñaran o sospecharan siquiera la posibilidad de algo surreal.
Pasemos a las palabras y a los manos que definitivamente ocupan ambos un lugar especial en el exuberante universo de Pietro Enrico Hoffman Landsberg llamado a Pedro Friedeberg poco después de su llegada a México en 1939. Friedeberg significa “montaña de paz” en alemán, lo que en sí mismo, más que nunca, es todo un programa. Viene de inmediato a la mente, o quizá sea sólo otra de mis ocurrencias, la famosa Montaña mágica (Der Zauberberg, 1924) de Thomas Mann, aunque la idea de la magia no sea necesariamente apacible, sino todo lo contrario. Mi intuición se vio confirmada por el descubrimiento de la transcripción de un fragmento del capítulo sexto de la Montaña mágica en Aterbil / Ogolatac II, publicado por Friedeberg en 2022. En cuanto a las manos, además de la famosa Silla-Mano inventada en 1961, el artista adorna sus esculturas con pies y manos, que también dan estabilidad a sus sillas, mesas y muebles de todo tipo, por no hablar de las innumerables extremidades que puntúan constantemente sus pinturas y dibujos.
Decir que Friedeberg es prolífico es quedarse corto: sus gráficos se multiplican como peces de otro relato. Su obra es la expresión desenfrenada de los excesos de un espíritu libre totalmente desinhibido que abraza todo lo que se le pasa por la cabeza con avidez, fruición y júbilo; todo ello manejado con erudición, aplicación, determinación y... talento.
No es raro encontrar escritos integrados en sus composiciones, o incluso vastas superficies que el artista satura de textos que toma prestados a escritores de todos estilos y de muy diversas épocas como en el caso de Sopa de letras y letras de sopas (2023). La erudición es uno de los valores cardinales de Friedeberg, y le confiere una dimensión enciclopédica a su obra gráfica, cuya factura también debe mucho a la formación del artista como arquitecto.
Algunas de sus composiciones arquitectónicas comparten la estética estructural de los videojuegos. Friedeberg sigue elaborando a mano, con reglas y compases, lo que una generación más joven de creadores logra gracias a la computadora cuando se trata de construir teatros virtuales de escenarios a menudo belicosos. Este acercamiento nos brinda la oportunidad de mencionar la atemporalidad de los dibujos de Friedeberg, que remiten tanto a los antiguos tratamientos gráficos como a los que imaginan hoy los virtuosos digitales. Friedeberg, al igual que Filippo Brunelleschi, nació en Florencia. Pensar que su afición por los puntos de fuga obedece a ese lugar de nacimiento compartido resulta demasiado fácil, por no decir disparatado. No obstante, es cierto que la mayoría de sus composiciones están construidas según leyes geométricas basadas en perspectivas inventadas por su ilustre predecesor en el siglo XV: puntos de fuga y ejes de simetría son las herramientas que ordenan el espacio pictórico dentro del cual nuestra imaginación es invitada a aventurarse.
— Michel Blancsubé