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Javier Peláez

Javier Peláez

Un posible jardín

Visita guiada

-> 16 nov 2024 – 30 nov 2024

Saenger Galería invita a las visitas guiadas de la exposición Un posible jardín de Javier Peláez en Casa Siza.

Las visitas se realizarán los sábados 16, 23 y 30 de noviembre de 12 a 3pm. Las primeras dos en compañía de Christian Barragán, el curador de la exposición, y la última en compañía de este y el artista. También habrá un un open day el miércoles 20 de noviembre de 1 a 9pm.

A semejanza de los Kleingärten berlineses, que fueron construidos con el objetivo de contar con un refugio separado del hogar para descansar de la rutina cotidiana, la exposición Un posible jardín ha sido diseñada por Javier Peláez con el propósito de contar con un sitio adicional a su estudio en el cual tenga, en palabras suyas, “la oportunidad de asumir [otra] parte de mi naturaleza”, y aún más, un sitio físico y mental donde la elección de pintar flores expresa “una posición desvergonzada ante mi interés en la amenazante belleza de las flores venenosas, que tienen a un mismo tiempo el potencial de sanar y de enfermar”.

En efecto, Un posible jardín representa otra orilla en la trayectoria de Peláez donde se congregan la proximidad y la lejanía de una misma preocupación: las flores han estado presentes en su obra desde hace más de diez años, aunque han recibido una atención modesta. Ya sea de forma hiperrealista, gestual o cercana a la abstracción, las flores han sido una constante a través de la cual Peláez ha explorado y ampliado los márgenes de su ejercicio, como lo demuestran las series Fake Flowers (2012), Flores explotadas (2020) y Flores venenosas (2020). Con esta nueva faceta, además, el artista incursiona en un terreno de índole político, económico y social de trascendental impacto, pues detrás de varias especies florales incluidas en esta muestra, aguarda un relato opaco sobre su cultivo, comercio y consumo.

Ante esta alteridad, Peláez ha optado por una pintura que ahonda en “los límites entre lo natural y lo artificial, entre lo digital y lo análogo”, y ha continuado trabajando con flores tóxicas usadas en la medicina, en rituales y como drogas recreativas que poseen una dualidad de belleza y amenaza. Algunos ejemplos de este museo botánico son el lirio (espécimen alrededor del cual Peláez desarrolló la muestra Blue Lotus en Saenger Galería durante 2023), el iris negro, la dama de noche, el crisantemo, la azalea, las daturas y la amapola, especie a partir de la cual se producen medicamentos como la morfina y la codeína, o drogas de alto riesgo como la heroína y la goma de opio. Con esta misma planta, se produce también el aceite de adormidera que Peláez utiliza en el barniz de sus pinturas aquí expuestas.

Sumado a estos intereses en que coinciden el arte, la botánica, la farmacología y el estudio de la vida cotidiana, Un posible jardín presenta un nuevo conjunto de obras derivado de exploraciones previas que se distingue por un tratamiento pictórico fragmentario y modular, hiperrealista y “de visión borrosa”, con pantallas divididas o superpuestas. Otra cualidad de esta colección de aproximaciones pictóricas es el uso de la grisalla, técnica que Pelaéz emplea para lograr una mayor veracidad mediante el uso del claroscuro y las gradaciones de un solo color.

Es precisamente esta estrategia y este propósito, junto con el empleo iconográfico de la fotografía y los recuerdos como materia base en la configuración de la pintura, un enfoque que Pelaéz comparte en el presente con el artista vasco Alain Urrutia (Bilbao, 1981), cuya obra forma parte de esta exposición en un gesto en espejo al ocurrido hace unos meses en este mismo espacio, cuando la muestra de Urrutia alojó una obra de Peláez, estableciéndose así un correlato entre la práctica de uno y otro.

En esta narrativa atemporal, destaca en la pintura de Urrutia la única figura humana presente en esta ficción vegetal: un sitio con el potencial de un refugio para escapar del ruido actual del mundo y al mismo tiempo asentarse en él, así sea momentáneamente, de un modo distinto. Después de todo, escribió Fabio Morábito en su relato sobre los Kleingärten berlineses, un “jardín es una experiencia de contención y corrección incesantes”. Así lo es también para Javier Peláez este jardín pictórico.

—Christian Barragán