↓
 ↓
Héctor Velázquez

Terreno Baldío presenta Especulaciones Orgánicas de Héctor Velázquez.

Héctor Velázquez es un artista visual que vive y trabaja entre Alemania y México desde finales de la década de 1980. Desde un inicio, su obra se ha centrado en la exploración del cuerpo como unidad de significación y en el cuestionamiento de los límites de la identidad individual. Subraya el papel de los sentidos en la construcción de la experiencia humana, a la vez jugando con ellos de modo metafórico en su iconografía y apelando a ellos directamente en su manejo de la materialidad, el color, la textura y el sonido.

Su trabajo escultórico busca entablar un diálogo con concepciones del cuerpo de otras épocas históricas—en particular en relación con el motivo prehispánico del Xipe Tótec con su piel desollada—y alude a las relaciones genealógicas y afectivas al imbricar cuerpos de distintas edades y diferentes géneros. La memoria personal y la historia familiar se entremezclan en la obra de Velázquez con estructuras inter y transdisciplinarias diversas que registran las maneras en que nuestras vidas y nuestro contexto se vinculan. Así, se refiere a elementos conceptuales y cotidianos, desde mapas y diagramas biológicos hasta la ropa que portamos que absorbe nuestras secreciones, se desgasta con el uso, y se convierte en lo que el artista caracteriza como una “segunda piel”.

En la selección de obra creada en los últimos doce años incluida en esta muestra, presenciamos la metamorfosis de los órganos y miembros del cuerpo humano que conocemos en estructuras rizomáticas que remiten tanto a nuestras redes internas y la lógica estructural de la naturaleza, así como a las interconexiones profundas que tenemos con nuestro entorno. Las piezas evocan el concepto de planetaridad articulada por Gayatri Spivak y los imaginarios interespecies en la ficción especulativa de Donna Haraway. Así, la monstruosidad y la mutación se despliegan como ejes expresivos en el proceso de investigación plástica de Velázquez, pero mantienen una dimensión humana que finalmente permite que se vuelvan familiares más que ominosas.

De esta manera la obra de Velázquez nos involucra corporalmente como espectadores, y nos invita a desmontar las fronteras entre categorías de experiencia y modos de conocimiento que nos han sido impuestos por la sociedad, la educación y la historia, sumergiéndonos en un nivel de percepción más generosa y dialógica.

— Karen Cordero Reiman