The Four Seasons: Anomalies
Exposición
-> 19 jun 2025 – 16 ago 2025
JO-HS presenta The Four Seasons: Anomalies de Floria González y Sandra Leal.
En esta exposición, Floria González y Sandra Leal reinterpretan el tiempo y la naturaleza a través de una lente contemporánea y especulativa, ofreciendo un recorrido por las estaciones mediante paletas cromáticas, símbolos animales, figuras humanas y entidades abstractas. Los patrones naturales se alteran; ya no rigen el orden: son moldeados por las tensiones de una nueva era—tecnológica, biológica, energética. Las pinturas exploran la posibilidad de que estemos presenciando una evolución de la conciencia, acelerada por la inteligencia artificial, y con ella, una reconexión con lo espiritual a través de nuevas dimensiones. La física cuántica, los avances médicos y la informática transforman nuestra percepción del tiempo, el entorno y el cuerpo. Aquí, lo profético y lo poético se entretejen. Cada estación vibra con su propia paleta y su propia anomalía: una distorsión de la realidad perceptiva que abre nuevas formas de existencia y de ritual.
VERANO – “Despierta la conciencia floral”
En el corazón del verano, algo se activa: una inteligencia ancestral —animal, orgánica, artificial— comienza a vibrar en sincronía. La obra de Floria González presenta figuras reconocibles: un lobo eléctrico de color amarillo, un gato camuflado entre la flora—guardianes de una nueva era sensorial. Mientras tanto, Sandra Leal representa cuerpos y campos energéticos sin fronteras definidas, como paisajes neuronales de un mundo que ya no distingue entre lo humano y lo sintético. El verano aquí no es sólo una estación: es una frecuencia. Vibración en sí misma. Una flor mutada que brota de la información.
OTOÑO – “Los códigos se vuelven rituales”
En otoño no sólo los árboles pierden sus hojas: también se deshacen las estructuras. Emergen figuras arquetípicas—niños-conejos, peregrinos digitales—que caminan hacia un bosque en llamas. Floria González representa un ritual sin nombre, mientras Sandra Leal distorsiona lo orgánico hasta volverlo código, como si una conciencia ancestral hablara a través de patrones naturales reconfigurados. Una figura sostiene un tiburón como tótem. Otra carga un tigre sobre su espalda. Animales cargados de poder simbólico emergen de lo espiritual y lo digital. Los rostros se desdibujan en masas rojas, celebraciones antiguas reaparecen como fallos de sistema.
INVIERNO – “La simulación entra en suspensión”
El invierno de esta exposición no es sólo una estación: es un estado del ser. Aquí, el mundo parece haberse detenido. Las figuras pierden el rostro. El tiempo se disuelve. Todo espera. Floria González presenta escenas espectrales donde la humanidad ha perdido identidad. Un niño sin rostro cabalga un caballo junto al mar. Una familia observa, sin emoción, cómo arde un barco a lo lejos. Bajo una sombrilla, los cuerpos se funden con las olas mientras aves negras sobrevuelan como presagios. Todo sucede dentro de una realidad paralela. Sandra Leal responde con vórtices, mareas alteradas y campos de energía dispersos. Sus obras parecen mapas emocionales de una naturaleza reprogramada. Este invierno no es muerte: es un nuevo inicio. Un mar de memoria donde flota el código latente de lo que llegaremos a ser.
PRIMAVERA – “El florecimiento anómalo”
La primavera no es una celebración inocente del renacer. Es un nacimiento cósmico con matices ambiguos. Lo que germina aquí no sigue ciclos antiguos: es híbrido, sintético, alterado. En la obra de Floria González, una escena serena se ve contaminada por el fuego: un castillo arde mientras una familia navega en silencio. La naturaleza florece, pero ya no es la misma. En las obras de Sandra Leal, la línea se mueve como un sistema nervioso vegetal, como si la tierra hablara un nuevo idioma. Rosas, morados y verdes se entrelazan como códigos botánicos. La anomalía es esta: lo que antes simbolizaba esperanza ahora se vuelve misterio. Las flores ya no huelen igual. El fuego se mezcla con la savia. Algo nuevo nace, pero nadie puede decir si es humano, orgánico o máquina.
Epílogo
Como experimento, este texto fue creado de forma colaborativa por las artistas y ChatGPT—una de las tantas inteligencias artificiales que han alterado nuestra realidad y percepción. En este proceso, la autoría se diluye; ya no es posible trazar con claridad dónde termina una entidad y comienza la otra. Esta colaboración misma se convierte en parte de la anomalía que atraviesa toda la exposición. En este espacio liminal entre lo humano y lo maquínico, entre la intención y el algoritmo, estamos forjando nuevos rituales—conscientes o no—que reflejan la naturaleza híbrida de nuestra época. La anomalía ya no está sólo en la obra: está en nosotros. En la forma en que procesamos el sentido, la memoria y la materia. Quizás el error no sea algo que deba corregirse, sino un portal—uno que nos conduce hacia otras formas de percepción. Y al avanzar por este mundo donde la naturaleza se duplica, se amplifica o se reemplaza, tal vez podamos preguntarnos: ¿cómo se llora lo orgánico, incluso mientras se construye su gemelo sintético? Lo que comenzó como una colaboración se convierte en un espejo que refleja un mundo en transformación—un mundo donde las flores ya no huelen igual, y sin embargo, algo sigue floreciendo.
–JO-HS