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Doble en Negativo: Dibujo y Espacio

Doble en Negativo: Dibujo y Espacio

Esta exposición aborda el dibujo y su condición dual como herramienta y como disciplina artística, como auxiliar técnico y como experiencia cultural, estética y expresiva. En todos los artistas de esta muestra los elementos básicos del dibujo como punto, línea, mancha y plano tienen un rol determinante en la resbaladiza interpretación de la imagen y la representación; elementos con los que se disemina la frontera entre dibujo, espacio y narrativa, así como entre dibujo, pintura, arquitectura, animación, talla en madera, modelado, escritura, escultura y arte de participación social.

Artistas: Alejandra Venegas, Israel Urmeer, Cynthia Yee, Rita Ponce de León, Jonathan Miralda, Elsa-Louise Manceaux

Curador: Eduardo Egea

Cynthia Yee literalmente materializa la aproximación poética de Paul Klee donde dibujar es sacar a pasear una línea, estableciendo un balance entre intuición y composición, entre disfrute manual y control técnico. Rita Ponce de León, al invitar a dibujar a los espectadores, establece un mapeo afectivo entre ellos y los artistas de esta exposición, creando una estética relacional dibujística y gráfica. Alejandra Venegas desdibuja el límite entre la herencia formal de la pintura moderna occidental y el uso de la tinta con marcada influencia del Taoísmo y el arte oriental, en particular, el estilo chino de pintura Shan Shui. Elsa-Louise Manceaux utiliza la ambigüedad orgánica de sus representaciones y la transparencia plástica e intensidad de color de la tinta, acrílico o fresco para explorar la percepción visual, sensorial, física y cultural de múltiples soportes. Jonathan Miralda evoca el uso de la viñeta en la historieta para desmontar la psicología de la representación a través de la expresividad y humor de personajes ubicados en entornos urbanos y arquitectónicos. Israel Urmeer utiliza animaciones dibujísticas para explorar la formación del inconsciente colectivo nacional a través de personajes de la historia del arte mexicano, así como paisajes y volcanes como el Popocatépetl e Iztaccíhuatl, derribando en su obra objetual el límite entre seducción de la imagen y sensualidad de la materia.

Como el positivo que complementa a un negativo, esta exposición sitúa en aprietos al espectador en su intento por definir qué es dibujo y qué no lo es, qué es arte y qué no, qué es interdisciplina o tradición, ambigüedad que revela al dibujo como una sucesión de rupturas culturales que han moldeado a nuestro inconsciente colectivo y personal.

— Plomo