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Dasha Filatova

Dasha Filatova

BABY, IT'S COLD OUTSIDE

Unión presenta Baby, It's cold outside de Dasha Filatova. Curaduría de Tan Uranga.

La obra de Dasha Filatova comienza con un gesto fundamental: caminar, mirar, detenerse y permanecer. La cámara aquí no es un instrumento de control, sino de atención. En sus recorridos cotidianos, a través de las rutinas del paisaje urbano o natural, la artista encuentra objetos que parecen haberse deslizado hacia los márgenes: fragmentos de uso y huellas materiales que cargan con las historias de los propios objetos y del momento. Filatova no los acomoda ni los escenifica; simplemente los reconoce y los deja hablar a través de su trabajo fotográfico.Cada imagen condensa una paradoja: lo insignificante se convierte en el núcleo de la experiencia del objeto. En el instante en que es capturado, el objeto deja de ser un resto anónimo y se transforma en figura cargada de sentido. No se embellece ni se eleva artificialmente, sino que se le devuelve a su lugar dentro del campo de lo visible. Lo que antes parecía periférico al mundo adquiere de pronto una centralidad inesperada.En este cuerpo de obra, la fotografía se mueve en una tensión constante entre la memoria y el presente. Los objetos, despojados de su función original, portan huellas del tiempo: marcas de uso, señales de desgaste, rastros de abandono. La cámara los preserva en ese estado intermedio en el que ya no cumplen un propósito práctico, pero tampoco se desvanecen en la nada. Permanecen como testigos mudos de una historia que nunca concluye del todo, abiertos a la interpretación de quienes los observan.El paisaje que enmarca estos hallazgos no es un simple telón de fondo, sino un territorio de resonancias. Las fotografías de Filatova muestran cómo cada objeto, en su precariedad y aparente inutilidad, se convierte en un ancla para múltiples narrativas. La mirada se desplaza de “lo que es” a “lo que significa” y, en esa transición, emerge una poética construida en silencio.El acto de fotografiar aquí no se reduce a registrar, sino a cuestionar: ¿qué vemos cuando miramos? ¿Qué historias se esconden en lo que dejamos atrás? La imagen abre un campo de relaciones donde el espectador ya no ocupa una posición pasiva, sino que debe completar la experiencia con su propia memoria, sus asociaciones personales, sus afectos. De este modo, cada fotografía se convierte en un espacio compartido, un punto de encuentro entre la mirada de la artista y la del público.

–Unión