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Casa Narciso del Valle

JO-HS presenta Casa Narciso del Valle y la conversación con el arquitecto Andres Souto, investigador Pablo Martinez Zarate y Rodrigo Echeverria. Para asistir, escribir un correo a sophie@jo-hs.com.

La primera observación que puedo hacer sobre esta acogedora casa es el reflejo de una única, particular y difícil de existir fusión entre dos visiones, pasiones y personas. Aunque el arte y la arquitectura siempre han ido de la mano de una u otra manera, siento que hoy en día es difícil encontrar proyectos que aborden esta sencilla noción de una forma literal y comprensible como lo hace la casa Narciso del Valle. Me hace pensar en la descripción que da Charles Jencks sobre el doble código de la arquitectura postmoderna.

Por un lado logra hablarle al público más exigente y conocedor a través del uso estudiado y cuidadoso de los elementos arquitectónicos que componen un edificio (una casa en este caso) y que por el otro, logra generar una conexión profunda con el usuario o espectador “no conocedor” a través del arte y el ornamento. La compleja distribución y solución de espacios –dado a que el proyecto es una remodelación– complementados por elementos como un retrato en primer plano de los trabajadores involucrados en la construcción, son evidencia de un proyecto que de forma consciente o inconsciente, logra establecer este doble código y lo hace, encima de todo, de una manera en apariencia por lo menos, natural e intuitiva. Sin embargo, los numerosos ensayos y estudios de las pinturas y frescos que vemos en la casa, así como las bitácoras saturadas de ideas, rayones, referencias y propuestas, nos revelan otra cosa escondida bajo la ligereza del proyecto. Esto es el esfuerzo, dedicación, tiempo y cariño que la pareja ha invertido en este ejercicio; evidencia clara y hermosa de la pasión que Rodrigo y Marion tienen por su oficio. Casa Narciso del Valle se ha convertido en una referencia personal en la arquitectura. Entrar por la puerta principal a un hermoso patio y ser recibido y guiado por unos monstruitos de luz me hace sentir que estoy en un lugar especial. Los detalles y gestos que van apareciendo a lo largo del recorrido solo acentúan esta sensación. El azulejo toma una dimensión importante al ser colocado en el techo del vestíbulo - como un espejo de agua que rompe las reglas de gravedad - para reflejar los deliciosos colores del retrato de los trabajadores que nos recibe y nos da un momento para descansar y pensar antes de entrar. Al interior, me llama la atención el uso de cortinas blancas, ligeras y segmentadas que permiten un control de luz elegante y versátil. El recorrido culmina con lo que Rodrigo llama “nuestro homenaje a Barragán”: un pequeño patio contenido entre cuatro muros altos que guían nuestra vista, atención y tiempo hacia las nubes. La obra maestra que son las escaleras y el fresco alrededor de ellas me abruma. Me recuerda, casi como un regaño, pero cariñoso y serio, que lo más importante en el oficio creativo - y en la vida en general - es que se vale jugar, mientras se le hace frente a los obstáculos de la realidad.” 

— Arq. Andres Souto