Anatomía líquida del deseo
Exposición
-> 4 sep – 8 nov
Galería Enrique Guerrero presenta Anatomía líquida del deseo de Annie Flores.
En Anatomía líquida del deseo, la artista mexicana Annie Flores despliega una práctica pictórica que se mueve entre la insinuación y la disolución, entre lo que el cuerpo recuerda y lo que el cuerpo desea. A través de más de 60 composiciones en óleo y acuarela —sensuales, acuosas, ambiguas—, Flores construye una cartografía emocional donde la pincelada no sólo tiñe la superficie, sino que la habita, la mancha y la convierte en cuerpo.
En estas obras, papel, tela y pigmento interactúan como superficies sensibles donde se inscriben manchas y gestos que conforman anatomías, fragmentos de cuerpos en fuga. Aquí, el trazo insinúa más que delimitar; lo que se muestra es apenas la huella de lo que estuvo.
El universo poético y simbólico que Flores propone combina, por un lado, lo erótico y lo íntimo — tradicionalmente asociado a formatos pequeños de la pintura de gabinete, colocadas con delicadeza en sitios para ser observadas de cerca— y, por otro, lo contemporáneo de la imagen proveniente de pantallas digitales, instantáneas del placer en este tiempo.
Los cuerpos, en escenas de explícita carga sexual y en su mayoría femeninos, habitan lo cotidiano en interiores de habitaciones con camas y almohadas, historias que se desarrollan a partes iguales, tiernas, sensuales y fantásticas. Yuxtapuestos a peluches, dulces y stickers —guiños a la vida digital, que ha acompañado a la artista generacionalmente—, estas imágenes evocan tanto las fotos compartidas desde la cámara del teléfono como las delicadas ilustraciones shunga japonesas. Así, se forja una relación fluida entre la pantalla y la pintura, lo imaginado y lo vivido, entre lo efímero de la fotografía del teléfono y la perdurabilidad de la pintura al óleo.
Sin embargo, más que representar el placer o el deseo —en tiempos de pantallas—, la artista los emplea como método: como una herramienta para activar y exponer la identidad erótica que se construye desde el cuerpo y su memoria. De esta forma, la sexualidad no es aquí un tema, sino una forma de pensar, recordar, sentir alegría y pintar: cada mancha es una caricia que persiste, cada forma, una insinuación que se fuga. En esta nueva y honesta entrada en la larga tradición del arte figurativo, la pintura de Annie Flores se presenta tanto como un llamado permanente a experimentar lo que nos es propio de lo humano frente a lo artificial, a la vez que amplía sus posibilidades narrativas para explorar el acto de mirar.
–A. G. A.
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