Reseña
por Verana Codina
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… y las mariposas volaban de flor de flor
Joan Sebastian
Scott Galván es un inventor que pinta. Ha creado la primera máquina capaz de viajar a la velocidad de la luz. Se trata de un híbrido, un tren-oruga que habita el catorceavo piso desocupado de una torre corporativa sobre Paseo de la Reforma, la nueva sede de Proyectos Multipropósito. La criatura fue desalojada de las profundidades de la ciudad y traída a las alturas para ser exhibida y contemplada durante esta semana del arte.
Ella muta en la linealidad que sigue el movimiento del ojo. Cada pintura es una ventana que nos permite captar su metamorfosis. La observamos a la vez que la abordamos; estamos dentro de ella, ocupamos el tercer vagón de izquierda a derecha. La hilera de lienzos perfectamente alineados recuerda a diapositivas de un proyector que entre más rápido cambias, mayor el efecto óptico de convertir a un ser fijo y estático en uno animado. De oruga a crisálida, a mariposa: las caricaturescas formas se encuentran en la aleación de un juego mecánico, un dragón chino y un lepidóptero avioletado. En Estás aquí (you’re here) no queda más que abrocharse el cinturón y disfrutar del viaje.
En la obra de Scott hay una correspondencia de ideas y formas; aparecen binomios que son inseparables: tren-oruga, ventana-pintura, mariposa-señalética, siendo esta última tomada del logo de la estación Juanacatlán de la línea rosa, un tono que además prevalece a lo largo de la exposición. El ícono fue llevado a la tridimensionalidad y le da forma a los marcos metálicos que contienen a dos de las pinturas del show. A su vez, estas estructuras recuerdan a la cancelería de los bordes que rodean las icónicas ventanas de nuestros metros. La obra se siente casi esmerilada; las veladuras en el tratamiento de la superficie son producidas parecido a como se deslustra un vidrio para obtener ese acabado opaco. En el metro, la gente lo logra rayando el vidrio con llaves; el artista lo hace al terminar su obra con una capa de óleo.
La fascinación que tiene Scott por los medios de transporte, sean cabinas de avión —una escenografía lograda por la maestría y cuidado que caracterizan siempre los montajes de PM—, excéntricos carritos de montaña rusa —un tanto sospechosos como los de una feria patronal—, o vagones de tren, es la misma que como pintor le genera la luz y el movimiento. Estas dos cualidades pictóricas son explotadas por el artista desde el fenómeno que ocurre cuando se mira fijamente un punto, pero nuestro cuerpo está siendo desplazado. La velocidad que alcanza la visión —únicamente posible al estar a bordo de un vehículo— genera movimientos sacádicos que permiten que el ojo se desplace lo suficientemente rápido para ver una escena con nitidez. Este tipo de movimientos intermitentes, que se producen cuando los ojos se mueven de un punto a otro en el campo visual, son imitados en la pintura por medio de ágiles pinceladas y borrones que brotan de las profundidades del fondo color malva, un morado pálido y azulado que se encuentra entre el violeta y el rosa, y que es protagonista de la exposición.
La máquina-insecto se desplaza en el espacio, aparece y desaparece. Se cuela en lienzos que no le pertenecen. Sutilmente se ha infiltrado en los quince pares de pinturas ovaladas que simulan ventanillas de avión. Los ‘gusanos’ acompañan sigilosamente a estas flores de campana cuyos tallos se sacuden como latigazos en la locomoción de su movimiento. Han creado un atajo para desplazarse de un punto espacio-temporal a otro.
Publicado el 12 febrero 2025