Tiempo de luz y sombra
Drexel galería presenta Tiempo de luz y sombra, exposición individual del artista Saúl Kaminer.
El título de esta exposición, que asocia la oposición de luz y sombra, entremezclándolas metafóricamente para crear una dialéctica tanto estética como existencial, resume tal vez en sí mismo la madurez de una obra que encuentra, en esta última presentación del artista, a un tiempo pintor, escultor y grabador, la culminación de un proceso sensible e intelectual coherente donde vida y obra se entrelazan sin cesar. Refleja igualmente cómo el desafío al espacio encontró su plenitud en el juego entre vacío y lleno, entre plano y volumen, contrastes que fundan la escencia profunda de su reflexión estética: aquella en la que las oposiciones se diluyen, al tiempo que se nutren mutuamente, afirmando así la complejidad de toda creación artística.
Su obra se afirma cada vez más leve y aérea; rectas y curvas desarrollan una coreografía singular favoreciendo una organización espacial que elimina todo elemento susceptible de parecer “anecdótico”. El recorte sutil (y hábil) que apreciábamos en su universo figurativo está hoy al servicio de una geometría en la que los límites del espacio parecen borrarse paulatinamente. Si en esta construcción fragmentada, aunque controlada, el color desempeña un papel esencial, el dibujo ha ocupado desde siempre, en Kaminer, un lugar fundamental como el esqueleto invisible de esas formas y esas líneas imbricadas, cuya estética no deja de recordarnos la de un cinetismo revisitado, o tal vez un minimalismo. Sin embargo, en sus composiciones abstractas, en sus ondulaciones, recortes, fragmentaciones, marañas y destellos de color, la naturaleza nunca está lejos.
La instalación titulada Verticalidad, comienzo y semilla (2023-2024, 400 x 300 cm), realizada para la exposición, recibe al visitante al ingresar y establece de inmediato esa dimensión de poética espacial en la que rigor y emoción son indisociables, como siempre lo fueron en Kaminer.
El recorrido espaciado, que alterna obras tridimensionales y bidimensionales privilengiando el papel del espacio en la organización. Transparencia, equilibrio, movimiento, evanescencia y corporeidad son los desafíos estructurales y formales que el artista afronta desde hace muchos años, en una obra muy personal que, en esta exposición, encuentra su plena realización.
Maestro tanto de la línea como de la forma del color, la obra abstracta de Saúl Kaminer da lugar, sin duda alguna, a un “imaginario” que se construye entre oposiciones, sean estas estructurales o polícromas, o, como lo dice él mismo, en ese intermedio que va de la sombra a la luz, de la claridad a la oscuridad.
— Christine Frérot