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La Pinche Adultez

La Pinche Adultez

La Pinche Adultez es un dúo de mujeres artistas (Ana Armitage e Ingrid León) que reflexiona acerca de lo que significa e implica la transición a la vida adulta. Arte Expuesto presenta una animación de La Pinche Adultez en varios espectaculares de la Ciudad de México y Monterrey.

Ponen de manifiesto algunos de los tabúes que nos condicionan cultural y socialmente conforme vamos ‘madurando’. Mediante una serie de instalaciones inmersivas, las artistas muestran instantes que se leen incompatibles con las expectativas sociales y con lo apropiado, creando una puesta en escena antagónica a lo que dicta la adultez. Al empatizar con estos escenarios, la/el expectadorx es invitadx a cuestionar sus aparentes convicciones de persona adulta y a dirigir la atención hacia lo que da por sentado, desde una mirada vulnerable, de modo que reconozca los dogmas que interfieren con sus deseos e identifique sus placeres y afectos más profundos.

Las piezas expuestas en Arte Expuesto muestran intersticios que ocurren fuera de las rutinas adultas, organizadas por itinerarios de productividad y eficiencia.

“ Entras a mi cuarto a las 3:00 pm de la tarde un sábado” vemos a una mujer recostada en su recámara con el torso descubierto y alumbrado por su teléfono. En un hueco de escape, ella focaliza su atención en los estímulos que se despliegan en la pantalla que sostiene, al tiempo que evita retomar su rutina de aseo y arreglo personal.  A su costado yacen objetos que le permiten subsistir en la adultez, algunos aludiendo al control (una credencial, desodorante, ropa) y otros al descontrol (un vibrador, cigarros y alcohol); acumulados, desordenados y fuera de su lugar, capturan un instante de desidia. Este retrato advierte que como adultxs nos acatamos a obligaciones y responsabilidades en la esfera pública, y en lo privado, rompemos el orden y nos resistimos a cumplir hasta las tareas (aparentemente) más sencillas.

“Hoy no salimos de casa”  muestra una escena de diversión y relajamiento moral como alternativa a la adultez restrictiva. En ella vemos a dos mujeres aletargadas, acompañadas de más personas que están fuera de cuadro. Una de ellas se concentra en su teléfono y la otra voltea hacia la/el espectador(a). En su momento de desconexión con las expectativas sociales que cargan, generan nuevas conexiones entre ellas, con quienes comparten un momento recreativo en la cama donde se encuentran y alrededor de ella, y con quien mira la escena. En ambas obras, el dormitorio funciona como espacio confesional y de intimidad para generar empatía sobre las inconformidades con la experiencia adulta.

Texto por: Pedro Ceñal Murga

Ver la ruta expositiva en Monterrey y Ciudad de México