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Inés Avendaño Granados

Centro Cultural Plaza Fátima presenta Materia hilante, proyecto de Inés Avendaño Granados bajo la curaduría de Lucía Vidales.

Esta exposición reúne tres obras recientes de la joven artista sinaloense que materializan inquietudes en torno a cuerpos escultóricos, procesos de pigmentación, hilado y tejido, cuyo núcleo es la vinculación poética y vital que puede encontrarse en todas las cosas, así como los afectos y efectos que éstas suscitan. La experiencia de que todo está conectado.

La propia agencia, las cualidades plásticas y afectivas de las fibras, tintes naturales y otros materiales que Avendaño utiliza le han permitido desarrollar procesos no del todo predecibles, desbordando aquello que conoce y controla. Así, abraza las exigencias de cada material que no responden a la voluntad de la artista, para ser transformados con el clima o el tiempo. Realiza acciones con la cuerpa, no sólo con las manos o herramientas: cocciones, tinturas, condensación, acumulación, estiramiento, en un encuentro entre agencias humanas como la costura a mano o el teñido tradicional, y no humanas como la gravedad, los elementos vegetales, o procesos moleculares que suceden como en una coreografía.

En estas piezas la lana aparece en estado crudo, con residuos de materia orgánica. La fuerzas que la afectan y su propia composición son las condiciones de su forma: no se trata de formas ideales, sino de cuerpos conformándose en interacción con el entorno y desde sus propias cualidades. En Khorde, formas sugerentes de cera y lana cosidas y pigmentadas con aguacate, remiten tanto al cordón umbilical, a la posibilidad de conexión en el espacio, vísceras, como a un extraño ser, no a un objeto inerte. Entre el cuerpo animal, elementos de origen vegetal, la escultura y lo pictórico, Ser parte de la red aparece con cualidades heterogéneas táctiles, visuales y olfativas, extendida, como desollada, donde interior y exterior no son características excluyentes. Mil enhebros, por su parte, es un cuerpo que invita a repensar la idea de estructura desde la manera en la que los cuerpos se conforman. Sus dimensiones son similares a las del cuerpo de la artista y remite también a procesos orgánicos de descomposición necesarios para que la tierra sea fértil y sea posible la germinación.

La acción de hilar es entendida aquí en un sentido amplio que implica la posibilidad de interacción de lo heterogéneo, de lo frágil que en conjunto toma fuerza, o la de suturar heridas y quiebres. Para Inés el tejido permite una conexión con tradiciones ancestrales, con familiares, o con otras mujeres que ejercieron antes que ella las distintas prácticas que implica la producción textil como forma de conocimiento, así como con las connotaciones de género que tiene el oficio del tejer, más cercanas a procesos rituales, utilitarios y del cuidado, que a la Historia del Arte. Hilar es una actividad reflexiva de observación y creación de dimensiones personales y colectivas, que también vincula la obra de Avendaño con otros esfuerzos de creadoras y pensadoras de hoy en día.

— Lucía Vidales