En mi exploración visual sobre las imágenes de culto: el kitsch es político por la forma en que se posiciona dentro de las ciudades latinoamericanas ,se cuestiona un orden visual mediante el acto político de imaginar a nivel colectivo, paradójicamente las imágenes de cultocontinúan su labor como representaciones del poder debido a su capacidad para reunir comunidades, rememorar historias sobre la violencia estructuralmanifestándose como síntomas y rumores en torno a lo insólito para inscribirse en la memoria como un síntoma de afectos colectivos en la América Latina del siglo XXI. Por medio de la imagen de culto no se olvida una causa o un momento histórico a nivel íntimo o colectivo independientemente si se vincula con la religión o personalidades de culto secularizadas como líderes de movimientos sociales o personajes históricos que oscilan entre ciclos históricos y crisis donde se cuestionan los posicionamientos sobre nociones relacionadas con la idea de nación, identidad y culto que afectan a las comunidades bajo el concepto altamente cuestionado de “pueblo” por sus connotaciones ideológicas y en ocasiones excluyentes. Estas imágenes intervienen en el espacio público que marca territorios e identifica comunidades por medio de dispositivos bidimensionales o tridimensionales como los altares callejeros, o las invenciones populares que surgen en torno a un imaginario de culto cuyo contexto puede ser religioso o secular, susceptible de ser expropiado de un marco institucional a nivel simbólico por medio de categorizaciones estéticas como “lo vernáculo” o “kitsch”dentro de las urbes latinoamericanas. Mi obra hace una lectura de sincretismos inmersos en un contexto postcolonial de lo que exploro como: “la estética de lo popular” como cuestionamientos empistémicos por medio de la decolonización que proporcionan los imaginarios de culto.

— Verónica Villegas 

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