Síntesis, exploración, imágenes glitch, street art, colores generados por luz-pantalla, plataformas, variables...

Con estos términos, Foreman (Marcos González), construye el andamiaje teórico de sus creaciones. Frente a nosotros, tenemos pinturas, pequeño, mediano y gran formato, un cuerpo de 45 obras bajo el título de todas las cosas deben nombrarse.

Encontrar la voz propia en cualquier expresión artística puede ser -en ocasiones-, un camino arduo, minado por nuestras propias ansias de creación. El Foreman, se ha sabido pintor, el entorno urbano, ha sido siempre el detonador de sus producciones. Con estos elementos que parecerían lo suficientemente acotados, Foreman ha ido construyendo su camino como artista. Con el tiempo sin embargo las opciones y posibilidades se han ido multiplicando en una apertura que parecía admitir casi todo bajo el concepto de street art.

Todas las cosas deben nombrarse, exposición que ahora presenta Foreman, representa a mi modo de ver, una evolución significativa, guiada por la escucha de su propia voz. La pintura expansiva recurrente en sus trabajos, parece contenerse para concentrarse con mayor libertad en ejercicios puramente pictóricos en los que se aventura con un salto sin red de protección.

Si nuestro artista nos había acostumbrado a tocar una multiplicidad de registros tanto narrativos como de reconocimiento en sus alusiones a las culturas tribales urbanas, el Foreman acota ahora su erudición evidente eligiendo el signo y el movimiento en una propuesta más abstracta y en este sentido más abierta a la interpretación. Kandisnsky urbano, Foreman crea y recrea sensaciones y experiencias, a partir de pequeñas composiciones llenas de fuerza y presencia en donde la materia parece fluir con velocidad sumando acciones en un proceso de saturación ordenado por los ritmos que la forma-color determina.

Pequeños formatos, plataformas de lanzamiento en crecimiento progresivo, para luego volver a decrecer buscando sus variables en un vaivén continuo. Pintura de inspiración callejera, pintura eléctrica y de energía instantánea, Foreman, parece encontrar su voz en estas abstracciones, el camino se mira prometedor y en ese sentido merece ser nombrado.

— Francisco Castro Leñero