La línea consta de un número infinito de puntos
Exposición
-> 18 ene 2024 – 21 mar 2024
Espacio Morelos presenta La línea consta de un número infinito de puntos de Omar Guerra. Durante el Fiest GDL ART WKND permacerá abierta jueves, viernes y sábado de 12 a 5pm.
. La línea consta de un número infinito de puntos
Siguiendo los trazos límpidos de Euclides, encontramos las sombras elusivas que danzan en las periferias de sus postulados. La geometría clásica, con sus líneas inmutables y puntos discretos, se erige como un edificio sólido, pero al alzar la mirada hacia las estrellas de la metafísica, se revelan grietas donde residen cuestionamientos inquietantes.
Como bien propusieran los dimensionistas en 1936; las artes, animadas por una nueva concepción del mundo, debían trascender las barreras de sus propias formas de expresión. La literatura debía superar la línea y ocupar el plano; la pintura, dejar el plano y ocupar el espacio; y la escultura, superar el espacio tridimensional muerto, cerrado e inmóvil de Euclídes y evaporarse en una nueva forma de “Arte Cósmico”. Un arte que despliegue diversas rutas, movimientos y encuentros, tejiendo conexiones entre la conciencia y la esencia.
En la obra de Omar Guerra se encuentra la narrativa del asombro en sí misma. El paso del mythos al logos, y de vuelta al mythologos, como acontecimiento que engendra múltiples hallazgos en un breve espacio-tiempo. Una suerte de espiral en eterno retorno, como encontramos en Tertium Organum.
Para el logos existen conceptos, alegorías y silogismos eminentemente dualistas, excluyentes entre sí; pero en el mythos hay una lógica acerca de la unidad con un todo. Dos sistemas, dos poderes en relación dialéctica; cuerpo, mente y sustancia como una sola realidad; la conciencia de sí relacionada con la conciencia cósmica. En definitiva, el universo que se ve a sí mismo a través de un observador que es, a su vez, él mismo.
Hemos acariciado el cosmos a cada instante. Sin embargo, el dilema moderno inherente a nuestra existencia, tal como plantea el escritor y compositor George Gurdjieff, radica en un crecimiento desmedido de la personalidad, a expensas de la esencia; un crecimiento desmedido de lo irreal y lo externo, a expensas de lo natural, de lo real y lo que es uno mismo.
Quizás –solo quizás–, la respuesta sea regresar a las formas, como síntesis simbólica que trasciende la mera realidad tangible; esencias de la naturaleza misma, lo humano y lo divino. Trazar senderos con líneas que se despliegan sobre un mapa de posibilidades, complejas y armónicas a su vez.
Somos memoria, un quimérico museo de formas inconstantes, un montón de espejos rotos. (Borges, 1984).
— Cecilia Álvarez-Tabio