Y de pronto... ¡una expo! Sobre Teoría de la Generación Espontánea en SOMA
por Bruno Enciso
->
Tiempo de lectura
4 min
De nuevo, la generación de artistas que egresa del programa educativo SOMA presenta su trabajo a través de una exposición. Desde su título, Teoría de la Generación Espontánea, se plantea un ejercicio autorreflexivo, un disclaimer: donde presuntamente hay una generación escolar, antes hubo dispersión. Y es que, no sólo se trata de encontrar una denominación que adorne una selección de piezas a las que no se les pide tener algo en común, sino de integrar los contrastes y desequilibrios entre lxs participantes a la lógica de organización y diseño de la exposición que les conjunta. Habría que buscar que las diferencias operen como potencias, digamos, que una generación produzca algo más que una nueva entrada en el historial de una institución. Teoría de la generación espontánea presenta el trabajo de Jonathan Cerón, Andrea Ferrero, Laia Giol Carreño, Fernando González, Juan Carlos León, Enrique López Llamas, Elisa Malo, cecilia miranda gómez, kendy rivera, Alan Sierra y Yorely Valero.
Cada proyecto utiliza una metodología distinta que nutre a la exposición. Es posible identificar algunos cruces. Los proyectos de cecilia y Jonathan comparten una clave de experimentación formal y poética, mientras que kendy, Andrea y Fernando revisan críticamente formaciones socioculturales específicas y sus símbolos. Tanto Yorely como Alan investigan y ensayan curiosos tropos cuyas complejidades afectan la vida cotidiana de modos casi imperceptibles. Por su parte, Juan Carlos y Enrique rescatan experiencias personales significativas para explorarlas y encontrar nuevas vías de agenciamiento sobre ellas. Laia y Elisa construyen dispositivos que les permiten especular sobre situaciones domésticas en las que proliferan preguntas y relaciones entre el cuerpo y la subjetividad. Cada unx exige un tiempo distinto.
Elisa Malo, Museo objeto del sueño, 2021. Cortesía de SOMA
En mi experiencia como visitante, resalta el inquietante Museo Objeto del Sueño, de Elisa Malo. Se trata de una máquina-criatura en cuyas fauces se encuentra la entrada a una dimensión extraña donde algunas imágenes provenientes de los sueños de la artista están suspendidas en una atmósfera caleidoscópica. Su descomunal estructura cuadrúpeda de casi 3 metros de altura está cubierta de sábanas usadas, donadas por amigxs y conocidxs. Sábanas “ya soñadas”, dice ella. De esta piel arremolinada y blancuzca emana una energía angustiante y seductora que invita a revisitar los sueños estremecedores que cada unx ha tenido. Además, para activar la maquinaria interna del dispositivo, se requieren dos personas, una gira una manivela y otra mira las imágenes en movimiento. Estas personas no se dan la cara pero trabajan en equipo, comparten una intimidad. La pieza evita aproximarse a los inasibles flujos del sueño con intenciones descriptivas voraces, más bien produce una experiencia anómala y juguetona que indaga sobre la presencia de lo soñado en la vigilia.
Elisa Malo, Museo objeto del sueño, 2021 (detalle). Cortesía de SOMA
La publicación
La publicación que acompaña a la muestra despliega contenidos de distintas naturalezas y densidades a lo largo de sus más de 200 páginas. Hay ensayos escritos y visuales, poesía, fotografías, canciones, semblanzas, entre otras cosas. Como autorxs, participan lxs artistas, algunxs docentes de SOMA y un par de invitadxs. Varían también los modos de autoría: docentes escriben con alumnxs, alumnxs con alumnxs o solos. No todxs tienen el mismo número de apariciones. Aquí se mezclan una notoria planeación editorial, un ameno ritmo experimental y una carga de contenido que se siente vasta y generosa.
Juan Carlos León, Colonizar el fin [Kallumpakunamikan shunku / Kuyllur], 2021. Cortesía de SOMA
La sección del Cancionero reúne una colección de citas que cada artista extrajo de alguna canción que se relaciona con su proyecto. Antes o después de la visita presencial, acudir a esta selección ayuda a acercarse a los pliegues de cada pieza, al ánimo de sus productores. No se exige que ningún proyecto se justifique en la literalidad de las letras, sino que se asocie con un tono, con una atmósfera. Otra sección interesante es Pedradas desde la oscuridad, donde lxs participantes escriben desde el anonimato compartido lo que les molesta del gremio artístico. Son mensajes breves y crudos que oscilan entre un tono de confesión, hartazgo y testimonio. Sin ostentar un brillo revolucionario, estas oscuras páginas funcionan como un amargo recordatorio de que las producciones de arte no sólo se sostienen en dinámicas de gracia y virtud. Dicho sea de sobra: este libro hay que leerlo con detenimiento.
Contenidos adicionales pueden encontrarse en la cuenta de Instagram de SOMA y en su canal de YouTube, donde se albergan los registros del programa público. La exposición permanecerá abierta hasta el 23 de octubre y puede visitarse agendando una cita a través del portal espontanea.net. La versión digital de la publicación está disponible para su descarga en el mismo sitio.