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Registros relacionales, materiales y corporales. Sobre 'Hembra' de Mariana García en Galería Gotxikoa

Reseña

Registros relacionales, materiales y corporales. Sobre 'Hembra' de Mariana García en Galería Gotxikoa

por Aurora Marie Leyva

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Tiempo de lectura

4 min

Visité Hembra de Mariana García en Galería Gotxikoa, una exposición íntima donde la artista nos introduce en sus procesos biológicos y su relación con la Madre Tierra por medio de archivos fotográficos en diferentes formatos, textos personales y objetos familiares.

Empecé a leer la exposición de izquierda a derecha. Un texto escrito por Mariana, “Texto Madre”, daba una introducción poética. Es un homenaje a la Madre Tierra. Después, me encontré con ocho fotografías de pequeño y mediano formato, algunas en blanco y negro, otras a color, de cabellos y retratos de mujeres dando la espalda. Resaltaba el enfoque en detalles del cuerpo femenino.

Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa
Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa

Entré a un pequeño cuarto acogedor, tapizado con telas parecidas a cortinas amarillas. Dentro se encontraba una pantalla reproduciendo fotografías de retrato y de viajes de Mariana, como una bitácora visual.

Volviendo a la sala principal, observé imágenes relacionadas a la maternidad y a los ciclos. Me encontré con un collage de fotografías en pequeño formato con diferentes elementos: un close-up de una piel, retratos de una mujer embarazada, un caracol, el mar, un campo de flores, un árbol y esculturas mitológicas. Debajo de las fotografías estaba un texto escrito por Mariana, haciendo énfasis en la madre y la existencia.

Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa
Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa

Las series fotográficas trazan imágenes de detalles sutiles del cuerpo femenino, bitácoras de sus procesos vulnerables, trayectos físicos y personales. Fotografías sobrepuestas invitan al espectador a hojear cada impresión —una de ellas con la frase: “sí tocar”— y a involucrarse de manera más íntima con las piezas, algo que generalmente tendemos a ver de lejos. Parecía una cartografía de encuentros internos y externos, como dirían Deleuze y Guattari: hacer el mapa y no el calco, un mapa abierto, conectable, palpable.¹

Al centro de la sala encontré una mesa con archivo y objetos familiares de la artista, que significan para ella luz y oscuridad. Un diario con un poema, dos fotografías instantáneas en blanco y negro, una receta de un aderezo de cilantro, notas de periódico, fotografías tomadas e intervenidas por su abuela —quien también fue fotógrafa— e, incluso, objetos retratando procesos biológicos y emocionales como una ecografía. Algunos nidos de pájaros que encontró en sus trayectos cotidianos, al igual que diferentes hojas de árboles relacionadas con la hermana de Mariana, que es taxidermista. También pude observar dibujos y fotografías de su hija.

Podía ver sobre la mesa la historia y las relaciones personales de la artista. Se sentía como si estuviera observando un árbol genealógico con sus raíces y sus hojas. Soportes tangibles de recuerdos, momentos donde abrazamos las raíces de esos árboles y vemos las microhistorias como territorios afectivos por medio de objetos personales.

Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa
Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa

Me seguía encontrando con retratos en diferentes formatos, incluida una caja de luz. Notaba analogías entre lo natural y lo corpóreo, algunas de esas impresiones estaban intervenidas con textos escritos. Una fotografía con la que pude conectar fue la imagen de un mar, un registro de un viaje de Mariana donde venían escritas con lápiz las palabras “y ciclos y ciclos y ciclos y ciclos”.

Mariana introduce al cuerpo como parte de una experiencia que excede el lenguaje fotográfico y nos permite considerar a la percepción y a la sensación como modos de cognición y significación². Al mencionar en su texto:el poder femenino se navega con gracia y en olas, nos recuerda el ser y el sentir…” pude notar su relación con los elementos naturales que influyen afectivamente en sus ciclos biológicos: el paso del tiempo, las estaciones, el ciclo del agua, la mitosis, el ciclo de la vida. Me remite a mi propia relación con estos ciclos: la fase lútea, menstrual, folicular y ovulatoria. Como voltear a ver el cielo y notar la luna en su fase menguante.

Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa
Vista de la exposición ‘Hembra’ de Mariana García. Cortesía de la artista y Galería Gotxikoa

Los ciclos fluyen a través de nuestro cuerpo y el entorno, observarlos nos da el espacio para considerar nuestra vulnerabilidad ante ellos, ¿qué pasa cuando se rompe el ciclo?, ¿y si éste se altera?, ¿qué pasa si yo decido romperlo?, ¿estamos atadas a estos ciclos o hasta qué punto podemos cambiarlos?

Aurora Marie Leyva

1: Deleuze, G., & Guattari, F. (2004). Micropolítica: Cartografías del deseo (M. Á. Ramos, Trans.). Ediciones Siglo XXI. (Trabajo original publicado en 1988)

2: Depetris Chauvin, I. 2019. Geografías afectivas. Desplazamientos, prácticas espaciales y formas de estar juntos en el cine de Argentina, Chile y Brasil (2002-2017). Pp. 1-22. Pittsburgh, Estados Unidos: Latin America Research Commons. DOI: https://10.25154/book3. Licencia: CC BY-NC 4.0

Publicado el 5 enero 2025