Registros sobre el cuerpo y las perturbaciones del alma
por Stefanía Acevedo
Exposición inaugural de Deli Gallery, Ciudad de México
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Es muy común hablar del cuerpo en tercera persona, decimos que el cuerpo se cansa, resiste, que es frágil o que duele. Lo enunciamos desde un supuesto interior que se separa del conocimiento del cuerpo, al mismo tiempo, cuando algo duele en el alma solemos sentir pinchazos o tensión en algún punto del cuerpo, pero no es tan evidente la relación con ese preciso lugar donde duele. En 1677, Spinoza ya enunciaba la falsa separación entre alma y cuerpo, nos decía: “el alma y el cuerpo son una sola y misma cosa […] y, por consiguiente, el orden de las acciones y pasiones de nuestro cuerpo se corresponde por naturaleza con el orden de las acciones y pasiones del alma.”*1 A partir de ahí, se ha vuelto fundamental localizar esos movimientos y afecciones que nos recuerdan que toda perturbación del alma tocará en sus secreciones, roces y rasguños al cuerpo.
Esa unión inseparable entre el tratamiento del cuerpo y del alma tiene lugar en la casa que eligió a Deli Gallery como su nueva guarida en Ciudad de México. Su interior presenta un continuum con las piezas que componen Hic Sunt Dracones, desde las paredes de la galería que muestran las capas de todas las casas-pieles que se han transformado, pasando por el diálogo del jardín con la escultura verde botella de Bayo Alvaro, hasta el cuadro que enmarca de forma externa a Encuentro indisoluble de Amia Yokoyama. Se entra a esta casa y se ven sus órganos a través de la obra de 11 artistas.
No es tan sencillo encontrar la separación / unión entre el registro del alma y del cuerpo, comúnmente se considera a una como interna y al otro como aquello extenso. No obstante, la piel es justo esa frontera que pone en cuestión la distinción y frontera entre una y otro. Esa confusión entre lo que podría estar adentro o rasgado y tatuado por encima tiene lugar en los cuadros de piel-silicón que presenta ASMA, poniendo en tensión junto con Carolina Fusilier las posibilidades del cuadro: por un lado, el marco que clava las capas de silicón, por el otro, la pintura que se acompaña de cuerpos extraños que se camuflan, ¿son parte de ella o la invaden?
Ahí una primera tensión que no se aligera, pero que se transforma en secreciones: eso que sale del cuerpo pero no termina de separarse de él. Como cuando sudan las manos por los nervios. Esos fluidos quedan delicadamente petrificados en las piezas de cerámica de Amia Yokoyama, a través de la sensualidad, en colores pastel, ancladas en el manga. También se observan en los gestos sobre la fragilidad que acompañan, no sin sus cadenas, las esculturas de Bayo Alvaro.
Bayo Alvaro, Consumed Ember Talisman, 2022 en "Hic Sunt Dracones", Deli Gallery Ciudad de México. Cortesía de la galería.
El fluido más temido, porque puede ser un buen o mal augurio, es la sangre, la cual aparece en tonos rojos-rosas que brotan de lxs cuerpxs bruja que plasma Nicole Chaput en tres pinturas que, mediante la repetición, hacen pe(n)sar en lo sensual: senos, nalgas, posibilidades de la entrepierna, dedos, tripas, menstruaciones. Sabemos, otra vez por Spinoza, que un cuerpo no puede sino estar compuesto de más cuerpos. En esa composición que vuelve a confundir la separación / unión se encuentran los órganos-orquídeas dibujados por Javier Barrios y el torso-caballo de Enzo Iwase.
Enzo Iwase Untitled (Horizon), 2023 en "Hic Sunt Dracones", Deli Gallery Ciudad de México. Cortesía de la galería.
Y qué es un cuerpo que no sueña, como nos dijo Miguel Ángel Solano Ortiz, director de Deli Gallery México y curador de la muestra: “los sueños también están albergados en el cuerpo”. Quizá por eso también duelen tanto los sueños: se quedan en el cuerpo y a veces no son agradables porque nos muestran que siempre todo puede ir peor.
Dos siglos después de Spinoza, Freud habría sostenido la misma correspondencia entre las afecciones del alma y el cuerpo, sólo que él se preguntaba por ciertos padecimientos del cuerpo en relación con el posible dolor del alma. Ahora sabemos que la imaginación, las fantasías y los sueños son los espacios más importantes para explorar una cartografía del alma y de sus perturbaciones. Así, el tratamiento psíquico (tratamiento del alma) no podría dejar de ir acompañado de las afecciones del cuerpo.
Carolina Fusilier Paisajes Sinérgicos 3, 6 y 1, 2022 en "Hic Sunt Dracones", Deli Gallery Ciudad de México. Cortesía de la galería.
Unos cuantos registros del sueño están presentes en Hic Sunt Dracones, empezando por el título mismo que insinúa la existencia de seres imaginarios que a veces pueden mostrarse en pesadillas, como en los escenarios apocalípticos de Fusilier; u ocultarse en espacios de baile y pasividad como en la pintura de Darby Milbrath; o dejar ver sólo su cabeza, la escultura de Diego Espaillat. Pero el sueño también da lugar a simbolismos nostálgicos como La vampira mexicana con cara de buitre de Astrid Terrazas que evoca el retorno a un origen que no se deja ubicar por ninguna coordenada. Incluso, con Yi To, podemos ver los sueños que, por el insomnio, no llegan y que esperamos desde la ruina-cueva de la cotidianidad mirando el celular.
Una última dificultad: no hablar de los sueños como algo separado de nosotrxs, si no componernos con ellos. Hacer sus registros y observar en qué preciso lugar del cuerpo-alma se albergan.
Hic Sunt Dracones puede visitarse hasta el 18 de marzo.