Primaria trunca: Jonathan Miralda Fuksman en guadalajara90210

Le escribí un mensaje directo a Jonathan Miralda Fuksman para agendar una cita y visitar su más reciente exposición Primaria trunca, que se presenta en guadalajara90210. Le propuse vernos a las 9 am pero me dijo que era muy temprano, que ha estado con insomnio y que prefería un horario más cercano al medio día. Movemos la cita un par de horas: “lo intentaremos”, acordamos. Miralda Fuksman, Sandra Sánchez y yo nos encontramos en la puerta de la exposición puntualmente 15 minutos tarde.

Durante la visita guiada nos platica sobre la idea de poner los ojos “en blanco” para experimentar el propio cuerpo de manera diferente. El blanco en los ojos es para quien nos mira hacerlo, mientras que uno está viendo el interior de su propio cuerpo, viendo ¿qué?, ¿las cuencas oculares?, ¿las ideas? Es casi como cerrar los ojos pero un poco más gimnástico. Invertir la mirada hacia adentro: un cuerpo plegándose sobre sí mismo. Imagino el insomnio como el movimiento inverso, como un pliegue involuntario hacia afuera, hacia la noche, con los ojos dilatados.

La idea de pliegue resuena en la conversación. Los personajes antropomórficos en la obra de Miralda comparten superficies que se entrelazan, como si el conflicto que los implica los uniera más que separarlos. “Como un origami”, dice Sandra. Una novedad de esta serie son los cantos de los bastidores sin imprimatura, lo que refuerza la idea de superficie en el cuadro, de superficie a plegar en el cuadro. Miralda nos comparte algunas reflexiones sobre su primera exposición individual titulada Cajas en El Clauselito, una sala en el Museo de la Ciudad de México. La exposición consistió en una instalación hecha con cajas de cartón cuyas tapas fueron sustituidas por papeles de china arrugados de colores, casi siempre cóncavos. Las arrugas del papel de china, su maleabilidad y sus colores intensos, conjuraron una suerte de dimensión intermedia: entre el plano de la tapa de cartón que sustituyeron y el fondo tridimensional del cubo que ocultaban. Este recurso reverbera en los colores intensos que cubren ciertas zonas de los cuadros de Primaria trunca, que funcionan como un ahuecamiento no figurativo del plano, una curvatura o un “arrugamiento” puramente pictórico.

El proceso artístico de Miralda se basa en gran medida en el dibujo. Trabaja a veces hasta por días en un mismo papel, trazando y borrando, usando reglas, escuadras, borrando aún más y redibujando una misma obra. A estos dibujos les llama “moldes” y a su traslado al bastidor le llama “vaciado”. Le mencionamos que nos llama la atención el uso de términos técnicos propios del trabajo escultórico, a lo que responde que su formación artística fue en gran medida en esta disciplina. Recuerda sus visitas, de niño, al taller de su padre, el escultor Enrique Miralda, quien le proveía de materiales para crear. También nos platica sobre cierta resistencia que le produce comenzar a dibujar: el “miedo a la hoja en blanco”, y cómo ha aprendido a vencerlo imaginando que él es quien entra al espacio vacío, ¿tal vez como entrando a una caja? De ahí la preeminencia de los zapatos en muchas de sus obras; su función es similar a la de la metáfora de los ojos en blanco, que utiliza para dibujar, para imaginar al cuerpo en contorsiones imposibles, para hacerlo entrar en la hoja más como sensación que como imagen. Por esto es que, señala, sus personajes no tienen rostro, pues no tienen manera de mirar su imagen mientras se miran a sí mismos desde dentro.

Dado que su proceso de trabajo está vinculado a un conocimiento íntimo de su propio cuerpo, le pregunté sobre su relación con la danza y el teatro. Cuenta que de muy niño quería ser bailarín, le impresionaban mucho obras contemporáneas que veía en la televisión, recuerda en particular las de Rudolf Nuréyev. Más tarde descubrió a Charles Chaplin y a Buster Keaton. Quedó fascinado por la manera en que estos actores utilizaban su cuerpo en situaciones más cotidianas, menos abstractas que en la danza. De ahí también la predilección por construir situaciones en las que el límite entre lo cómico y lo trágico está imbricado: el momento del encuentro en el que las fuerzas actúan con mayor potencia y el desenlace es imprevisible. “Encuentros fuera de cuadro”, llama a estas tensiones, distintas a la disposición de los cuerpos en pose.

Al pasar la segunda sala me sorprende una pared pintada de color rosa. Me pregunto si no será una treta de Primaria trunca para hacernos entrar involuntariamente a uno de sus cuadros, para hacernos notar que todo encuentro es un nudo, un origami de intercambios con sus arrugas y sus pliegues, con sus horas imprecisas y sus negociaciones.

Primaria trunca puede visitarse previa cita hasta el 4 de septiembre en guadalajara90210, en la calle Constitución 42, colonia Escandón.

— Eric Valencia