Mina Squalli-Houssaïni en Lodos: i’m sorry for bugging you but
por Verana Codina
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Tras dos exposiciones colectivas, Mina Squalli-Houssaïni presenta su primer show individual en la galería Lodos. Con tan sólo tres visitas, la artista suiza se aventuró a producir localmente la totalidad de la obra de la exposición. Esta decisión, aunque parece arriesgada para una turista que no conoce las andadas de esta ciudad, terminó por beneficiarse de la extensísima oferta de la que disponen los mercados y las calles especializadas en materiales del Centro Histórico.
Con apoyo de costureros, herreros y electricistas, Mina produjo un total de ocho objetos, entre ellos, tres carteles con luminaria en distintas formas: flor, corazón y diamante, así como cinco figuras de mantis religiosas en brillantes tonalidades rellenas de papel maché. Los letreros adosados a los muros del espacio iluminan desde arriba a los bichos que parecen conversar en conjuntos: dos de ellos en pareja y una tercera suelta.
En su obra, Mina logra balancear sus preocupaciones interiores con el exterior. Aun cuando piensa en términos de resistencia, procedencia, herencia y memoria, las reflexiones son universales: en su obra lo personal es político. Esta correspondencia muchas veces aparece en la relación entre lo conceptual y la solución material con la que resuelve sus cuestionamientos. En i’m sorry for bugging you but, la artista toma lo artesanal para hablar de lo hipercapital.
Actividades como patronar, coser, rellenar e incluso forjar metal pertenecen al reino de lo doméstico, de lo manual, donde el tiempo se vuelve diegético y el cuidado al detalle prevalece. Sin embargo, en las obras existe también cierta contemporaneidad visual que las ubica como parte de un afuera veloz, acelerado y desbordado, donde las esferas de lo artesanal y lo industrial –alguna vez separadas– se superponen.
Vista de la exposición de Mina Squalli-Houssaïni, I’m sorry for bugging you but. Foto: Ramiro Chaves, Cortesía de la artista y Lodos, Ciudad de México.
A través de materialidades que en apariencia no son agresivas –no violentan ni dominan– se estimula y desvía a los sentidos, como en la sensualidad de las telas asociadas a la lencería, ya sea seda o encaje, y en la elección de signos infantiles. Sin embargo, permanece la premisa que cuestiona al consumismo, a los roles de género y al intercambio de bienes materiales e inmateriales.
Mina subvierte narrativas al elegir producir manualmente objetos que hoy suelen fabricarse de manera industrial y que además responden a dinámicas que nos hacen poner en duda el valor que hemos depositado en su conceptualización. La artista hace un comentario acerca de los alcances del amor romántico, la capitalización de los afectos y su significación.
En sus carteles, la reducción de una idea a un signo, que se abstrajo hasta su mínima figuración, lo suficiente para que aún sea reconocible, es el principio básico del diseño gráfico aplicado a la creación de un logotipo mercantil. La flor –que aquí podría especificarse como un tulipán, aunque ese grado de clasificación no interese–, el corazón –o lo que entendemos por ello– y el diamante forman parte del universo de imágenes relacionadas con el romance y el deseo, utilizadas y reproducidas exhaustivamente como fórmula de persuasión. Estos íconos no requieren de texto escrito para publicitar su producto, sin embargo, cada cartel lleva por título una frase –“thank you for (synthetic), forgive me for (B&W), longing for (bland)”– que funciona casi como slogan encontrado dentro de una tarjeta de regalo. En contraposición a la universalidad de la función en este tipo de mensajes, Mina subvierte el sentido y lo llena de lirismo. Se vuelven persuasivos de lo íntimo.
Vista de la exposición de Mina Squalli-Houssaïni, I’m sorry for bugging you but. Foto: Ramiro Chaves, Cortesía de la artista y Lodos, Ciudad de México.
La clientela se pasea apantallada por el deslumbre de sus propios deseos, provocados y devueltos por estos afiches. Al enfrentar los insectos ligeramente antropomorfos –y en pareja– con este tipo de consumo sugestivo, la artista refuerza la existencia de ciertas dinámicas estereotipadas de las relaciones normativas, donde incluso la escandalosa naturaleza caníbal de las mantis sirve para trazar un paralelismo de la ‘apasionada devoción’ en el ‘amor’.
i’m sorry for bugging you but, no sólo debe entenderse como un juego de palabras en relación a los bichos, sino como una postura de resistencia para retomar el control de una narrativa por medio de la ironía. Disculpa que te moleste pero aunque te moleste, voy a decirte si algo me está incomodando.