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Los pigmentos de la pantalla: Leo Marz en Pequod Co.

Reseña

Los pigmentos de la pantalla: Leo Marz en Pequod Co.

por Sandra Sánchez

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Tiempo de lectura

4 min

Un par de manos se hunde en una retícula blanda e inestable que cae como cascada hacia un espacio inaccesible para nuestra mirada. Las líneas ortogonales no están ahí para cumplir con la función —inaugurada en el Renacimiento— de conducir nuestros ojos a un único punto de fuga; más bien, las sucesiones de puntos y contornos se sitúan sobre una superficie difuminada de arriba a abajo, del azul al amarillo y, finalmente, al rosa. El espacio que sostiene a la acción abandona cualquier posibilidad de localización concreta a favor de un fondo reducido a vibraciones de color. La pintura lleva por título Aparezco como un me gusta (2020) y forma parte de El último bufé, exposición de Leo Marz en Pequod Co.

Leo Marz, Aparezco como un me gusta. Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.
Leo Marz, Aparezco como un me gusta. Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.

Si bien la pintura presenta una y otra vez espacios híbridos que no siempre corresponden a la realidad*1 (por el contrario, la modifican y la actualizan), podemos ubicar el trabajo de Marz bajo la sombra de un referente digital; específicamente, y en sus palabras, en relación con las superficies de Tumblr y sus variaciones antes de cargar una imagen.

En medio de la conversación, y en la misma línea, aparece el recuerdo de rostros iluminados en la noche sólo por la luz de una tableta: ¿cómo ha cambiado la tecnología la iluminación de nuestros cuerpos?, ¿la luz de la razón se guarda ahora en memorias externas?

En los otros cuadros el color tampoco funciona como fondo, sino como superficie que alumbra a la figuras apenas dibujadas, a las siluetas que habitan fragmentariamente los lienzos. Entonces, las composiciones comparten algo del espacio divino, inconmensurable y dorado del arte bizantino.

Leo Marz, El internet mata la escapada. Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.
Leo Marz, El internet mata la escapada. Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.

El internet mata la escapada (2020) muestra bloques apilados de color divididos por líneas que en su grosor evidencian el fondo rojo óxido, el cual también está presente detrás de cada uno de los colores del lienzo. Las líneas no sólo separan los bloques, asimismo trazan siluetas de fragmentos de cuerpos que miran una pantalla o que dejan ver parte de sí a través de un rectángulo que insinúa una ventana. Estamos ante impresiones en las que la luz del sol pierde su relevancia ante la luz azul que emana de los dispositivos técnicos contemporáneos: ojos fatigados más que deslumbrados.

Es así que los espacios construidos mediante el color abandonan cualquier pretensión sentimentalista o espiritual a favor de la reflexión material sobre su uso online. Las composiciones señalan en colores pigmento los efectos de los colores luz sobre nuestro imaginario: parece que el tiempo pierde sus intervalos, sus minutos, ante el espacio-pantalla y su flujo inmenso, siempre actualizado, en el scroll, el glitch y el hipervínculo.

Las reflexiones sobre el color y la iluminación digital no son nuevas en el trabajo de Marz, aparecen en series anteriores como #cc, Monolito y Las batallas del display. Sin embargo, en aquellas ocasiones su importancia era secundaria frente a las formas, mientras que aquí son el hilo conductor de la exposición entera.

Leo Marz, La superficie como umbral (detalle). Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.
Leo Marz, La superficie como umbral (detalle). Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.

En un recorrido paradójico, lo primero que vemos es lo último ante lo que nos encontramos frente a frente. La complicidad entre el espacio y los contornos mínimos se vuelve tridimensional en La superficie como umbral (2020), cuyo fondo oscuro sostiene al centro un lienzo con un manto estelar. Fuera del plano y a unos cuantos pasos nos encontramos con una escultura blanca y ligera de techo a piso (que reverbera cerca del trabajo de Fred Sandback*2) conformada apenas por una línea que dibuja en el centro a dos grupos de cuatro dedos: los pulgares desaparecen del mismo modo que sobre un teclado.

Leo Marz, Sígueme en silencio. Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.
Leo Marz, Sígueme en silencio. Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.

Leo Marz, Sígueme en silencio, Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.
Leo Marz, Sígueme en silencio, Foto por Sergio López. Cortesía de Pequod Co.

Al entrar a la galería, el primer vistazo al horizonte genera un trampantojo, pues de frente y a lo lejos las manos reducen su distancia ante la superficie, dando la impresión de unidad con el fondo; sin embargo, al finalizar el recorrido y acercarnos, nos damos cuenta de que la pieza más bien es un escenario que nos invita a transitar entre la oscuridad del cielo iluminado por puntos claros y la línea vertical: ¿quién está del otro lado para asegurarnos que nuestros contornos no se han derretido?

La exposición se podrá visitar hasta el 7 de noviembre. Agenda tu cita aquí.

*1 Para un análisis de los cambios espaciales en pintura desde de la Antigüedad al mundo moderno revisar La perspectiva como forma simbólica de Erwin Panofsky.

*2 Fred Sandback (Nueva York, 1943-2003) fue un escultor minimalista que redujo la materia a hilos de colores para hacer piezas que lo mismo transforman el espacio que muestran las siluetas de formas simples. Algunas de ellas cortan los recintos de exhibición a partir de una o varias líneas verticales. Para más información: https://www.fredsandbackarchive.org/

Publicado el 31 octubre 2020