Las montañas a tus pies: Ramiro Chaves y Ulrik López en Siembra
por Mariel Vela
Presentados por Galería Agustina Ferreyra en Kurimanzutto
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Ante el tedio de encontrarnos demasiado humanas, aún existe el placer de poder imaginarse como otra cosa. Una voz animal [...] Ladrar, desear nadar y hacer nada.*1 Echarse sobre la duela que ha calentado el sol. Rumiar una casa. Pensarse con los perros y las flores. Ser la parte blanda de la montaña.
La tercera siembra de la galería Agustina Ferreyra en kurimanzutto consiste en una reunión de paisajes representados en las fotografías de Ramiro Chaves y en los autorretratos de adobe esculpidos por Ulrik López. El ensamblaje de distintos seres y objetos obligan a repensar el espacio doméstico y el propio cuerpo como un territorio a veces extraño. Las plantas, la paja, la tierra, la camisa manchada y el pan dulce se vuelven, así como las irrupciones de la naturaleza en lo cotidiano, algo que nos mira de vuelta y nos incita a rehacernos a imagen y semejanza suya.
Las fotografías del cuerpo de obra titulado NARDAR A SO se encuentran impresas sobre un papel aterciopelado. Son como ventanas al interior de casas ajenas y a sus patios. Vemos el reverso de un girasol (esconde la negrura de su centro), un destello a través del cristal, la crema pastelera del pan dulce y un limón sobre el cual camina un caracol desorientado. Es como si el fantasma del amarillo rodeara el espacio. Los animales parecen haber sido interrumpidos en un momento de transfiguración: la araña murió sobre un tallo, el perro descansa mientras se le aparecen unas sombras en el pelaje y una oruga negra avanza entre manchas moradas.
Galería Agustina Ferreyra, Ulrik López. Kurimanzutto, Ciudad de México, 2021. Foto: Onda MX
Hay un desconocimiento que surge cuando uno se mira detenidamente. El cuerpo y el rostro trazan una geografía en las piezas tituladas: El Día y La Noche y Las Montañas lloran cada 15 años,así es como nacen sus ríos. Las esculturas evocan una temporalidad más allá de la humana; los autorretratos de Ulrik López se inscriben dentro de una larga genealogía de hombres deseando ser montaña.
[...] Hoy, después de millones de años, la montaña está fuera del tiempo, y no sabe cómo es nuestra vida ni cómo acaba. [...] [...] Allí está, hermosa e inocente entre la neblina, y yo entro en su perfecta indiferencia y me ovillo entregado a la idea de ser de otra sustancia [...]*2
Mirar, sí, pero con ojos que lloran ríos o quizás con un par de ojos caninos. A lado de la puerta, que marca la salida de la exposición, se encuentra la fotografía Pizarra y Limón (2020) de Ramiro Chaves. Un rayo amarillo se cuela entre la noche. Sin embargo, yo me quedo con el caracol que avanza con su baba sobre el limón. Los caracoles son casi ciegos, por eso es que ven con el envés de su piel de molusco.