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James Turrell: Pasajes de luz en el Museo Jumex

Ensayo

James Turrell: Pasajes de luz en el Museo Jumex

por Regina Díaz

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Tiempo de lectura

4 min

Dos pisos, se sube sólo por elevador y se entra en grupos de cinco. Sentados, sin zapatos, en silencio, esperamos en la antesala de una puesta en escena inesperada, un escenario en blanco pintado con luz al cual los actores, tú y yo, esperamos entrar.

Nos toca, seguimos cabalmente las indicaciones del director: el encargado de seguridad. Un personaje cuyo rol habitual es pasar desapercibido, que pretende no mirar cuando mira, que es encasillado a esquinas y que suele caminar suavemente a tu lado evitando - fallidamente - influir en tu experiencia. En esta pieza, el encargado asume plenamente su presencia y se transforma, sin querer, en director de orquesta. Desde la cima de las escaleras negras, sobre un altar, nos da instrucciones para entrar en la pintura Amesha Spentas, de la serie Ganzfeld.

Subimos, avanzamos, antes de topar con pared nos detenemos y miramos de frente al blanco que nos envuelve. Aquí presenciamos la filtración del tiempo, aquí ver consiste en dejar pasar los minutos, sin prisa. Percatarnos de nuestra agencia es un acto tan aturdido por el cotidiano que lo olvidamos constantemente, pero en este cubo iluminado - dónde la única indicación es observar y esperar - nos logramos presenciar en la alteridad de la luz.

James Turrell, Apani de la serie Ganzfeld, 2011. © James Turrell. Foto: Florian Holzherr
James Turrell, Apani de la serie Ganzfeld, 2011. © James Turrell. Foto: Florian Holzherr

Diario regulamos nuestra postura: forma de caminar, tono de voz, palabras y registros. Sentimos y reaccionamos; creamos pautas y referentes desde y a pesar del otro. La pintura a la que tú y yo entramos previamente no es libre de formatos, aquellos a quienes vimos, mientras esperábamos, dentro de la pantalla - el escenario - nos indicaron cómo respirar, guiar la mirada y mover nuestros cuerpos.

Con la luz, Turrell altera las estructuras que nos rodean, tanto las físicas tangibles - arquitecturas de la naturaleza o aquéllas construidas por nosotros - como las internas e intocables. El lienzo en blanco nos obliga a olvidar, a esforzarnos detenidamente y a darnos tiempo. La materia prima con la que Turrell juega es nosotros y nuestra mirada: infringe la forma en que vemos para causar un desequilibrio visual. Dentro de la pieza, nos cuestionamos la profundidad de las paredes e imaginamos posibilidades de atravesar muros. Decidí cerrar y abrir los ojos, tambalearme de un lado a otro para explorar la incertidumbre de la materialidad que me rodeaba. El desequilibrio lo encontré, así, en seco, entre los contrastes de las luces y los espacios: sola/con ellos, real/imaginario, oscuro/blanco, vacío/cuerpo, visible/invisile, legible/ilegible.

Y en eso ví todos los colores que ya había visto en parpadeos que no eran míos.

Nuestros cuerpos también contrastan, en formas, tamaños, ritmos, capacidades y vulnerabilidades. El cuerpo – su edad, movilidad, dimensión - es pieza activa en la construcción de nuestra percepción. Una mujer mayor avanza, en camino a la sala donde se encuentra Caper, Salmon White (2000), una pieza de la serie Wedgeworks. Siento que entra en la oscuridad por la incertidumbre de sus pasos. Me percato, ahí, junto a ella, de que Turrell probablemente confía en la existencia de una mirada compartida. Apuesta al hecho de que tú y yo, a pesar de ser lo que somos, veremos un cubo o una esfera, confía en que nos han educado a entender lo mismo, para tal vez más adelante retarlo.

La mujer pidió ayuda para caminar en la oscuridad. Me reconforta y asusta saber que pudimos haber visto tanto y que, aún así, hayamos visto lo mismo; abrazo el hecho de que lo que conforma nuestra capacidad física de ver no contiene a nuestra mirada. Los pasajes de luz son prótesis para ver(nos): exploramos cómo nuestros cargas materiales o afectivas nos dejan o no ver y por qué vemos lo que vemos. Por momentos, nos atrevemos a cuestionarnos en la incertidumbre de lo que nos envuelve; así retamos a aquéllos que nos enseñaron a ver y explotamos la versátil rebeldía de la mirada.

Gathas de la serie Curved Elliptical Glass, 2019. Museo Jumex, 2019. © James Turrell. Foto: Florian Holzherr
Gathas de la serie Curved Elliptical Glass, 2019. Museo Jumex, 2019. © James Turrell. Foto: Florian Holzherr

Lo que veo cambia constantemente
Con cada parpadeo, inclinación
La cabeza arriba, la cabeza abajo
Es un baile
Pedregoso.

En esta ciudad, atiborrada de estructuras, pasamos mucho de largo con el fin de sobrevivir. Sufrimos de una condición de vista cansada, los cuadros de imágenes a nuestro alrededor duran sólo segundos y vemos brochazos sin poder saborear tranquilamente la pintura. Durante el regreso de más de hora y media a casa presté atención a la oscuridad de la luz y, por segundos, observé lo que la luz no cegaba.

Vista de instalación, James Turrell: Pasajes de luz. Museo Jumex, 2019. © James Turrell. Foto: Florian Holzherr
Vista de instalación, James Turrell: Pasajes de luz. Museo Jumex, 2019. © James Turrell. Foto: Florian Holzherr

La exposición permancerá abierta hasta el 29 de marzo 2020.
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Publicado el 1 enero 2020