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Fruto sagrado, flor profana: Kora Moya Rojo en Daniela Elbahara

Reseña

Fruto sagrado, flor profana: Kora Moya Rojo en Daniela Elbahara

por Fernanda Ballesteros

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Tiempo de lectura

4 min

…el cuerpo siendo, en sosegada calma,
un cadáver con alma,
muerto a la vida y a la muerte vivo…

Primero Sueño, Sor Juana Inés de la Cruz

Sin preguntarte, te envolvieron en ropajes níveos y te empaparon de agua bendita, tu cabeza grande y tu cuerpo abultado. Lloraste, pues el llanto, la risa y las muecas eran tu único idioma. Te dibujaron la cruz entre tu frente, tus hombros y tu boca hasta que aprendiste a juntar el pulgar y el índice para formar tú solita la cruz y besarla. Con tus dos manos tomabas las flores blancas que te daban los adultos para atravesar el pasillo. Flores tan grandes que sobrepasaban tu cabellera peinada con gel, la tuya y la de tus compañeras. Ustedes en vestido, calcetas y zapatos boleados, caminaban en fila hasta el altar a tu Madre, la Virgen. Perfume, cantos, vitrales, amor, paz, esperanza: mezcla que aportó, en tu corazón verde de niña, la sensación de un hogar ilimitado, de un destino en familia, de una protección eterna.

Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’, Daniela Elbahara. Foto: Mariana Lagunes
Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’, Daniela Elbahara. Foto: Mariana Lagunes

¿Cómo divorciar el alma del río donde bebió y nadó desde el descubrimiento de su cuerpo? ¿Cuál es el vacío que queda al separarse de una religión? ¿Cómo seguir unida a esa comunidad sin seguir las normas? ¿Cómo construir las normas propias? ¿Qué se requiere para que un rito sea realmente un rito? ¿Para qué lo necesitas? ¿Cómo nutres ahora la masa transparente que te habita y que te une, según tú, al infinito, al cosmos o a las profundidades movedizas que respiran en el ciclo de la vida y la muerte?

Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’. Cortesía de Daniela Elbahara. Foto: Rolk
Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’. Cortesía de Daniela Elbahara. Foto: Rolk

Kora Moya Rojo indaga en estas cuestiones a través de sus propias ofrendas: frutas agigantadas, flores como alas, colores que palpitan como pupilas de fuego, inciensos empotrados en pieles comestibles o en la tierra. Son óleos grandes que sobrepasan la cabellera roja y trenzada de Kora. O muy grandes o muy pequeños. Kora también explora la intimidad que brinda lo pequeño, el detalle y la magia del amuleto en seis altares que recuerdan los que encontramos escondidos en huecos de troncos de árboles en la Ciudad de México. Cada uno de los altares está embalado en flores teotihuacanas, las de cuatro pétalos, como las del manto de la Guadalupe. Hay más vestigios de la Virgen, en el cacao y su forma ovalada; lo ovalado se repite en la idea del portal. Kora pinta ofrendas frente a espejos: pórticos para espíritus y sus viajes.

Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’, Daniela Elbahara. Foto: Mariana Lagunes
Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’, Daniela Elbahara. Foto: Mariana Lagunes

La llama de la vela flota, poderosa sólo en las penumbras. Los fondos de Kora son oscuros, místicos. El silencio pictórico lo utiliza para dejar fluir almas vivas en frutas y flores, en hojas que se retuercen o que habitan espacios que aluden a los de Luis Barragán, con el uso de tonalidades, contracción, dilatación y sombras para adquirir una continuidad, un tejido entre el exterior y el interior, entre la naturaleza y el hogar.

Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’. Cortesía de Daniela Elbahara. Foto: Rolk
Vista de la exposición de Kora Moya Rojo, ‘Ofrenda’. Cortesía de Daniela Elbahara. Foto: Rolk

¿Cuál es la frontera entre lo sagrado y lo profano? Émile Durkheim (1858-1917) dice que lo sagrado es todo enfrentamiento a poderes espirituales desde una relación afectiva intensa que conlleva a una pérdida de control de sí mismo; un estado donde la comprensión ya no importa, donde alguna fe te toma de los pies para voltearte de cabeza y revelarte una nueva perspectiva de la realidad desde los campos transparentes de lo místico. Lo sagrado, dice, está en el origen de la formación de todos los ideales, y estos pueden estar o no dentro de religiones.

Kora Moya Rojo encontró su río bendito en la naturaleza mexicana. Tunas, papayas, cempasúchiles, mameyes, híbridos: mezcla que aporta, en su corazón español, la sensación de un hogar ilimitado, de un destino en familia, de una protección eterna.

Fernanda Ballesteros

Publicado el 30 mayo 2024