Entrevista de escultor a escultor: Armando Rosales
por Pablo de Laborde Lascaris
Un tambor suena porque está vacío
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La entrevista publicada aquí pertenece a Studio Block M74, espacio independiente dedicado a la escultura ubicado en la colonia Guerrero, Cuidad de México. Fue realizada por su director, el escultor Pablo de Laborde Lascaris.
Armando y yo nos conocimos en el 2018, Studio Block abriendo sus puertas por primera vez decidimos hacer un "Soft Opening" del espacio. Quería encontrar artistas que tuvieran una verdadera sensibilidad hacia la escultura o la materialidad. Armando fue de los primeros artistas con los que escogí dialogar, nos encontramos vía Instagram, y nos organizamos para que fuera a ver su taller.
PLL: Armando, no sé bien como explicarlo, pero de lo poco que te conozco pienso que tienes un componente bastante ermitaño. Me imagino que la contingencia de COVID-19 no te ha de afectar mucho, pero podría equivocarme. ¿Me equivoco? ¿Sigues trabajando en tu casa?
AR: (Risas) Lo del ermitaño siempre ha sido parte mi, digamos que es una muy buena herramienta pero no sirve para todo, aparecer efectivamente es algo que me gusta ejercitar. La contingencia me ha ayudado a revisar algunas de esas conexiones primarias con la obra, pero no sin fluctuar por otro lado entre momentos menos claros, entre dilemas sobre salir o no, noticias, pagos y demás cosas de la vida normal. Trabajar desde la casa siendo efectivo para muchas cosas: investigar, andar pensando, hacer obras de escala menor y pruebas. Desde esos procesos otras piezas con mayores necesidades se producen donde van a ser exhibidas o en espacios menos domésticos.
PLL: Una de las cosas que más me marcó y que espero se mantenga dentro de tus calidades es el hecho que no estudiaste Bellas Artes, si no un curso más alternativo en SOMA que me imagino fue muy importante para ti. Pienso esto te ayuda a ver tu obra de una manera más cruda, más autentica, más tuya. ¿Sigues trabajando lo que aprendiste en SOMA o piensas que si te gustaría estudiar más? ¿Crees que hace falta? ¿Qué calidades te dejó SOMA que no hubieras podido encontrar en otro lugar?
AR: Comencé a hacer arte muy joven después de comenzar a tocar batería, se me hizo natural encontrar un camino sin escuela, aunque estudié diseño gráfico y una pizca de arquitectura, ambas carreras influenciaron bastante mi manera de hacer ciertas cosas. Después de varios años produciendo y gestionando en Venezuela vine a México directo a SOMA. De lo que más valoro del programa fue compartir con los otros participantes y tutores. La oportunidad de dialogar sobre mi trabajo con muchísimas personas con puntos de vista muy diferentes, eso es invaluable, es un proceso intenso al que si le sumas todos los cambios que implica la migración puede ser una receta para el desastre o algo fortalecedor. No había tenido la oportunidad de ser parte de algo así. Creo que siempre estoy estudiando, aunque puede ser que esos estudios sean más formales eventualmente, ya veremos. Idealmente más espacio, tiempo y recursos caerían bien. Hay proyectos que requieren más. Sigo trabajando procesos que comencé en SOMA. De alguna manera pensar en otros tiempos de trabajo y del desarrollo de una visión más allá de lo urgente creo que ha sido una de las grandes lecciones. Creo que son procesos muy personales, yo lo tome así, pero hay gente a la que no le sirve y es válido.
Armando Rosales tocando antes de venir a México, 2015. Cortesía del artista
PLL: ¿Me podrías platicar un poco sobre tu proceso?
AR: Creo que es muy heterogéneo. No es lineal aunque a veces pretende serlo. He aprendido a fusionar cierta impulsividad intuitiva con procesos que son más complicados y lentos en los que hay que pensar la mayoría de las maneras e intenciones antes de hacerlos. Trato de mantener una cierta fluidez con las maneras de producir, moviendo las variables, entre instinto, funcionalidad, contexto, y lo disponible. De alguna manera tiene que ver con recolectar y reconfigurar, a veces algunas cosas hacen sentido, a otras se les impone, y otras no.
PLL: Tu trabajo lleva una cierta franqueza refrescante al igual que tu carácter. ¿Qué te llevo a trabajar así?
AR: Aprecio mucho este comentario. La experiencia consciente tiende a ser muy limitada, las maneras de ver y experimentar suelen estar demasiado apalabradas por muchísimos factores que no voy a enumerar. Aspirar a apelar a otros mecanismos siempre me interesó, creo que es algo que me calma (y tienen que ver con como trabajo) es que hay mucha libertad en un malentendido (risas).
PLL: Llevas ya mucho tiempo trabajando en México, me imagino que tu futuro ya lo ves aquí, ¿pero me gustaría saber en tu opinión tu trabajo lo consideras venezolano? ¿Es decir, hay alguna calidad que en tu opinión es algún fragmento de tu país natal? ¿O consideras tu obra como independiente a tu nacionalidad?
AR: A principios de 2020 cumplí 5 años aquí. Si bien hay alguno que otro vestigio formal de alguna limpieza con lo moderno geométrico de allá, la apuesta es lo contrario, todo viene envenenado, con respecto a ciertos temas políticos y relativos al poder las relaciones son complejas y digamos más estructurales. Mi subjetividad efectivamente está atravesada como Venezolano, pero nunca me interesaron las referencias tan literales o panfletarias, me interesa desarmar los hechos y trabajar con lo que queda. No considero que mi obra sea independiente de mi condición nacional (aguas profundas), pero tampoco creo que la de nadie lo sea.
PLL: Mucha de tu obra es basada sobre los restos, con claro respeto al Arte Povera o al arte “nómada” Mexicano como Gabriel Orozco, y Francis Alÿs. ¿Claramente estos artistas forman un rol importe con la mayoría de nuestra generación artística, pero que calidades buscas tu dentro de lo que muchos consideran basura, ready-made o la apropiación de lo cotidiano?
AR: Los restos tienen mucho peso, de alguna manera siempre refieren a algo que no está, y al descontrol, aunque no diría que mi obra tiene que ver mucho con los restos si hay algo constante con lo que no me pertenece. Mucho tiene que ver con entender el trabajo como una voluntad, y se puede realizar con lo que tenga disponible sea poco, mucho o más o menos.
PLL: Pienso que la basura nos lleva rápidamente al juego, una manera muy natural de comportarse con los desperdicios de los demás. Para mí tienen un valor, una patina o trazo de su previo dueño o propósito que es único. ¿Cómo lo ves tú? ¿Hay algo en tener que producir obra solo con lo que tienes enfrente?
AR: Definitivamente hay cosas en los restos que no tengo idea de cómo reproducir, es un entrenamiento del ojo y a veces como detective, también es una forma de encontrarse afuera. He pasado por temporadas intensa de acumulación pero desde que estoy aquí soy más selectivo, tiro cosas de vez en cuando (risas). Desde hace tiempo estoy viendo al resto más allá de lo material, he estado trabajando con proyectos más complejos, digamos con vestigios más cargados, y operaciones con mayores implicaciones.
Estudio de Armando Rosales, Ciudad de México, 2020. Cortesía del artista
PLL: Yo me pongo a barrer mi taller si siento la falta de inspiración, siento que me relaja y me hace pensar de manera más natural con menos presión sobre “la gran idea”. ¿La batería para ti es algo que te relaja o busca más bien tener presencia en tu obra? Si recuerdo bien, ocupa una posición central dentro de tu taller.
AR: La batería para mí fue algo iniciático, a partir de ahí se desbloquearon muchas sensibilidades. Tocar siempre es tener acceso con esa conexión primaria, también lo veo como algo que no está tan cercano al lenguaje, me alivia de la palabra. La batería ha sido parte de varias piezas, pocas pero significativas. Uno de los pendientes de este año es una segunda entrega de una acción que se convirtió en mi primer disco Imaginary Duets (cassette), es una expo que implica un performance y varios otros soportes, digamos una celebración del hecho de haber crecido entre disciplinas. Un tambor suena porque está vacío.
PLL: ¿Debido a la fidelidad a la materialidad te consideras artista plástico o escultor? ¿Cómo definirías tu a un escultor el día de hoy?
AR: Esa pregunta pega en un lugar importante, si bien ha sido un proceso bastante intuitivo en el que ido explorando varias cosas, la mayoría de mi trabajo en los últimos años ha conseguido soluciones en lo escultórico. Me inquietan esos limites, de alguna manera la incomodidad juega un rol importante en como hago las cosas, la escultura es complicada pero gozosa, como todo creo que tiene doble filo. Alguien que esculpe hoy en día es aquel que no puede evitar verterse a través de la materia y el espacio.
PLL: Nos encanto trabajar contigo en Studio Block M74, nos encantaría volver a colaborar sobre algo. ¿Te quedaste con algunas ideas desde tu última visita?
AR: Desde la primera vez que lo visite me quede pensando en el espacio que tienen y en como se organizan, la primera colaboración fue muy discreta, quede con las ganas de trabajar algún proyecto a otra escala. He visto que los espacios de exhibición de M74 ahora lidian con mayores escalas, eso me interesa. Entre los espacios independientes de la ciudad sigue haciendo falta algo más neutro. En definitiva, tengo un par de proyectos más jodidos que estaría bueno que conversáramos (risas).
PLL: Studio Block M74 sigue determinado en abrir sus puertas a más diálogo entre artistas particularmente escultores. Buscamos apoyar a los artistas técnicamente a través de algún intercambio de conocimiento, nuestra biblioteca o nuestros espacios de creación. ¿En términos de producción que crees tú que hace falta en tu carrera? ¿Es algo en el que te podríamos apoyar?
AR: Aunque crecí construyendo cosas, todo fue desde la necesidad de hacer, más no desde una educación para hacer. Saber uno que otro tecnicismo ahorra contratiempos, no sé cómo he llegado hasta aquí sabiendo tan poco (risas). Compartir es primordial. Cuando se aprende algo siempre es un choque raro entre lo que es y lo que traes. Una falta recurrente es el espacio no solo físico y el tiempo extra sino también espacio para las equivocaciones. Errar es un lujo. Seguro tienen mucho que me podría ser útil, esperemos poder acercarnos otra vez y poder trabajar en algo.
PLL: ¿Sobre qué estás trabajando al momento?
AR: Creo que, como muchos, tenemos más bien algunas fechas pospuestas, hay varios compromisos sí. Prefiero decir poco, con el tiempo he estado aprendiendo a no gozar de lo que no he hecho, ya veremos que termina pasando. Tengo varias cosas en pre-producción aparte de andar en el estudio (atormentando a mis vecinos) haciendo obras manejables y aprovechando lo que tengo acumulado aquí. Creo que en estos momentos recortar el camino y trabajar mas íntimamente es importante para no dejarse abrumar por todo lo que no esta bajo nuestro control.
PLL: ¿Qué cambios ves en tu práctica en los próximos 5 años?
AR: El cambio es seguro, me interesa perder algunos limites y suena contradictorio, pero también me interesa poder aprender a enfocarme profundamente. La realidad como vemos es mucho más frágil de lo que parece, ahora no me atrevo a predecir, los últimos 5 años han sido difíciles de clasificar, es un buen tiempo para reconsiderar. No nos queda mucho más que cuestionar nuestras certezas sin que esto nos haga dejar de hacer.